Dimitris Tiliakos me parece un Macbeth digno sin más: canta con muy buen gusto pero se queda corto tanto en lo vocal -sobre todo por abajo- como en lo psicológico. Violeta Urmana me hubiera sorprendido de no ser porque le escuché el papel en Sevilla allá por 2004 (con Carlos Álvarez y el horroroso director enchufado por el barítono malagueño, Daniel Lipton). No hay mucha novedad con respecto a entonces: sin alcanzar las cumbres expresivas de Callas y Verret, la cantante lituana -instrumento de primera magnitud, técnica soberbia- compone una Lady Macbeth de asombrosa perfección, sin apenas desigualdades y siempre poderosísima, amén de por completo ajena a cualquier tipo de exceso o truculencia. Ferrucio Furlanetto está tan gastado que a veces resulta desagradable escucharle, aunque sí posee esa nobleza en el canto y esa línea verdiana de las que carece el protagonista. El tenor Stefano Secco hace un más que correcto Macduff, pero hubiera convencido más sin gimoteos en su aria.
Lo que no me ha gustado es la propuesta escénica de Dmitri Tcherniakov. Esta es la tercera producción que le veo al moscovita. Me interesó la de El jugador: la dramaturgia Prokofiev encaja bien con las maneras de hacer de este señor. En Eugenio Oneguin (enlace) me convenció muy poco. Lo de Macbeth es aun peor, pero no porque la acción se traslade al siglo XX, las brujas sean paseantes o la Lady no pase de ser una marujona, sino porque existe una fragrante contradicción entre lo que se escucha, un universo sonoro romántico, desatado y marcadamente gótico, y lo que se ve, un melodrama burgués aburrido y trivial, por muy bien resuelto que esté -admirable la dirección de actores- y por muy atractivas ideas teatrales que presente. Estamos ante teatro de gran calidad, pero no ante una buena traducción de Verdi, Piave y Shakespeare. Una vez más, Tcherniakov monta su discurso paralelo y decide servirse a sí mismo.
Total, un Macbeth con una dirección musical y una Lady de primerísimo nivel, pero solo eso. ¿Merece la pena? No tengo del todo claro si he invertido bien mi dinero, la verdad. Un dato que puede inclinar la balanza del lado positivo: aunque la edición de la partitura es la revisada, sin duda superior a la original (enlace), se incluye el hermoso “mal per me” de 1847 que canta -en calzoncillos en esta producción- el agonizante Macbeth. Se me olvidaba decir que Mortier –si no le quitan de en medio los del Partido Popular- traerá a Currentzis para dirigir este mismo título en Madrid, lo que es buenísima noticia, y además en una propuesta escénica diferente a esta que él mismo encargó. Estaremos atentos.
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