lunes, 16 de septiembre de 2024

Un disco raro: Quinta de Bruckner por Maazel en Viena

Efectivamente, un disco raro este de la Sinfonia nº 5 de Anton Bruckner que un Lorin Maazel de cuarenta y cuatro años registró al frente de la Filarmónica de Viena en la Sofiensaal de la capital austriaca entre el 25 y el 28 de marzo de 1974 para Decca. Raro, entre otras cosas, porque solo fue pasado a CD por Eloquence Australia en una fecha tan tardía como 2004, y por ello casi nadie habla hoy de él. Raro también porque supuso una de las poquísimas incursiones fonográficas del maestro franco-americano en este universo durante las primeras décadas de su carrera: habría que esperar hasta 1989 para una Octava en Berlín. Hasta entonces, nada más. Y raro asimismo porque supone una insólita colaboración por parte de la Wiener Philharmoniker en una década en la que, aunque diferentes testimonios radiofónicos corroboran que también hizo Bruckner con otros importantísimos directores, solo grababa a este autor con Karl Böhm empuñando la batuta: memorables Tercera, Cuarta, Séptima y Octava.

Quizá lo interesante es, precisamente, que Maazel propone un Bruckner muy distinto al de Böhm: igual de increíblemente bien sonado, no menos bien aprovechado en lo que a la sedosidad de la cuerda vienesa se refiere, diseccionado con la misma mano maestra, pero muchísimo más brillante merced a la relevancia que se concede a la sección de metales. Y esta circunstancia viene de la mano de otra diferencia que se da más bien en el plano expresivo: en lugar del equilibrio interior, el carácter apolíneo y la honda meditación del de Graz, encontramos un Bruckner más vital y contrastado, con más nervio, a veces más nervioso de la cuenta, como también menos severo y más comunicativo.

¿Preferible al de Böhm, pues? Ciertamente no. Pero sí más fácil de asimilar, y eso hay que tenerlo muy en cuenta en una obra tan compleja para el oyente como es esta sinfonía. Dicho esto, hay que concretar un poco: los dos primeros movimientos se desarrollan de manera desigual, alternando pasajes algo faltos de elevación poética con otros llenos de fuerza, y trufando todo ello con detalles de enorme clase y algún desacierto. Muy made in Maazel, pues. El Scherzo, sin ser el más visionario posible, alcanza una altura encomiable. En cuanto al Finale, verdadero corazón de la página, posee pasajes algo frívolos pero deslumbra en la doble fuga, tanto por el control de las tensiones como por el increíble análisis polifónico: hay que acudir a Klemperer para escuchar algo semejante. ¡Qué técnica tenía Maazel! Cuando le daba la gana, habría que apostillar.

Por cierto, circula de manera corsaria el reprocesado japonés realizado recientemente por Tower Records: suena de escándalo.

8 comentarios:

vicentin dijo...

Hablando de Karl Bohm, la única obra importante de la que no realizó un remake es la quinta que grabase en fecha tan temprana como 1937 para electrola, con la partitura "restaurada" de los elementos espureos

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

No tenía ni idea de que hubiese una Quinta por Böhm. ¡Muchísimas gracias por la información!

Pablo Daffari dijo...

A mí el Bruckner que Maazel grabara con la Filarmónica de Berlín para EMI no me dice absolutamente nada (me transmite la sensación de escuchar a un director que no se cree la obra que dirige). No conozco su integral con la Orquesta de la Radio Bávara. ¿Qué valoración le merece? Un saludo.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

No conozco nada de esa integral. Pensaba escuchar antes la Octava de EMI, pero me quita usted las ganas...

vicentin dijo...

Mirando la ficha de la quinta en abruckner.com resulta que hay una grabacion mas de Karl bohm de la misma fecha, en este caso toma en directo. Es curioso que obras tan dificiles de grabar en los años 30 en discos de 4 minutos por cara por su dificultad para la escucha tuviesen una discografia
tan amplia: estaban disponibles completas la cuarta, quinta, septima, y novena.

Sergio dijo...

Bruckner por Maazel hay también una séptima con Berlín en EMI, y dos terceras, una antigua con la Sinfónica de la Radio de Berlín del año 1967 y la otra con la Filarmónica de Munich en Sony del 2013, creo. La del 67 la tengo en archivo FLAC...

vicentin dijo...

La tercera de Maazel grabada por concert Hall se editó en España por Movieplay. Aparte que las impresiones son bastante malas, la interpretacion en si carece de interes mas alla de la curiosidad. Es curioso como simultaneaba en los 60 la filarmonica de Viena, Berlin, grabaciones con decca y DGG con un sello bastante menor como concert Hall.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Maazel tenía un talento inmenso, pero su carrera estuvo llena de altibajos. No solo discográficos (por ahí le vi un DVD ya tardío y de circulación muy restringida con la Orquesta Toscanini de Parma haciendo Menselssohn y Respighi, creo recordar), sino como titular. Llegó a lo más alto, a Viena, y de allí se tuvo que ir a un puesto tan de segunda como Pittsburg cuando él pensaba que iba a suceder a Karajan en Berlín. En sus últimos años anduvo con titularidades de nivel intermedio, como Filarmónica de Múnich o Palau de Les Arts, cuando por prestigio y talento se merecía haber estado en primerísima fila. Sí, de vez en cuando se asomaba por Viena, por Chicago o por La Scala, pero solo eso: de vez en cuando.

¿Razones? Encuentro tres. Una, la irregularidad de sus interpretaciones: pasaba de una noche extremadamente buena a una noche extremadamente mala con suma facilidad. Dos, que cobraba muy caro. Tres, que era un mal bicho. Siempre tuvo fama de ello. Yo le vi en la Expo 92 maltratar a un sevillano educadísimo que se acercó a pedirle un autógrafo. Por las mismas fechas Arteaga se hacía en Scherzo de las conspiraciones contra él que había habido en Viena. Luego he conocido terribles anécdotas sobre el comportamiento de Maazel. Nadie le quería cerca. Si le contrataban eran porque sabían que era muy bueno, pero tenían que callarse la boca y aguantar sus variados desmanes.

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