Esta mañana se han puesto a la venta en Generaltickets (enlace) las entradas para el concierto que ofrecerán el domingo 31 de julio en el Maestranza Daniel Barenboim y su Orquesta del West-Eastern Divan. En el programa, el Adagio de la Décima de Mahler y dos sinfonías de Beethoven, la Primera y la Quinta. De la página del austríaco el maestro ofrecerá una versión muy distinta a la rápida, punzante y un tanto expeditiva que le escuchamos hace ya años en el mismo teatro sevillano a nada menos que Sir Georg Solti: como ha quedado claro por la transmisión radiofónica del concierto ofrecido en París hace pocas semanas, dentro de una gira (enlace) que ha incluido la Musikverein de Viena, la Scala de Milán y la Philharmonia berlinesa, Barenboim entiende esta obra con una buena dosis de dulzura y mirando claramente hacia Tristán e Isolda. En cuanto al sordo de Bohm, la cosa para mí está clara: el de Buenos Aires hace el mejor Beethoven que se escucha hoy día, superior al de otros grandísimos maestros de su generación (Davis, Haitink, Mehta, Muti) y al de los más talentosos jóvenes (Rattle, Thielemann, Jurowski, Nézet-Séguin), toda vez que su enorme experiencia en el universo beethoveniano le permite conseguir la más impresionante síntesis entre tensión sonora, arrebato emocional y densidad filosófica. Al menos desde mi punto de vista (enlace), porque a otros les gustará un Beethoven más liviano, distendido y trivial: allá ellos.
Conviene recordar que el Partido Popular ha manifestado, entre el aplauso de algunos melómanos y de más de un crítico musical, que es su intención eliminar la Fundación Barenboim-Said –que gestiona, entre otras cosas, la referida orquesta- en el momento en el que lleguen al poder en Andalucía. La razón, afirman, es atender con ese dinero otras prioridades culturales, aunque a mi entender subyace detrás una fuerte motivación ideológica: acabar con un proyecto claramente vinculado al PSOE y que habla de cosas tan poco gratas a la derecha -perdón, a los “liberales”- como el entendimiento entre culturas o el compromiso político del arte. Habida cuenta de que queda poco para las elecciones autonómicas de nuestra comunidad, es posible que esta sea la última ocasión de escuchar en Sevilla a quien es uno de los más grandes intérpretes de Beethoven que se han conocido haciendo, frente a una orquesta que cada año suena de modo más admirable, las mejores interpretaciones que pueden ustedes encontrar a lo largo y ancho del orbe terrestre. Por cierto, ¿que se apuestan a que algunos medios, lo mismo que han guardado silencio sobre la reciente gira de la WEDO por los grandes santuarios de la música, justamente al contrario de lo que ocurre con otras orquestas andaluzas cuando salen por ahí, le dan a este concierto sevillano la menor promoción posible? ¿Por qué será?
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