Se han cerrado los conciertos matinales del 58 Festival de Música y Danza de Granada con un recital que intenta evocar “el pasado del legado poético y musical del levante peninsular, musulmán y cristiano (ss. XII_XIII)” en el marco del hermoso Hospital Real, contando con la colaboración al alimón de la Capella de Ministrers, que ya había actuado el día anterior (enlace), y del Ensemble Akrami de Tetuán.
La primera parte lo ocuparon estos últimos, bajo la dirección de Mohamed Amin El Akrami, ofreciéndonos una selección de hermosa poesía levantina de tiempos andalusíes, un repertorio bastante desconocidos que ellos se encargaron hace no mucho de llevar al disco junto a Carles Magrener y su grupo. Las interpretaciones me parecieron convincentes, aunque de la voz de Abderrahim Abdelmoumen sobresale más su sensibilidad que su fuerza expresiva.
Ya en la segunda parte, los chicos de Magraner nos llevaron al mundo del amor cortés con una precioso ramillete de piezas de Berenguer de Palou y Ponç D’Ortafà. Interpretativamente me convencieron solo a ratos, sobre todo en los momentos más abiertamente líricos, en los que se pudo disfrutar del buen hacer de la soprano Pilar Esteban y del hermoso sondo del arpa de Juan Manuel Rubio. Otros momentos me parecieron, no sólo por enfoque sino también por realización, un tanto típicos y vulgares: ya se sabe, el medievo a base de arabescos de la flauta y percusión brutal.
En cualquier caso, buenos músicos y precioso repertorio. Al final, como era de esperar, tocaron los dos grupos juntos y se ganaron el entusiasmo del respetable. Lo peor, la larga y fatigosa cola bajo el sol para acceder -gratuitamente- al concierto. Deberían abrir antes las puertas.
1 comentario:
Deberían cobrar. Eso es lo que deberían hacer.
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