Graham Vick y Paul Brown (sí, los del
Rigoletto del Real) la armaron con su
Falstaff en la reinauguración del Covent Garden en diciembre del 99. Incluso desde estas páginas un crítico nada sospechoso de conservadurismo como A.B.-B. afirmó que “todo fue grotesco y zafio, con el resultado de la pérdida total del balance entre drama y sentido del humor”. Propuesta discutible, por tanto, pero a la que no se le puede regatear riesgo y coherencia. Y es que la obra postrera de Verdi es original, ácida e incluso grosera antes que convencional, amable y burguesa, como la entiende, por ejemplo, Zefirelli en el Met (DG).
Haitink vuelve a evidenciar que dista de ser un gran verdiano, pero ofrece dignos “servicios mínimos”. Excelente Terfel, sensacional como actor y sin el amaneramiento vocal que exhibirá poco después con Abbado. Notable el Ford de Frontali, correcta la parejita de enamorados y muy sólido el resto. No se incluyen subtítulos en castellano, pero sí entrevistas. Sonido problemático.
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Artículo publicado en el número de febrero de 2002 de la revista Ritmo.
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