sábado, 2 de abril de 2011

Ullmann y Zemlinsky en DVD: El enano y El jarrón roto

ULLMANN: El jarrón roto. ZEMLINSKY: El enano.
Dixon, Dunleavy, Johnson, Anthony. Coro y Orquesta de la Ópera de Los Ángeles. Dir. James Conlon.
Arthaus 101 527
DVD 122’
DDD
Ferysa
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El jarrón roto es una breve comedia, simpática pero menor, que escribió Viktor Ullmann poco antes de ser encerrado en Terezin (moriría dos años más tarde gaseado en Auschwitz); recuerda un poco a La nariz, de Shostakovich, sin llegar ni mucho menos a su grado de acidez y surrealismo. El enano había sido escrita por Zemlinsky mucho antes, recibiendo su estreno de la mano de Otto Klemperer en 1922. Basada en un relato de Oscar Wilde inspirado a su vez en Las meninas, nos encontramos frente a un drama con no pocos parentescos temáticos -lo señala el propio James Conlon en sus magníficas notas- con Salomé. La música, de embriagadora sensualidad, alcanza altas cotas de emotividad en el momento en el que el protagonista descubre la verdad de su naturaleza: no es más que un bufón que sirve de juguete a la caprichosa infanta de España.

Las dos obras reciben en esta filmación de marzo de 2008 unas notables interpretaciones apoyadas en la sensatez de la doble producción escénica a cargo de Darko Trensjak (inspirada en el cuadro velazqueño en el caso de Zemlinsky) y, sobre todo, en la magnífica labor de batuta de James Conlon. Correctas las voces, sobresaliendo la infanta de Mary Dunlevay y defraudando el barítono James Johnson en su doble papel de Don Estoban y del juez Adam. El enano de Rodrick Dixon queda muy por debajo en lo vocal de David Klueber (protagonista de la grabación en audio del propio Conlon, en EMI), pero convence en su labor escénica. Como no hay alternativas, DVD obligatorio.

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Artículo publicado en el número de marzo de 2011 de la revista Ritmo

PS. Justo después de visionar este DVD la emoción me llevó a dejar unas líneas en este blog (enlace) sobre el recibimiento que algunos críticos sevillanos le propinaron a la idea de Pedro Halffter de programar conjuntamente El enano y Una tragedia florentina. Pues bien, añadamos ahora que el Liceu anuncia una programación teóricamente más conservadora para la próxima temporada con motivo de la crisis, e incluye en ella el mismo doblete Zemlinsky que se vio junto a la Torre del Oro (como también esa maravilla que es El Gran Macabro, dicho sea de paso). Está claro que el concepto de "modernidad" no es el mismo en Barcelona que en Sevilla. Sea como fuere, el acierto a la postre fue para el Maestranza, que marcó el gol de estrenar en España ambas partituras. Mal que le pese a algunos.

22 comentarios:

Andrés dijo...

Por si acaso, dejo aquí la crítica que escribí en su momento en DIARIO DE SEVILLA del programa Zemlinsky del Maestranza. Y eso que, según tú, soy un reaccionario anti-Halffter:

"Ha tenido que llegar al Maestranza la música "degenerada" de Alexander von Zemlinsky para que la temporada lírica levantase el alicaído vuelo que venía desplegando. De hecho, es la propuesta más interesante y redonda de los dos últimos años cuanto menos, pues prácticamente todos los factores se conjugaron en un espectáculo de muy alto nivel de calidad.

La dirección de escena de Samel es una de las más cuidadas y bien resueltas que hemos visto, con enorme atención al movimiento de los actores, a los gestos y a su intencionalidad dramática. Esto último fue especialmente eficaz en Una tragedia florentina, donde los gestos de Simone ratificaban, por encima de lo intranscendente de las palabras, las premoniciones trágicas de la música. Por ello no entiendo que Samel le dé la vuelta al final, haciendo que Bianca mate a su marido en vez de descubrir en él el Deseo. Es convertir un drama simbolista sobre el descubrimiento del Yo en el Otro y sobre la epifanía de la Pasión, en un drama verista, en una vulgar trama de celos y violencia. Con ello demuestra no haber comprendido en absoluto el sentido del texto de Wilde. En esta primera obra, además, se deja pasar la oportunidad para cerrar con un bello efecto de luces con el resplandor de la Luna iluminando la cara de Bianca.

En El enano tuvimos algo tan inusual hoy día como es una puesta en escena luminosa y brillante, con bellos efectos plásticos en los reflejos de los trajes de las meninas y en las sombras proyectadas sobre un lateral.

Pedro Halffter demostró una vez más su plena sintonía con la estética decadente y a caballo entre el ultrarromanticismo y el expresionismo del mundo germano de las primeras décadas del siglo XX. La maravillosa partitura orquestal de Zemlinsky se desenvolvió en sus manos con todo el sentido lujurioso y envolvente que requiere, con gran atención a los detalles instrumentales y a su sentido dramático, haciendo que el foso adquiera categoría de personaje que interactúa con la escena. Fue magnífico el crescendo de la escena del duelo de Una tragedia, aunque en algunos momentos llegó a tapar las voces.

En la primera parte, casi un monólogo, Johnson cantó con un impresionante sentido dramático, moldeando cada frase y dominando con su poderosa voz toda la obra. Künzli estuvo a su altura y Gumos pasó sin pena ni gloria. A pesar de algún estrangulamiento en la zona superior, Bronder cantó con pasión su terrorífica parte, transmitiendo con la voz la ternura que desprende el personaje. Weber, con problemas de proyección del mezzoforte para abajo, dio sin embargo la medida vocal en el dúo central. Discretos los demás y las chicas del coro."

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Gracias por tu aportación, Andrés.

Para quien llegue aquí sin saber de qué va la cosa, hay que explicar que lo de "reccionario anti-Halffter" lo escribí contestándote en el foro Una noche en la Ópera. Por razones que no hacen al caso intervengo poco en él, pero en esta ocasión lo hice porque me molestó que ningunearas abiertamente a dos amigos míos y colegas tuyos, Ismael G. Cabral y Juan José Roldán, cuyas valoraciones de "El cazador furtivo" que acaba de ofrecer el Maestranza aparecen en un hilo de tal foro justo después de que tú publicaras la tuya. Por si alguien tiene interés morboso, ahí va el link.

http://www.unanocheenlaopera.com/viewtopic.php?f=14&t=15267&sid=e08780c9c66fe8970b6f19d012125635

(continúo en un comentario posterior).

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Dicho esto, yo también, por si acaso, recuerdo que en esta entrada hablo "sobre el recibimiento que algunos críticos sevillanos le propinaron a la idea de Pedro Halffter de programar conjuntamente El enano y Una tragedia florentina". Subrayo: me refiero al recibimiento a la idea, no a la valoración a posteriori del espectáculo. Se habló por ahí de experimentos, de excesiva germanofilia, de que más zarzuela y menos cosas raras... No tengo ahora tiempo de bucear en la hemeroteca.

Lo que sí tengo a mano es el manifiesto que siete ilustres nombres del gremio hispalense publicasteis en julio de 2004 en torno a la destitución de José Luis Castro al frente del Maestranza y el nombramiento de Pedro Halffter como director conjunto del teatro sevillano y de la ROSS. Me permito ofrecer algunos extractos, no sin antes recordar al hipotético lector que la etapa de José Luis Castro al frenet del Maestranza tuvo mayormente aspectos positivos, pero se vio lastrada por un muy evidente conservadurismo en su línea programadora. Lo digo para que se valore si ese manifiesto que tú firmaste (seguro que el autor no te puso una pistola en la cabeza, ¿verdad?) es o no reaccionario y anti-Halffter.

"El cese de José Luis Castro supone el fin de una etapa excepcional en el Teatro de la Maestranza. (...)

La destitución de José Luis Castro resulta particularmente escandalosa si se considera la alternativa que de modo tan personal y arbitrario impulsa el señor Marset para reemplazarle: Pedro Halffter, el hijo de su amigo Cristóbal Halffter. El joven director llega a Sevilla impuesto desde las alturas. Y con poderes plenipotenciarios. Tanto en la Sinfónica de Sevilla, que con este nombramiento político sigue su desastroso sino de directores equivocados, como en el Teatro de la Maestranza, el menor de los hijos de Cristóbal Halffter se revela como un músico sin el bagaje, la experiencia ni el perfil que requiere la cualificada dirección musical y artística de ambas instituciones.

(...) Reclamamos que se deje al Maestranza llevar adelante sus programaciones sin injerencias espurias que, al reclamo de eventos espectaculares de dudosa rentabilidad económica y artística, cercenen una trayectoria llena de éxitos que ha otorgado a nuestro teatro un prestigio que bien puede desvanecerse en un futuro próximo. También pedimos y reclamamos que el nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de Sevilla sea el maestro profesional, experto y entregado que merecen y reclaman su plantilla, público y abonados."

Más claro, agua.

Scaligero dijo...

¿No se puede estar contra el nombramiento de Halffter o estar en desacuerdo con muchas cosas de su programación y dirección sin ser un reaccionario y un conservador?

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Vaya, había dejado una larga respuesta y se ha borrado. Como no tengo ganas de repetirla, me limito a señalar que los términos "reaccionario" y "conservador" no hacen referencia a determinados partidos políticos, sino a la actitud negativa ante "los cambios", así en general, lo cual no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario.

En el caso de Halffter, está claro que muchos recelaban de él porque se vislumbraba un evidente cambio en la orientación del repertorio, independientemente de cuestiones como la manera en la que se realizó
su nombramiento, que pienso que a todos nos pareció censurable.

Andrés dijo...

Y sigo con mi reaccionarismo. Ahora la crítica al "Doktor Faust" de Busoni, tal cual salió en DIARIO DE SEVILLA

"No siempre los experimentos salen bien. Asumir riesgos tiene estas cosas, que unas veces sale bien la jugada y otras no. Pedro Halffter ha apostado estos años por convertir al Maestranza en el laboratorio de exhumación de óperas germanas desconocidas, al menos en España, y hasta ahora no había cosechado malos resultados, especialmente con el caso Zemlinsky con el que se cerró la pasada temporada.

Pero pienso que con esta ópera de Busoni no ha sido lo mismo. A pesar de que el italo-alemán quiso plasmar en esta su obra póstuma (no entiendo que se haya optado por la versión Jarnach en vez de la Beaumont, mucho más fiel a los deseos de Busoni) toda su supuestamente innovadora estética musical y su visión renovadora de la ópera, la verdad es que el resultado fue un producto frustrado que a menudo más parece un Heidegger en música que una ópera. Lo digo por la aridez del texto y por lo poco atractivo de la escritura vocal, que apenas si levanta el vuelo en un par de pasajes. Eso sí, la escritura orquestal es suntuosa y de una belleza abrumadora, pero ello no basta para armar una ópera ni para soportar más de tres horas de espectáculo.

Nada ayudó a entender el texto la puesta en escena de Mussbach que, como tantas "genialidades" escénicas alemanas, se empeña en ir en contra de lo que indica el texto, añadiendo confusión sobre ininteligibilidad: si Fausto convierte el día en la noche, la escena se ilumina aún más; para nada aparece Helena de Troya y, si al final Fausto muere para que renazca su hijo, el personaje opta por marcharse caminando hacia el fondo sin que aparezca por ningún lado el joven con una flor en la mano que simboliza el eterno retorno. Lo único positivo de la faceta escénica fue la concepción guiñolesca de los personajes, tal y como Busoni pensó esta ópera, y la escena final, de gran impacto visual.

Como era de esperar dada la naturaleza eminentemente sinfónica de esta ópera, Pedro Halffter se explayó en la dimensión más esteticista, más atenta a la belleza del sonido y al impacto sonoro de la partitura. En este sentido, volvió a hacer sonar a la Sinfónica (en la que sólo desentonaron a veces los metales y el solo de violín de la introducción del aria de la Duquesa) con un sonido carnoso y de gran empaste, aunque ello fue en detrimento, casi siempre, de las voces, algunas de las cuales necesitaban precisamente todo lo contrario. Es el caso de Robertson, de corto caudal, nulo brillo y escasa solvencia para resolver las notas superiores. Por el contrario, Brubaker sólo cantó de forte para arriba, excesivamente chillón y sin la sutileza en el fraseo que requiere el personaje. Ferrero estuvo muy por encima de su papel y Mills lució una voz bonita, aunque corta y pequeña. La otrora poderosa voz de Hoelle es ya un simple recuerdo hueco y tremolante. Del coro, bastante mejor las voces masculinas (Intermezzo) que las femeninas"

Andrés dijo...

Más madera: el "Giulio Cesare" donde hablo de "germanofilia" escénica (después de los fracasados montajes de "Der Ferne Klang" y "Doktor Faust":

"Muchos esperábamos como agua de mayo la primera ópera de Haendel representada en Sevilla, todos aquéllos que amamos la ópera barroca y que veníamos suspirando desde hace años por poder asistir a una de las creaciones fundamentales en la historia de la ópera. Pero la verdad es que para esto más valía haber seguido esperando. Y no por lo que al apartado musical se refiere, sino al escénico, que no merece otra calificación, parafraseando a la emperatriz María Luisa, que el de porcheria tedesca. De todas las producciones de este título disponibles se ha ido a elegir para Sevilla (y vaya usted a saber por qué ocultos e inconfesables motivos) la más fea y la más abstrusa con mucha diferencia. Una producción, firmada por Herbert Wernicke, que ya en sus representaciones en el Liceo en el 2001 y 2002 dio lugar a críticas que hablaban de "tedio", "burricie" y "bodrio". Términos que suscribimos sin rubor y a los que añadiríamos el de "fraude". Porque fraude es vender un Giulio Cesare en el que el director de escena se permite imponer al musical cortes de arias, interpolaciones de fragmentos espurios y atribuciones de fragmentos de un personaje a otro, con cambios en la acción dramática. Si a ello le añadimos la por desgracia habitual e irritante oscuridad, el cocodrilo omnipresente, la cabeza cortada de Pompeyo que va de mano en mano, el gazpacho de los vestuarios y la estulticia de unos cartelitos ilegibles, la cosa ya es como para que el público se ponga en pie y de una y vez le grite a los responsables del Maestranza un ¡Basta ya! que acabe con los adefesios escénicos del Regientheater que la germanofilia ciega y acrítica de la dirección artística de nuestro teatro nos está haciendo tragar en los últimos años.

Afortunadamente, el apartado musical fue por caminos totalmente contrarios, fundamentalmente gracias a la participacicón de la Orquesta Barroca de Sevilla en el que puede que sea el empeño más ambicioso de su historia. El brillo y el color de sus instrumentos, junto a algunas brillantísimas intervenciones solistas, dieron otra dimensión al espectáculo"

P.D. Es sólo la primera crítica, porque por acabar tarde hubo que dedicarle a lo musical una segunda crítica, ya sin filias ni fobias.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

A mí la producción de Giulio Cesare por Wernicke me pareció una maravilla. La de Doktor Faust, bastante menos: ni siquiera a Barenboim le gustan las producciones de Peter Mussbach, lo que terminó saldándose con la ruptura entre ambos en la Staatsoper berlinesa.

Que manía, dicho sea de paso, la de que tienen algunos gestores por autocolocarse en el terreno artístico en su faceta de creadores. Mussbach tenía harto al público de la Staatsoper de sus producciones escénicas auto-encargadas. Algo parecido hizo Francisco López en el Villamarta. De Fahmi Alqhai y "su" Festival de Música Antigua mejor no hablo.

Pablo J. Vayón dijo...

"Subrayo: me refiero al recibimiento a la idea, no a la valoración a posteriori del espectáculo. Se habló por ahí de experimentos, de excesiva germanofilia, de que más zarzuela y menos cosas raras... No tengo ahora tiempo de bucear en la hemeroteca."

Esto se va haciendo ya una costumbre, Fernando. Tiras la piedra y escondes la mano. Si afirmas algo así, muestra las pruebas. Y si no, mejor cállate...

En cuanto a lo del Manifiesto, te recomiendo que dejes de manosearlo de una vez. La crítica a la contratación de Halftter tenía que ver con su absoluta falta de experiencia en la dirección de un teatro, como cualquiera puede colegir del fragmento que tú mismo citas ("el menor de los hijos de Cristóbal Halffter se revela como un músico sin el bagaje, la experiencia ni el perfil que requiere la cualificada dirección musical y artística de ambas instituciones.").

Los juicios de intenciones a los que te estás acostumbrando de forma palmaria ("En el caso de Halffter, está claro que muchos recelaban de él porque se vislumbraba un evidente cambio en la orientación del repertorio...") no le sientan nada bien a tu credibilidad. Yo no caeré en el error: desconozco por completo las intenciones con las que cada uno de los firmantes de aquel manifiesto puso su firma al pie, las mías sí las tengo claras: no era una firma contra el señor Halftter, al que no conocía de nada, ni contra el repertorio (yo critiqué más de una vez el conservadurismo de Castro), sino contra una política municipal, encabezada por el señor Juan Carlos Marset, absolutamente despótica y disparatada, que ha terminado donde todos hemos comprobado en estos últimos años, en puro humo (con la honrosa excepción, no me importa reconocerlo, del Festival de Música Antigua).

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

¿Que estos comentarios afectan a mi credibilidad? Pues el manifiesto ese tan manoseado (cómo os gustaría guardarlo para siempre en el cajón) ha dejado la vuestra a la altura del betún. ¿Que no iba contra Pdedro Halffter? Vamos, anda. Por suerte está ahí, para que cada uno coteje lo que en él se decía con lo que ha venido después y saque sus conclusiones.

Andrés dijo...

Ya he perdido la cuenta de las veces que has sacado del cajón de los recuerdos el ya famoso manifiesto. Lo tuyo empieza a ser paranoico, no parece sino que nos guardes rencor por no haberte considerado en su momento con la categoría suficiente para solicitar tu firma. Tanto como para volver una y otra vez sobre el tema. Es penoso ver cómo alguien se queda atascado en el tiempo una y otra vez, como en el Día de la Marmota, sin ser capaz de volver la página del tiempo. No, todo sigue anclado para ti en el pasado, con tus fobias hacia el Villamarta y tus filias incondicionales hacia Barenboim o Halffter, hagan lo que hagan. Se ve que no todo lo curan los aires de las montañas.

Pablo J. Vayón dijo...

¿Guardarlo en el cajón?

"Perplejos y preocupados ante las graves decisiones que los nuevos equipos de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla y de la Junta de Andalucía están promoviendo bajo la iniciativa de Juan Carlos Marset –delegado de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla- y Alberto Bandrés –director general de Fomento de la Consejería de Cultura-, los críticos musicales firmantes de este comunicado unimos nuestras voces para denunciar públicamente y al unísono una línea cultural que se antoja empeñada en arrasar y destruir cuanto hasta ahora se ha realizado en la capital andaluza.

Los resultados de las primeras y despóticas medidas adoptadas al alimón por los señores Bandrés y Marset no han podido ser más nefastos. Como única alternativa a la escandalosa sucesión de despidos y ceses, la imposición sin debate ni reflexión de Pedro Halffter como máximo responsable artístico y musical tanto del Teatro de la Maestranza como de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.

Apoyado y secundado por Alberto Bandrés, Juan Carlos Marset se ha empeñado en revolucionar la vida musical sevillana desde una perspectiva prepotente y profundamente desinformada. A los despidos o ceses fulminantes de Luis Miguel Rufino –gerente de la Sinfónica de Sevilla- y de Juan Víctor Rodríguez Yagüe –director del Teatro Lope de Vega-, ya ha sido anunciado el de José Luis Castro –director del Teatro de la Maestranza- y otros a determinar de acuerdo con el albedrío personal de Marset [...]

[sigue]

Pablo J. Vayón dijo...

[...]
El cese de José Luis Castro supone el fin de una etapa excepcional en el Teatro de la Maestranza. A diferencia de Juan Carlos Marset, personaje poco experimentado en las delicadas lides de la gestión cultural, José Luis Castro es un profesional de indiscutible prestigio, que ha desarrollado en el Teatro de la Maestranza –y antes en el Teatro Lope de Vega- una labor unánimemente reconocida desde todos los ámbitos. Con mínimos presupuestos, Castro y su equipo han logrado presentar en Sevilla temporadas líricas de incuestionable calidad, junto a una programación musical variada (tanto en los distintos géneros proyectados como en los estilos y épocas) y han establecido el Teatro de la Maestranza como referencia internacional.

La destitución de José Luis Castro resulta particularmente escandalosa si se considera la alternativa que de modo tan personal y arbitrario impulsa el señor Marset para reemplazarle: Pedro Halffter, el hijo de su amigo Cristóbal Halffter. El joven director llega a Sevilla impuesto desde las alturas. Y con poderes plenipotenciarios. Tanto en la Sinfónica de Sevilla, que con este nombramiento político sigue su desastroso sino de directores equivocados, como en el Teatro de la Maestranza, el menor de los hijos de Cristóbal Halffter se revela como un músico sin el bagaje, la experiencia ni el perfil que requiere la cualificada dirección musical y artística de ambas instituciones.

Sevilla, señor Marset, señor Bandrés, no es un coto de nadie. La gestión de sus instituciones culturales no puede ser utilizada como moneda de cambio con amigos y compromisos personales. Las purgas que ustedes ejecutan hoy tan caprichosa como arbitrariamente parecen más propias de tiempos de nepotismo y autoritarismo que parecían ya felizmente olvidados.

Por ello, como comentaristas musicales que hemos seguido de cerca e informado día a día sobre la actividad musical sevillana, los abajo firmantes manifestamos expresamente nuestro rechazo frontal al cese de José Luis Castro y a la indiscriminada y extravagante purga que agita estos días las dos instituciones más emblemáticas de la cultura de nuestra ciudad. Reclamamos que se deje al Maestranza llevar adelante sus programaciones sin injerencias espurias que, al reclamo de eventos espectaculares de dudosa rentabilidad económica y artística, cercenen una trayectoria llena de éxitos que ha otorgado a nuestro teatro un prestigio que bien puede desvanecerse en un futuro próximo. También pedimos y reclamamos que el nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de Sevilla sea el maestro profesional, experto y entregado que merecen y reclaman su plantilla, público y abonados. Y que su nombramiento sea fruto del acuerdo, el consenso y la experiencia enriquecedora entre profesores y técnicos, pero jamás del interés personal y unilateral de nadie.

Firmado: David Cuesta, Andrés Moreno Mengíbar, Justo Romero, Ramón María Serrera, Carlos Tarín, José Miguel Usábel, Pablo J. Vayón."

Era, si no me equivoco, junio del año 2004. Cualquiera que lo lea sin anteojeras, Fernando, lo entenderá: el manifiesto fue escrito contra una determinada política cultural, no contra Pedro Halffter.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Podéis pensar y decir de mí lo que queráis. No tengo nada que perder ni os tengo miedo. Chin-pun.

Pablo J. Vayón dijo...

Pero... A qué viene eso del miedo. ¿Te crees que formamos acaso una mafia o algo parecido que actúa para perjudicarte? Aterriza, Fernando, aterriza...

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Andrés, lo de mi filia incondicional a Barenboim es "casi" cierto: le considero un genio de la interpretación, aunque no todo lo que hace me convence. Lo de mi filia incondicional a Pedro Halffter es, sencillamente, una mentira tuya, y lo sabes muy bien. Hay montones de textos míos por internet que lo demuestran, alguno de ellos muy duro. Otra cosa es que le considere un director con mucho más talento del que (sospecho que sin apenas haberle escuchado, a eso se le llama escribir con fundamento) afirmábais en el puñetero manifiesto.

Pero qué te va a interesar a ti eso, si por lo que veo no me consideras "con la categoría suficiente" para ser tenido en cuenta. Bien te has retratado ahí, por cierto. Pero que muy bien. ¿He de entender que a los demás que no pasásteis el manifiesto, que son unos cuantos, también los considerábais de menor categoría? Qué bien, el retrato queda aún más completo y dice muchísimo de vosotros. Seguro que algunos se explican ahora cosas que antes no entendían.

Pablo, lo del miedo lo diré de otra manera: lo que penséis o escribáis de mí, me importa bien poco, conocida vuestra trayectoria.

Pablo J. Vayón dijo...

Pues nada, hombre. Felices vacaciones.

Andrés dijo...

Es lo que tiene la mente delirante, que todo lo interpreta en el sentido de su delirio, persecutorio en este caso. Cualquiera en su sano juicio, al leer mi mensaje, entiende que no me refiero a que te consideráramos con categoría suficiente (de hecho sólo firmamos aquel manifiesto quienes hacíamos crítica diaria en prensa escrita y no quedó nadie fuera de esa categoría, si mal no me acuerdo), sino a que pienso que parece que crees que fue por eso por lo que no te invitamos y por eso sacas el tema una y otra vez, venga o no a cuento. Es decir, ves un monstruo creado exclusivamente en tu mente bipolar que sólo entiende buenos y malos, de los míos y de mis enemigos, de reaccionarios y progresistas. Cada vez me recuerdas más al Ermitaño de "Der Freischütz", pontificando desde su atalaya en la montaña, sin contacto con la realidad sobre la que dictamina inapelablemente. Una pena

Andrés dijo...

Rectifico: sí que hubo una firma que faltó de entre la crítica escrita. Precisamente la de quien, adhiriéndose inicialmente a la iniciativa, luego se retractó, le filtró el texto a Marset antes de su publicación (con lo cual nos hizo un favor porque filtró el texto más duro que luego se limó, pero esa primera versión es la que giró por internet hasta llegar incluso al Ministerio de Cultura) y luego cobró con creces las treinta monedas de Judas por su traición. Ya sabes a quién me refiero, el de los apellidos repetidos e insigne multi-traductor.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Efectivamente, eso ocurrió así, y ya sabemos cómo ese tipo utiliza las críticas (ejem) exclusivamente para medrar y obtener recompensas. Y también es verdad -sabes que lo así lo he escrito con merecida indignación, aunque el asunto no me afectase a mí para nada- que algunos fuísteis sometidos a cierta persecución (sí, persecución, esto tampoco son delirios míos ni trastornos bipolares) con motivo del manifiesto por parte de las más altas esferas, es decir, de un señor por el que no siento simpatía alguna pero al que reconozco que acertó con el nombramiento de Halffter.

Dicho queda.

(PD: he borrado mi comentario anterior porque había una falta de ortografia bastante molesta).

Andrés dijo...

Ahí sí que llevas razón. Alguno de los firmantes tuvo que renunciar a la crítica por presiones de su propio medio ante las amenazas del valedor de Halffter de retirar la publicidad municipal. En mi medio sufrimos las mismas presiones, con calumnias y sucias jugadas por parte de PH y de su "padrino", si bien nuestra empresa resistió el envite a pesar de estar un año o más sin publicidad municipal. Por no hablar de los vetos a nuestra presencia en las ruedas de prensa del Maestranza o en los encargos de notas al programa (durante un par de años quien se forró con esto fue el Judas ya aludido, y bien que lo lamentan ahora en el teatro sevillano).. Los posteriores ascenso y caída del Mésías Marset confirmaron nuestros tempores iniciales. El tiempo, juez supremo...
A pesar de todo, un abrazo sincero.

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