martes, 19 de enero de 2010

Barenboim y los conciertos de Chopin, en la red

No ha sido Chopin uno de los compositores en los que más ha brillado Daniel Barenboim. Lo ha tocado y grabado poco, y cuando lo ha hecho los resultados han sido desiguales. Geniales, sin duda, son algunos -no todos: los más dramáticos- de los Nocturnos que registró a principios de los ochenta para DG, pero en los vinilos realizados para EMI unos años atrás se percibía una excesiva "seriedad" en las interpretaciones, excesivamente adustas, fruto quizá del deseo de contribuir a despojar a esta genial música de ese barniz de frivolidad, blandura, amaneramiento y hasta cursilería con que los malos pianistas la embadurnaron durante lustros.

Tiene por ello mucho interés el retorno en esta temporada 2009/2010 del de Buenos Aires a la obra del polaco, con una gira en la que va a ofrecer dos programas diferentes y con la interpretación de los dos Conciertos para piano junto a diferentes formaciones. Por fortuna, el Digital Concert Hall de la Filarmónica de Berlín del que hablé en una entrada anterior (enlace) nos permite conocer cómo aborda Barenboim estas dos obras -juveniles y no del todo inspiradas, hay que reconocerlo-, gracias a una filmación corespondiente al domingo 4 de octubre pasado en la que el para mí casi desconocido Asher Fisch (circula por ahí un Rigoletto en el Met con Villazón) dirige a la formidable orquesta berlinesa (enlace). Me permito colocar aquí la muestra que ha colgado ella misma en YouTube.


¿Ha cambiado el Chopin de Barenboim? Pues sí. O mejor dicho, se ha enriquecido. Su enfoque sigue siendo objetivo, serio y abiertamente dramático, y en todo momento continúa permaneciendo ajeno a cualquier asomo de preciosismo sonoro: como siempre ocurre con el maestro argentino-israelí-español-palestino, la belleza no tiene sentido en sí misma, sino como mero vehículo de expresión de las ideas que se encuentran detrás de las notas.

Ahora bien, encontramos ahora además un calidez, una comunicatividad y un sentido digamos "humanista" en el fraseo -de una naturalidad pasmosa- que nos alejan del rigor de antaño y convierten a estas ejecuciones en experiencias extraordinariamente emocionantes. Basta con escuchar los trinos de Barenboim, alejados de cualquier mecanicismo, para comprobar hasta qué punto el artista logra extraer de esta música toda la emoción que respira.

Matizando un poco, habría que señalar que el Concierto nº 2 (el primero en el tiempo) conoce una admirable interpretación que ofrece interesantes toques encrespados el segundo movimiento y un acertado sentido del humor rústico el tercero. Sin embargo, es en el Primero donde Barenboim ofrece lo mejor de sí mismo, sobre todo en un Larghetto verdaderamente sublime. Fisch le acompaña con enorme solvencia, aun sin aportaciones de relevancia, y haciendo sonar a la orquesta con la robustez y densidad que la caracterizan.

De propina Barenboim ofrece un Vals del minuto que no entusiasmará a los amantes del mero virtuosismo -su mecanismo no tiene la limpieza de los más grandes "técnicos"- pero que resulta muy rico en lo expresivo, superándose en este sentido a sí mismo con respecto a otras interpretaciones suyas de la página (enlace); y -ya sin la orquesta delante: el éxito personal de nuestro artista fue extraordinario- un Nocturno op. 27, nº 2 acongojante, aunque boicoteado por la llamada de un par de teléfonos móviles que la toma de sonido, por cierto excelente, no logra disimular.

Abriendo cada una de las dos partes del programa, el director israelí ofrecía sendas obras infrecuentes, la Obertura de concierto de Szymanowski y la breve Obertura para cuerdas de Lutoslawski. Buena elección y buenas interpretaciones redondeando un concierto que me parece imprescindible para todos los amantes de Chopin y, por descontado, para los admiradores de Barenboim, que pese a los odios que suele suscitar en ciertos círculos ideológicos, son -somos- legión. Para quien se anime, aquí está el enlace.

1 comentario:

vicentet dijo...

que cosa mas rara que Baremboim no dirija y toque desde el piano, como ha hecho con los conciertos para piano de Beethoven.¿Quien es este Asher Fisch?? Un protegido??

¡Menos chichi y más chicha!

Perdón por el chiste malo y ordinario, pero tenía que hacerlo. Acabo de salir del Ateneu Ruman (sí, estoy en Bucarest) de escuchar el Concie...