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Somos parte de un Todo y no somos NADIE sin ese Todo. Una película no es película hasta que alguien se sienta delante y la ve. La esencia del cine se define por dos conceptos: una pantalla, y una gente que la disfruta. Sin público esto no tiene sentido. No podemos olvidar eso JAMÁS.
Dicen que he provocado una crisis. Crisis, en griego, significa "cambio". Y el cambio es ACCION. Estamos en un punto de no retorno y es el momento de actuar. No hay marcha atrás. De las decisiones que se tomen ahora dependerá todo. Nada de lo que valía antes, vale ya. Las reglas del juego han cambiado.
Hace 25 años, quienes se dedicaban a nuestro oficio jamás hubieran imaginado que algo llamado INTERNET revolucionaría el mercado del cine de esta forma y que el que se vieran o no nuestras películas no iba a ser sólo cuestión de llevar al público a las salas.
Intenet no es el futuro, como algunos creen. Internet es el presente. Internet es la manera de comunicarse, de compartir información, entretenimiento y cultura que utilizan cientos de millones de personas. Internet es parte de nuestras vidas y la nueva ventana que nos abre la mente al mundo. A los internautas no les gusta que les llamen así. Ellos son CIUDADANOS, son sencillamente gente, son nuestro PUBLICO.
Ese público que hemos perdido, no va al cine porque está delante de una pantalla de ordenador. Quiero decir claramente que NO TENEMOS MIEDO a internet, porque internet es, precisamente, la SALVACION de nuestro cine.
Sólo ganaremos al futuro SI SOMOS NOSOTROS LOS QUE CAMBIAMOS, los que innovamos, adelantándonos con propuestas imaginativas, creativas, aportando un NUEVO MODELO DE MERCADO que tenga en cuenta a TODOS los implicados: Autores, productores, distribuidores, exhibidores, páginas web, servidores, y usuarios. Se necesita una crisis, un cambio, para poder avanzar hacia un nueva manera de entender el negocio del cine.
Tenemos que pensar en nuestros derechos, por supuesto, pero no olvidar NUNCA nuestras OBLIGACIONES. Tenemos una RESPONSABILIDAD MORAL para con el público. No se nos puede olvidar algo esencial: hacemos cine porque los ciudadanos NOS PERMITEN hacerlo, y les debemos respeto, y agradecimiento.
Alex de la Iglesia.
6 comentarios:
Sí, todo eso que dijo está muy bien. Pero no sé ni una palabra de lo que propone con Internet: que todo el mundo se baje gratis lo que le dé la gana, o si está por algún tipo de regularización mediante pago...
Por otro lado, decir como se dice que sus colegas de la Academia se han vengado de él no otorgándole más que dos Goyas es una sandez: Balada triste de trompeta es un puro horror. Pa negre sí es admirable.
Pues precisamente en el último editorial de Ritmo se daban pistas en este sentido. Lo que está claro es que el modelo que ha funcionado desde la aparición del CD, el modelo que en su momento lucró exageradamente a artistas y discográficas, está siendo sustituido por otro; y que los de la industria se equivocan queriendo aferrarse al pasado. Hay que cambiar el esquema mental por completo.
Las discográficas no dejan de ser distribuidoras. Hoy en día internet les quitó el trabajo. En el cine deberían estrenar las pelis en los cines y también online a un precio razonable: 2-3 euros. Y también deberían crear un servicio similar a Megavideo donde a cambio de una cuota mensual razonable 5-10 euros pudieras tener acceso a todo el material audiovisual posible. Si Megavideo ha hecho negocio ¿por qué esta gente no lo imitan? Mientras escribo esto oigo Die Frau Ohne Schatten por Spotify.
Cuando yo era pequeñito y veraneaba en Chipiona me encantaba jugar con la arena. Uno de mis retos preferidos era hacer una muralla para intentar contener el avance de la marea. La cosa no funcionaba mal en el primer cuarto de hora, y era divertido ver cómo algunas familias salían corriendo mientras nosotros aguantábamos en nuestro sitio, pero al final el agua terminaba desbordando mi faraónica construcción y teníamos que mover la sombrilla. Lógicamente, quienes la habían movido en primer lugar habían cogido los mejores sitios atrás, a donde no llegaba la pleamar.
Algo así les está pasando a los del cine y la música. La "Ley Sinde" y similares son murallas más o menos eficaces durante un cierto tiempo que permite de manera provisional que las cosas continúen en el lugar donde han estado durante años, pero al final la marea alcanzará a todos lo quieran o no. Y mientras algunos de nuestros artistas y negociantes siguen con la mentalidad de niño pequeño pensando que sus murallitas les van a permitir mantener sus privilegios, otros mucho más listos van tomando sitio en el nuevo panorama.
Spotify es, efectivamente, un magnífico ejemplo de lo dicho. Y en mi caso podría añadir la Digital Concert Hall de la Filarmónica de Berlín, a la que estoy suscrito y con la que ando contentísimo. Así que a las "mayors" del cine y la música más les vale espabilar.
La aparición de un sello como Newton Classics me parece más esperanzadora. En Internet se puede conseguir música maravillosa, pero a pesar de eso yo he sido comprador habitual de música desde hace 20 años. Hoy en día, por menos de 4 euros, se puede conseguir un cd de calidad en brilliant o newton classics. Por cierto, y cambiando de tema, menuda decepción que me he llevado con la nueva colección de música de El país. El estudio de Suñen es magnífico, pero no me esperaba un popurrí de Bach (joder, a estas alturas resulta un disparate trocear las obras). Yo me esperaba algo parecido a las colecciones de 2004 y 2006, realmente extraordinarias. La de ópera era bastante peor, con muchas grabaciones casi prehistóricas. Un saludo.
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