Lo digo sin complejos: me encanta la música de John Williams. No tanto su creación digamos "seria", que me parece algo aburrida, sino su amplia y célebre labor para la gran pantalla. Bueno, me gusta a mí y le gusta a muchísima gente más, por mucho que algunos críticos musicales de cierta -y dudosa- respetabilidad como mister Norman Lebrecht le haya puesto a caer de un burro. Le pese a quien le pese, el compositor norteamericano ha conseguido el milagro de hacer una música es que al mismo tiempo culta y popular, ofreciendo toda la inteligibilidad y toda la brillantez que demanda el público del cine hollywoodiense mientras mantiene unos altos niveles de calidad, apartándose de la vulgaridad y el efectismo y alcanzando una muy considerable inspiración en la escritura, además de integrada a la perfección con las imágenes.
Claro que hay en la obra de Williams un segundo milagro: hacer una música que es mezcla de muchas músicas -su labor como director de orquesta profesional ha sido decisiva en su conocimiento del repertorio- sin que se noten las costuras, llegando a desarrollar un lenguaje personal que, pese a las abundantes citas y homenajes, resulta claramente identificable. Música de calidad, sin duda, que ha contribuido bastante a generar aficionados al universo sinfónico (yo mismo entre ellos), y que lo seguirá haciendo si se le presta la atención que merece. Por eso hay que aplaudir a Josep Pons por su iniciativa de ofrecer el monográfico de ayer al frente de la ONE en un Auditorio Nacional repleto de público joven. ¿Por qué no vinieron esta vez, al contrario de lo que ocurrió la semana pasada (enlace), las cámaras de RTVE?
El concierto se abrió con una espléndida recreación de la marcha de En busca del arca perdida en la que el maestro catalán dejó bien clara cuál iba a ser su gran baza interpretativa durante la velada: la manera lenta y poética de paladear los temas líricos, en este caso concreto el de Marion, ayudado por una sección de cuerda en muy buen estado. También es verdad que quedaron ya en evidencia las limitaciones del concierto, a saber, unos trombones no del todo brillantes y, sobre todo, unas trompetas estridentes y destempladas que iban a rajar a menudo durante las dos horas siguientes (las trompas sí que estuvieron espléndidas).
A continuación vino la suite de E.T., "Adventures on Earth", una buena muestra -en su sección central- del Williams más intimista y delicado, aunque lógicamente el público con lo que se entusiasmó fue con la apoteosis final del celebérrimo tema principal, dicho quizá por Pons con un poco más de ampulosidad de la cuenta. Cerrando la primera parte se ofrecieron tres fragmentos de Atrápame si puedes arreglados como suite de concierto -más o menos jazzística- bajo el nombre de "Escapades", para saxo y orquesta. Me pareció un acierto su programación, toda vez que esta música gana bastante fuera de la pantalla, y además deja bien claro al personal que John Williams es mucho más que el autor de grandes fanfarrias. La interpretación contó con las bazas de una muy centrada sección de percusión de la ONE y del saxofón sensualísimo de Andrés Gomis.
Toda la segunda parte estuvo consagrada a Star Wars: una hora de música extraída de cinco de las películas de la serie (faltó El retorno del Jedi, desgraciadamente). En toda la creación para las dos trilogías galácticas se lo pasa uno en grande rastreando "homenajes": esto es Korngold, esto otro Holst, aquéllo Prokofiev, lo de más allá Stravinsky, etc. Pero además es una música que está escrita de manera irreprochable, que cumple maravillosamente su función en la pantalla y que funciona muy bien en la sala de concierto, al menos con los arreglos realizados a tal efecto por el propio compositor (en la película rara vez se escucha los temas plenamente desarrollados, como lo están en los discos o en los atriles de las orquestas).
Josep Pons empezó con una selección de las dos primeras entregas de la saga (los Episodios V y VI) que a decir verdad no estuvo bien realizada, porque tuvimos que escuchar nada menos que tres veces el tema dedicado a la protagonista femenina. Se arrancó con los korngoldianos "Main Titles" de toda la vida, que hubieran sonado con gran brillantez y opulencia -cita literal de Holst incluida- si no hubiera sido por las trompetas. Siguió el inocente "tema de Leila", paladeado con admirable delectación. Luego vino la marcha imperial, interpretativamente lo menos bueno del concierto: hubo más barullo de la cuenta. Tampoco terminó de convencer el hermosísimo tema de Yoda, algo deslavazado bajo la batuta de Pons, aunque los violonchelos de la ONE tuvieron la oportunidad de lucirse. Y en el inevitable "Throne Room" el maestro catalán tuvo el acierto de ralentizar su tema elgariano "a lo pompa y circunstancia", fraseándolo con tal sensibilidad que los resultados fueron superiores a los que suele conseguir en este pasaje el mismísimo John Williams. Eso sí, yo hubiera preferido escuchar los temas líricos de los Episodios V y VI, o el tema de los Ewoks, o el de Jabba el Hutt...
En la última media hora del concierto Pons se centró en las tres entregas más recientes de la saga, cinematográficamente muy endebles (por no decir otra cosa) pero con música interesante en su interior. Fue curioso escuchar el tema dedicado al ese insoportable personaje que es Jar-Jar, puro Prokofiev, o ese clarísimo homenaje al Ròzsa de Ben-Hur que es el desfile de vainas-cuádrigas, a su vez homenaje cinematográfico a la celebérrima secuencia del filme de William Wyler. Bellísimo el tema de Anakin, de nuevo con un Pons de pulso lento y concentrado. Espectacular el "Duel of the fates", que le quedó a Pons, a su orquesta y al Coro Nacional de España mucho mejor que la semana pasada cuando lo ofrecieron como propina. Pero para mí la mejor música de la saga es el acongojante tema de amor de El ataque de los clones, "Across the stars", donde el admirable vuelo lírico habitual en el compositor se funde con un hondo sentido de la tragedia: justo lo que la historia demanda y las tan planas como cursis imágenes de George Lucas no saben ofrecer. La recreación del maestro catalán, más lenta y sensual que la del propio Williams, quizá también menos desesperada, supo hacer justicia a esta hermosísima página que poco tiene que envidiar a algunas creaciones presuntamente más sesudas y "comprometidas" de la música de los últimos años. Claro que para algunos es más fácil "ser moderno" que emocionar, aunque esa es otra historia.
Concluyendo el programa oficial se interpretó de manera irreprochable ese "auto-homenaje" que se hizo Williams para cerrar la saga que es "Battle of the Heroes", directamente inspirada en su "Duel of the fates". Se aplaudió muchísimo durante el concierto, también -pese a los esfuerzos de Pons- entre cada uno de los números de las suites-, así que tras este brillante final el público se desbordó. Como anécdota -significativa- de la velada, queda que por primera vez salió a saludar como nuevo titular del coro el tenor Joan Cabero, quien parece haberse tomado muy en serio su labor: ¡vaya si sonaron bien esta vez los madrileños! Empastados, potentes y sin estridencias por arriba, sí señor.
Los aplausos, creo que merecidísimos, obtuvieron como regalo "Dry Your Tears Afrika" de Amistad, una de las cintas menos conocidas de Spielberg. Página espectacular y muy apropiada como propina, espléndidamente recreada por un Pons que supo, como en el resto de la velada, atender al detalle y no dejarse llevar por el mero decibelio. Intérpretes y público marchamos todos muy felices (y yo con veinte años menos), pero lo mejor es que algunos que no frecuentan mucho las salas de conciertos a buen seguro salieron, además de radiantes, con ganas de volver pronto al Auditorio Nacional. Enhorabuena: así se hace afición. Pero la próxima vez que cuiden un poquito el programa de mano, que este era de un cutrerío que echaba para atrás.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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8 comentarios:
Totalmente de acuerdo con tu comentario. Un gran concierto que recordaré durante años.
Lástima de los aplausos entre las suites, debido, yo creo que, sobre todo, al cutre programa que ni siquiera incluía los movimientos de las mismas.
Pero vamos, salvo por las trompetas, como ya has señalado, una muy buena interpretación de la orquesta y una acertada dirección por parte de Pons.
Por cierto, un blog muy interesante, te seguiré leyendo.
Muchas gracias.
La verdad es que los programas de mano eran paupérrimos. Alguien dirá que con el precio de las entradas de esos dos conciertos dedicados a las bandas sonoras la ONE no se podía permitir grandes lujos editoriales para la ocasión, y eso es cierto, pero... ¡qué menos que incluir los nombres de las piezas que se interpretaban de cada película, al igual que se indican los movimientos de una sinfonía!
Además, me parece poco educado no incluir el currículo del director y del saxofonista. ¿Tanto hubiera costado convertir el díptico en un tríptico para incluir esos datos? Lo dudo. En fin, a ver si en la próxima.
Estupenda crítica. Qué gusto.
Sólo una cosita pequeña. Las siglas correctas serían OCNE (Orquesta y CORO nacionales de España)
Pobre coro, también estuvo allí y en la segunda parte del concierto, además tuvieron un papel más que relevante.
Un cordial saludo.
Continuaré leyendo sus reseñas
Sí, claro que es OCNE, pero cuando me refiero solo a la parte instrumental de nuestros conjuntos nacionales prefiero abreviar como ONE, para no tener que repetir la palabra "orquesta" en un mismo párrafo. Muchas gracias de todas formas, y un saludo.
PD: hay por ahí quien anda diciendo ONCE en lugar de OCNE, se lo juro. :-D
Lo decía por el título de las dos críticas.
No sé si es amigo de la OCNE en facebook, pero alli he visto que la gente del coro, están siempre reivindicando que también existen, los pobres.
¡Muchas gracias!
La verdad es que en los títulos se me ha escapado. Sorry.
Otra estupenda crítica del concierto. Un 10 para éste y para usted....de verdad.
Todo fue perfecto y lo mejor fue el LLENO absoluto en el Auditorio, con público de todas las edades. Sólo falta que se siga en esta línea, aunque en España vamos bien servidos con Úbeda y Tenerife.
Para más conciertos recomiendo visitar http://www.moviesinconcert.nl/
Muchas gracias. Pero además de Úbeda y Tenerife (que ya es mucho para lo que hay en otros países), sería estupendo que la música de cine entrara a formar parte de la programación regular de nuestra orquestas. Que uno vaya a escuchar a Bartók o a Kodály y se encuentre a su compatriota Rózsa, por ejemplo... o viceversa. Un saludo.
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