El pasado martes 7 el Teatro alla Scala de Milán retransmitía a todo el mundo la inauguración -muy agitada desde el punto de vista político- de su nueva temporada lírica con una Walkyria dirigida por Barenboim. Lo hacía por la televisión y también a través de numerosos cines. Como me encontraba pasando el puente en Madrid, decidí acudir a la retransmisión que se realizaba en los multicines de Cinesa situados en la antigua estación de Pío, donde justo un año atrás había podido presenciar, sin problema alguno, la Carmen que en el mismo teatro italiano dirigió el argentino (enlace). Esta vez las cosas no funcionaron nada bien desde el punto de vista técnico.
Nada más Barenboim terminó su breve discurso en contra de los recortes al sector de la cultura y sonaron los primeros compases del himno nacional, ya se notaba que algo no iba bien. Todo sonaba comprimido, plano... y en la parte izquierda de la pantalla. Vamos, que no se recibía la mitad del estéreo. Comenzada la ópera empezó el vaivén, con un sonido que se iba cada vez que le daba la gana -a veces por varios segundos- y que de tarde en tarde se perdía en la lejanía con un volumen casi inaudible. Encima no había subtítulos. A los diez minutos empezó el regueo de gente saliendo para protestar, yo entre ellos. Nos aseguraron que desde el principio eran conscientes del problema, que estaban intentando arreglarlo y que aún no sabían si el origen del mismo estaba en la fuente original o en nuestra sala. Que llevaban varios días de prueba, que todo había ido bien hasta entonces y que esa misma tarde, una hora antes, había estéreo y subtítulos. Pero durante el primer acto nada se pudo arreglar. La audición, con sonido mediocre y con interrupciones, se hizo insufrible, tanto que no pocos aficionados optamos por dejarlo ahí y pedir la devolución del dinero. Para muchos, una tarde tonta. Para mí fue bastante peor que eso, porque había ampliado mi estancia en Madrid única y exclusivamente para ver esa función.
Luego he sabido, a través de un foro operístico, que la retransmisión siguió en los otros dos actos igual de mal. Que al terminar les regalaron a los que decidieron quedarse, eso sí, una entrada para ver una película (no ópera) otro día. Y que les aseguraron que lo mismo había ocurrido en otros lugares. ¡Mentira! Con excepción de los Cines Lys de Valencia, donde se suspendió la función antes de empezar por falta de señal, parece que en el resto de España se vio estupendamente. Y un amigo de Sevilla me cuenta que le costó dos euros menos que en Madrid y que encima les invitaron a cava en uno de los intermedios (en Príncipe Pío me clavaron 3,50 euros por una Fanta de limón).
En fin, a estas alturas ya no puedo pedir el libro de reclamaciones, pero sí dejar esta entrada en el blog a manera de advertencia. Yo no tengo la intención de volver a los multicines de Príncipe Pío, al menos a ver ópera, y les recomiendo a ustedes que se lo piensen dos veces antes de hacerlo, dada la experincia. Les dejo con Barenboim y su discurso arriba referido.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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1 comentario:
Yo creo que era el que estaba sentado a su izquierda, y doy fe de lo que dice es totalmente cierto, una autentica vergüenza. De hecho un señor que salio a la vez que nosotros a reclamar su dinero, nos dijo que no es la primera vez que el pasa eso en los cines de Principe pio.
Una verdadera lastima, tendremos que esperar a la walkiria de mayo del metropolitan
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