El disfrute se acrecienta porque en un momento en el que los directores de escena parecen rivalizar a la hora de presentar una visión lo más transgresora, escandalosa y disparatada posible de cualquier título que se les ponga entre manos, Nicholas Hytner decidió ofrecer una propuesta naturalista, “tradicional” pero en absoluto convencional, respetuosa con Mozart y Da Ponte tanto en la letra como –lo más importante– en el espíritu: es una comedia, mas una comedia agridulce en la que no hay reproches moralistas, pero sí una profunda reflexión sobre la condición humana. Hynter, escuchando atentamente la música, logra mediante una trabajadísima y minuciosa dirección de actores definir personajes y situaciones aportando riqueza conceptual y credibilidad dramática.
Me ha gustado especialmente cómo cada uno de los jóvenes posee –se halla implícito en la partitura– una psicología distinta, reaccionando de manera diferente ante los acontecimientos que se les vienen encima; en cómo no es necesario convertir, como a veces se hace, al “filósofo” racionalista Don Alfonso en una figura mefistofélica; en cómo las divertidas apariciones de Despina disfrazada no caen en la bufonería mal entendida; y en cómo el amargo contraste entre el clima onírico de la boda fingida –una de las más excepcionales creaciones mozartianas– y el prosaico “retorno a la realidad” encuentra aquí su correlato escénico, a lo que no es ajeno el inteligente trabajo de luminotecnia realizado por Paule Constable, que progresa desde la luminosidad hacia la melancolía igual que lo hace la partitura. Por descontado que se pueden hacer cosas mucho más "modernas" (la producción "hippie" de Doris Dorrie, con Barenboim dirigiendo, es espléndida), pero este trabajo de Hytner me parece un modelo de sensatez, respeto, buen gusto, coherencia y profundidad.
Musicalmente las cosas rayan a menor altura, aun alcanzando un nivel digno y equilibrado. Iván Fischer, quien repetirá en Canarias al frente de su estupenda Orquesta del Festival de Budapest, tuvo en Glyndebourne a su disposición a una Orchestra of the Age of the Enlightenment no muy fina, ofreciendo una dirección rápida, ágil y afilada, a veces un tanto seca y cercana a lo pimpante, de corte marcadamente historicista. Admirable, en cualquier caso, la manera en la que preparó muy a conciencia los recitativos, lo que es sin duda (algo de lo que no se suelen enterar nuestros batuteros provincianos) una de la claves de la buena interpretación operística mozartiana.
En el elenco me han gustado especialmente la Dorabella de Anke Vondung y, sobre todo, el Guglielmo de ese estupendo cantante que es Luca Pisaroni. Miah Persson, algo cursi al principio –quizá para marcar bien la evolución de su personaje–, tiene una voz en exceso ligera para Fiordiligli, lo mismo que le ocurre a Nicolas Rivenq con su Don Afonso. Ni que decir tiene que ella lo pasa fatal en el "come scolgio", como tantas otras. Bien, más sensible que vocalmente deslumbrante, el elegante Ferrando de Topi Lehtipuu (el único de los seis que repite en Las Palmas), y sólo correcta la Despina de Ainhoa Garmendia.
Son reparos menores, tratándose de un título no precisamente fácil de servir: este doble DVD es una oportunidad de oro para comprobar de qué manera Mozart alcanzó una plena fusión entre música y drama –la partitura al servicio del teatro, explicando con el sonido lo que se ve escena– en este título que es, aun tantas veces infravalorado, uno de los más hermosos, equilibrados y profundos de todo el género operístico.
2 comentarios:
Disculpe, pero Anke Vondung TAMBIÉN repite, junto con Lehtipuu, en esta producción en el Teatro Pérez Galdós.
Saludos,
L.S.
Ciertamente, muchas gracias por la información. Cuando escribí este texto fui a la página del Pérez Galdós y a la de la Orquesta del Festival de Budapest, y allí vi el nombre de Lehtipuu pero no el de la estupenda Anke Vondung. Puede que se haya tratado de un cambio de última hora o, sencillmente, de un monumental despiste por mi parte, lo que no me extrañaría nada. En cualquier caso, estupenda Dorabella.
Aprovecho para añadir que esta produción se verá en este misma temporada en el Palau de Les Arts de Valencia; por desgracia el director musical previsto es mucho menos bueno que Iván Fischer, así que la ocasión para disfrutar en buenas condiciones de este maraviloso Così es sin duda la que se brinda en Canarias.
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