domingo, 5 de abril de 2009

De Bach a Eslava en cien metros

El cansancio me puede y la prudencia me anima a reposar para estar bien preparado ante la paliza física y emocional que -para quienes nos apasiona la Semana Santa- supone el Domingo de Ramos. Aun así quiero dejar unos breves apuntes sobre los dos conciertos que he escuchado esta misma tarde en Sevilla: La Pasión según San Juan de Bach en el Maestranza, como clausura del Festival de Música Antigua, y el tradicional Miserere de Hilarión Eslava a solo cien metros, en la Catedral. Bochornosamente no se llenó el teatro; sí el templo catedralicio, salvando las numerosas entradas de protocolo cuyos destinatarios decidieron no venir. Los públicos de uno y otro concierto eran muy diferentes.

Me aburrió la interpretación de la sublime obra bachiana. La Orquesta Barroca de Sevilla realizó una estupenda labor, sus solistas (con alguna excepción que prefiero callar) realizaron formidables intervenciones y el Coro Arsys Bourgogne sonó con una belleza, una afinación y un empaste prodigiosos. El problema es que Pierre Cao, director de esta última agrupación, se preocupó exclusivamente de la belleza sonora. La consiguió en grado sumo, desde luego, pero a costa de adoptar un enfoque excesivamente recogido e intimista que hizo sonar a esta música tímida, superficial y descafeinada. Eché de menos tensión dramática, incisividad, claroscuros, sentido teatral y, en definitiva, verdadera inspiración. Los solistas vocales alcanzaron un buen nivel.

El Miserere de Eslava es un indigesto refrito rossiniano-donizettiano mucho más interesante como testimonio del pasado que desde el punto de vista artístico. En cualquier caso hay un público que lo demanda y es plausible que se interprete con la mayor calidad posible. Hace dos años Luis Izquierdo se despidió de la obra con una interpretación de muy digno nivel (enlace). Ahora ha probado fortuna Pedro Halffter y ha salido más que airoso del empeño: hubo belleza sonora, equilibrio de planos y apropiado espíritu teatral, aunque no pudo hacer nada para evitar que esta música sonase a ratos banal y pimpante. Perjudicados por una deficiente acústica, la Sinfónica de Sevilla y el Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza no lograron la precisión de sus últimas intervenciones en el Maestranza bajo esta misma batuta. Estupendo Flavio Oliver, digno Federico Gallar y un tanto irregular Jorge de León, que comenzó con muy buena línea para dejarse llevar por los nervios en su última intervención.

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