sábado, 3 de octubre de 2015

Concierto para violín de Korngold: discografía comparada

Actualización  03-10-2015

Añado comentarios sobre las interpretaciones de Armstrong/Marriner, Hope/Shelley  y Shaham/Mehta, esta última recientísima: de la semana pasada.


Actualización 27-02-2014

Esta entrada se publicó originalmente el 5 de marzo de 2010. Ahora he añadido comentarios sobre las interpretaciones de Schmidt/Ozawa, Quint/Prieto, Gluzman/Järvi, Korcia/Kantorow y Steinbacher/Foster. Hay cosas muy interesantes en alguna de ellas, aunque la de Gil Shaham con Previn sigue en su pedestal. No he cambiado nada en los comentarios anteriores.
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Un Korngold afincado ya definitivamente en California y nacionalizado estadounidense estrenó su concierto para violín en 1947 como intento de recuperar el prestigio que lustros atrás había obtenido en Viena y borrar, de paso, su etiqueta de “autor cinematográfico”, pese a que paradójicamente reutilizó en su partitura varias melodías procedentes de su trabajo previo para el medio fílmico. Para su desgracia, el compositor vienés nunca volverá a ser considerado como lo había sido en su juventud, aunque la bellísima partitura se convierte en un éxito y aún hoy es la más grabada del autor. Comparamos aquí buena parte de las versiones que circulan por el mercado discográfico.





1. Heifetz. Wallestein/Los Ángeles (RCA, 1953). Korngold se deshizo en elogios ante la interpretación que el mítico violinista lituano realizó de su obra con motivo de su estreno. No es para menos, porque al mismo tiempo que su virtuosismo resulta deslumbrante, Heifetz se muestra –al menos en este registro seis años posterior– muy centrado y voluntarioso en lo expresivo, y desde luego no trata a la página como una mera partitura de lucimiento. Ahora bien, la comparación con lo que ha venido después hace que su lectura nos deje con una notable sensación de frialdad, convenciéndonos tan solo en un tercer movimiento lleno de brillantez. La dirección es más que solvente, pero solo eso. (7)




2. Perlman. Previn/Pittsburg (EMI, 1980). Las cosas cambiaron sustancialmente con esta interpretación intensa, muy extrovertida, apasionadísima –pero siempre controlada– en la que Perlman luce su sonido afilado y un enorme virtuosismo. André Previn, que por entonces no tenía muy lejanos sus tiempos de Hollywood, dirige con sabiduría y sinceridad para controlar en todo momento fuego de las emociones. Eso sí, podría desplegar aún más sensualidad, sobre todo en el movimiento central, aunque en contrapartida el tercero ofrece un entusiasmo y una jovialidad inigualables. Lástima que la toma sonora deje que desear para la época. (9)




3. Shaham. Previn/Sinfónica de Londres (DG, 1993). Lo de Shaham con esta obra no tiene nombre. Dueño de un sonido pleno, firme, varonil, no afilado pero tampoco blando ni amanerado, hace gala de una musicalidad importantísima y de una absoluta perfección en el estilo, alcanzando el punto justo de equilibrio entre extroversión y decadentismo sin caer en la menor afectación. La dirección de Previn resulta muy sobria y sincera, realizando un asombroso análisis orquestal y sintonizando con el solista en un segundo movimiento más adusto y menos evanescente de lo esperable. Esta es, en conjunto, la versión más redonda e indiscutible de todas. (10)




4.Magad. Jansons/Chicago (CSO, 1994). Se trata de una toma radiofónica editada por la propia orquesta en un doble compacto dedicado a sus solistas. En esta obra es el protagonista uno de sus antiguos concertinos, Samuel Magad. Sin duda un notabilísimo violín, de bello sonido, ágil y musical, todo un lujo para la orquesta, aunque en lo interpretativo no diga nada en particular y se eche de menos el fuego y la garra de los grandes. Mariss Jansons apuesta por un enfoque ante todo sensual, lírico y decadente, esto último quizá demasiado. Al arriesgarse por unos tempi más bien lentos no evita que la tensión decaiga en algún momento. Carece además de la garra y el entusiasmo deseables, sobre todo en el tercer movimiento. (7)




5. Juillet. Mauceri/Radio de Berlín (Decca, 1995). El director neoyorquino mostró creer firmemente en la creación musical de Korngold cuando grabó varias de sus obras (entre ellas la monumental ópera El milagro de Heliane) para la serie Entartete Musik de Decca, dirigiendo siempre con irreprochable idioma, pulso firme y gran sinceridad expresiva. Por desgracia al registrar este concierto tuvo a su lado a una violinista de sonido algo débil y sin el necesario punto de compromiso expresivo e inspiración. El resultado es una notable pero no excepcional lectura con un primer movimiento algo más decadente de la cuenta, un segundo lírico y sensual sin toda la magia deseable y un tercero que se ha escuchado en otras ocasiones bastante más arrebatado. (8)




6. Kavakos. Wolff/Radio Frankfurt (DVD Arthaus, 2001). Sin ser la más recomendable de todas, casi resulta obligatorio escuchar esta interpretación altamente renovadora tanto por parte de la batuta como por la del solista, pues adoptan ambos una visión mucho más doliente y dramática de lo habitual. Destaca en este sentido un amargo y doloroso segundo movimiento en cuyos pliegues más oscuros sólo Perlman y Shaham, ambos con Previn, habían comenzado a indagar. Impresionante el sonido poderoso y en absoluto narcisista del violín, así como la concentradísima labor del excelente director norteamericano. El DVD incluye un interesantísimo documental y excelentes interpretaciones de otras obras del autor. Lástima que no haya sonido multicanal. (9)



7. Mutter. Previn/Sinfónica de Londres (DG, 2003). Un comienzo sollozante y lleno de portamenti anuncia ya una interpretación insincera, romanticoide, de cara a la galería, con numerosos pasajes blandos y amanerados. Eso sí, el sonido de la Mutter es incomparable, lo mismo que su virtuosismo. Tampoco la chica anda escasa de imaginación. Misterioso y evanescente, mucho antes que dramático, el segundo movimiento: aquí Previn se pliega ante las demandas de su esposa. Arrebatadores los pasajes trepidantes del tercero, aunque en las secciones líricas vuelven las blanduras y el resultado termina resintiéndose. La dirección es globalmente magnífica, más intensa aunque quizá menos clara que con Perlman y Shaham. (7)




8. Hahn. Nagano/ Deutsche Symphonie-Orchester Berlin (DVD DG, 2004). Al igual que había hecho Hugh Wolff, Kent Nagano intenta apartarse de lo decadente y voluptuoso para apostar por una dramática sobriedad. Por eso mismo su visión resulta algo unilateral, echándose de menos magia y sensualidad en determinados momentos. Como además hay algunos pasajes no todo lo trabajados que debieran, el resultado no es tan satisfactorio como el del citado Wolff. Eso sí, resulta impresionante Hilary Hanh por sonido, virtuosismo y palpitación interna, mostrándose intensísima sin dejarse llevar por el menor amaneramiento: es decir, ofrece las mismas virtudes que la Mutter y ni uno solo de sus defectos. La excepcional labor de la violinista de Virginia compensa la algo irregular de la batuta. (9)



9. Benjamin Schmidt. Ozawa/Filarmónica de Viena (OEHMS, Salzburgo 2004). La musicalidad sensual, evanescente, hedonista e hiperrefinada del maestro oriental, siempre asombrosa por su plasticidad y manejo de las texturas, encuentra en la Filarmónica de Viena la compañía ideal para ofrecer una interpretación lírica y ensoñada a más no poder, fraseada con morbidez, decadentismo bien entendido y auténtica magia sonora, todo sin descuidar, venturosamente, el desparpajo, la vitalidad y el sentido del humor del tercer movimiento. El vienés Benjamin Schmidt le sigue a la perfección en sus planteamientos haciendo gala de un sonido bonito, más frágil que vigoroso, y un temperamento inclinado a la delicadeza y ensoñación, amén de un virtuosismo más que sobrado. La toma sonora, menos buena de lo deseable para la fecha, recoge no solo las abundantes toses sino también los aplausos del público tras el segundo movimiento. Y se trata del Festival de Salzburgo, nada menos. (9) 




10. Znaider. Gergiev/Filarmónica de Viena (RCA, 2006). Esta podría haber sido una interpretación de primerísima magnitud, porque el increíble Znaider, haciendo gala de un sonido afilado, de una enorme intensidad emocional, de una fértil imaginación y de un total alejamiento del preciosismo decadente, logra una lectura realmente portentosa. Pero ahí está el mediocre Gergiev, que dirige con energía pero usando la brocha gorda, llegando a ser hortera en las explosiones de la coda del primer movimiento y tan grandilocuente como vulgar en el final. Como suele ocurrir, la Filarmónica de Viena pierde en sus manos el bellísimo sonido que la caracteriza. Un 10 para el solista, un 6 para el director. La grabación es demasiado reverberante. (8)



11. Quint. Prieto/Sinfónica de Mineria (Naxos, 2007). Un arranque algo nervioso y falto de concentración nos pone en alerta de que algo puede no funcionar bien. Efectivamente, Phillippe Quint ofrece un sonido bonito –siendo pequeño– y frasea con calidez, pero no ofrece ni la emotividad ni la tensión interna de los colegas que mejor han recreado en la obra; el violinista ruso-americano, más delicado que intenso, se queda un tanto en la superficie y no sabe ahondar ni en la poesía ni en el drama interno que se adivina tras los pentagramas, y solo se desenvuelve de manera convincente en la vivacidad y la frescura del tercer movimiento. A estos resultados relativamente decepcionantes contribuye la batuta del mexicano Carlos Miguel Prieto, desconcentrada y sin mucha inspiración, parca en poesía y un tanto plana, aunque al menos es resultona y el maestro se mueve dentro de los parámetros de una buena musicalidad. La toma sonora sí que es muy notable. (7)




12. Capuçon. Nézet-Seguin/Rotterdam (Virgin, 2009). He aquí otro increíble violinista. Su sonido bello y carnoso se ve acompañado por un temperamento cálido pero sin arrebatos, un punto distante, aunque siempre comunicativo. Por fortuna con él sí se encuentra una batuta a su altura, la de Yannick Nézet-Séguin. El aún joven pero extraodinariamente prometedor director ofrece una dirección cálida y extrovertida, muy romántica al tiempo que en absoluto decadente, en la que apuesta por una visión más optimista que dramática de la partitura. Además el canadiense sabe no caer en lo superficial, como tampoco en la brocha gorda, pues atiende a la claridad y paladea con calma el segundo movimiento. (9)



13. Gluzman. Neeme Järvi/Resident Orkest den Haag (BIS, 2009). Tras un encendido y  perfectamente controlado arranque, el violinista ucranianonos van enganchando , además de por la belleza de su sonido –incisivo, más que carnoso–, por su enfoque espontáneo, fresco, luminoso y altamente comunicativo, de fraseo admirablemente natural y virtuosismo tal que da la sensación de no realizar esfuerzo alguno; también es cierto que su alejamiento de la ensoñación, la ternura y la sensualidad que también están en la partitura le dejan un poco a medio camino en el segundo movimiento. Järvi padre acompaña como en él es de esperar, sin mucha poesía y con brocha más bien gruesa –sobre todo en el tercer movimiento–, si bien ofrece incuestionable eficacia y trasmite energía. (8)




14. Korcia. Kantorow/Real Filarmónica de Lieja (Naive, 2011). Ya desde un arranque fraseado de manera peculiar se evidencia que Laurent Korcia, armado del sonido poderoso, robusto en el grave y un punto ácido que extrae de su Stradivarius, va a intentar imprimir un sello particular a su interpretación. Lo consigue, mostrándose más incandescente y anguloso que reflexivo o interesado por la mera ensoñación sonora, pero lo cierto es que no termina de sintonizar ni con el estilo del compositor ni con la particular poesía de los pentagramas. Jean-Jacques Kantorow dirige con eficacia y hace gala de una apreciable concentración el Andamte central, pero su trabajo con la formación belga es más bien primario y más bien escaso de verdadera inspiración. Una toma sonora más bien opaca subraya la impresión de que la claridad orquestal no es la deseable. (7)



13. Armstrong. Marriner/The Colburn Orchestra (Yarlung, 2011). Como él mismo cuenta en las notas, para el jovencísimo violinista californiano –unos veinte años en ese momento– fue algo muy especial grabar esta obra junto a la orquesta de su conservatorio en la misma ciudad donde Korngold lo escribió, Los Ángeles. Desdichadamente, debemos añadir nosotros, la ingeniería de sonido no estuvo a la altura, por lo que esta toma en vivo, además de incluir toses abundantes y hasta ruidos de niños, dista de recoger los resultados de manera satisfactoria, incluso escuchando la grabación en HD. En cualquier caso, queda claro que Armstrong huye por completo del decadentismo y, armado de un sonido afilado y ácido en el buen sentido, frasea con concentración, energía bien controlada y tensión sonora, también con un apreciable sentido de lo amargo cuando debe, aunque aún le falte un poco de magia, sensualidad y perfume poético. Elegante y cuidadosa, aunque sin nada en particular, la dirección del muy octogenario Marriner. (8)
 


15. Steinbacher. Foster/Orquesta Gulbenkian (Pentatone, 2012). Por encima de una batuta cuidadosa, atenta, clarificadora y muy musical, la de un Lawrence Foster que trabaja con pinceles finos sin que la magia sonora termine de surgir, sobresale el violín incandescente de Arabella Steinbacher, pletórico de virtuosismo –robusto y bellísimo su sonido, enorme su variedad de colores y brillante su agilidad–, además de sincero a más no poder. Su primer movimiento sobresale por el ardor perfectamente controlado en el fraseo, culminando en una cadenza escarpada e incluso rebelde, llena de tensión sonora. La tensión sigue latente en el segundo, muy lento pero concentrado a más no poder, dicho con un lirismo conmovedor que en absoluto se queda en lo meramente contemplativo o hedonista, pues sabe ofrecer en él una emotividad doliente que nos deja regusto amargo. En el Allegro assai vivace con que concluye la obra, jovial y luminoso como debe ser, no se olvida de frasear con cantabilidad llena de emoción las bellísimas melodías de la partitura. Sin duda, la solista alemana se ha convertido por derecho propio en una de las grandes recreadoras de la página. (9)



16. Hope. Shelley/Real Filarmónica de Estocolmo (DG, 2013). Otro que se apunta a este concierto decididamente de moda es el británico Daniel Hope, quien armado de un sonido muy bello y un fraseo curvilíneo, ofrece en este “Escape to Paradise. The Hollywood Album” una recreación dicha con apreciable intensidad e inapelable virtuosismo. Le falta, en cualquier caso, una última vuelta de tuerca en lo expresivo, y parecen innecesarios los detalles decadentistas –muy hollywoodienses, eso sí– del primer movimiento. La dirección de Alexander Shelley es globalmente sólida, pero en general adolece de falta de colorido y parquedad en la imaginación. Además, el tercer movimiento resulta un tanto plano: la orquesta parece poco trabajada y el fraseo resulta más bien lineal. (8)



17. Shaham. Mehta/Filarmónica de Berlín (Digital Concert Hall, 2015). Veintidós años después de su grabación para DG, el violinista de Illinois demuestra de nuevo que posee una especial afinidad con página haciendo gala de incandescencia, comunicatividad, variedad expresiva, exquisito gusto y una perfecta comprensión tanto del lenguaje del compositor como del trasfondo que se oculta tras las notas, acertando muy especialmente en un Andante lleno de significaciones. Desdichadamente el anciano Mehta pone el piloto automático y se limita a concertar con la enorme profesionalidad que le corresponde, dejando que la portentosa orquesta ponga el resto; solo en el tercer movimiento se anima un poco y decide frasear de manera personal, lenta y jocosa aunque en exceso pesante, el tema que procede de la película Prince and the Pauper. ¡Qué lástima no haber contado para la ocasión con una batuta más comprometida! La filmación se encuentra disponible en el siguiente enlace. (9)

4 comentarios:

Agrippina dijo...

¡Buen trabajo! Esto está excelente, lo único que extraño es alguna pequeña muestra de cada grabación, aunque más no sea para completar con los oídos esas críticas que leemos. Pero, Fernando, es un capricho nada más, el post es muy bueno. :=)

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Miles de gracias, pero eso de las muestras... ¡no sé cómo hacerlo!

Agrippina dijo...

Fijate, Fernando, en Google hay varios tutoriales sobre cómo insertar audio en blogger. Hay sitios como Go Ear o DivShare (entre otros, esos son los que yo conozco) que alojan mp3 gratuitamente y desde allí, tal vez, y con la ayuda del tutorial puedas hacerlo. ¡Estaría buenísimo!

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Gracias, echaré un vistazo ;-)

¡Menos chichi y más chicha!

Perdón por el chiste malo y ordinario, pero tenía que hacerlo. Acabo de salir del Ateneu Ruman (sí, estoy en Bucarest) de escuchar el Concie...