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Koopman hace justo lo contrario que Harnoncourt en la lectura que escuché y comenté ayer mismo en este blog. Si el austríaco tomaba su Concentus Musicus Wien para aplicar unos parámetros más bien discutibles, digamos que a medio camino entre el historicismo más frío y lo "romanticoide", el holandés toma una orquesta "de las de toda la vida" y la pone al servicio de un concepto cien por cien "históricamente informado": tempi, fraseo, articulación y ornamentación están totalmente al día de lo que se ha avanzado en la interpretación del Barroco, sin la menor concesión a las sonoridades tradicionales. Y todo ello haciendo gala de una intensidad, una teatralidad y una expresividad realmente excepcionales.
Es posible que en su reciente grabación, que en este blog he elogiado repetidamente, Sir Colin Davis sea aún más emotivo y profundo, también más "musical" que Koopman, quien a veces se precipita un poco y puede resultar para ciertas sensibilidades un tanto pimpante. Aún así me quedo con el holandés, porque consigue cotas extraordinarias de comunicatividad sin salirse de unos parámetros estilísticos y expresivos, los del historicismo, que a mí me parecen los más adecuados para interpretar esta música.
Por lo demás, creo que Koopman se sitúa a distancia de todos sus compañeros de la interpretación barroca, salvo quizá de un más elegante -y más tímido- Trevor Pinnock. A Harnoncourt lo vapulea: compárese el horroroso "Aleluya" de este último con el del holandés para ver la diferencia entre la blandura más pastelosa y el júbilo más alejado de la retórica romántica.
Esta interpretación radiofónica flaquea un tanto por el lado de las voces. El tenor Jörg Dürmüller y el barítono Detlef Roth se limitan a cumplir, mientras que el gran Andreas Scholl defrauda con una voz que parece envejecida; sólo triunfa la cada día más cotizada Sunhae Im. El Westminster Symphonic Choir es muy bueno, pero no puede compararse con los mejores que han grabado la partitura. El clave (¿el propio Koopman?) es magnífico.
Desde luego yo lo tengo claro: si Koopman grabase esta obra con unos solistas y un coro de primera -la orquesta me da igual, aunque preferiría la suya propia-, sería mi versión favorita de El Mesías. Escuchen esta grabación neoyorquina, por favor, antes de que la quiten de la red. Y ahora a ver si Jacobs se anima de una vez a darnos una interpretación propia. ¡Lástima que no conservemos ninguna de Robert King! La que le escuché hace años en Sevilla me gustó muchísimo.
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