Con instrumentos modernos, claro está: los de la Orquesta de la Gewandhaus. Al fin y al cabo, se trata de la ciudad bachiana por excelencia y allí conviven perfectamente interpretaciones tradicionales e historicistas, sin kale barroka que ningunee a los músicos de la citada orquesta por ofrecer cada semana una cantata en la iglesia donde está enterrado el genio bajo parámetros "no HIP".
En esta ocasión se trata de un concierto bajo la dirección de Andris Nelsons ofrecido en la propia Gewadhaus –magnífico edificio levantado por iniciativa de Kurt Masur– el 16 de junio de 2023, que he visto en formato 4K y sonido Dolby Atmos. Comenzó el asunto nada más y nada menos que con la inmensa Chacona de la Partita para violín nº 2, en muy acertada orquestación de Joachim Raff. ¿Es preferible el original? Desde luego, pero así se descubren muchas cosas nuevas de esta música, sobre todo porque la variedad de colores, texturas y volúmenes sonoros permiten comprender mejor la variedad (¡y profundidad!) de estados anímicos que nos hace atravesar esta música. Nelsons dirigió con enorme sensatez, dejando que la partitura fluyera con naturalidad y belleza, también con animación, con intensidad expresiva y por momentos hasta con cierta agitación, pero sin caer en pesadeces de equivocados "romanticismos" ni, por razones obvias, en las carreras, parones, suspiros y detalles de mal gusto que en esta página nos regalan algunos –y algunas–violinistas de la escuela HIP.
Siguió el Concierto para piano nº 2 de Saint-Säens con Lang Lang. Es el mismo del doble compacto editado por DG, que por cierto pude comprar allí mismo en una de mis recientes visitas; la interpretación es sensacional, pero dejo el comentario para cuando escriba algo sobre ese disco.
Segunda parte, solo Johann Sebastian. Primero, una suite elaborada por Gustav Mahler seleccionando algunos de los números más célebres de las Suites para orquesta nº 2 y 3. Rásguese las vestiduras el que quiera, que yo me lo he pasado muy bien, por el arreglo y por la dirección. Estupenda la flauta. Clave muy ornamentado. El Aria, eso sí, se toca con la cuerda al completo; no es la opción que más me atrae, pero tampoco voy a olvidar que el mismísimo Jordi Savall lo hizo así, para disgusto de algunos.
Seguía un admirable arreglo para cuerda realizado por Max Reger del preludio coral O Mensch, bewein dein Sünde groß, extraído del Orgelbüchlein. Sencillamente, un prodigio de belleza y espiritualidad. De paso, queda bien claro cuál es la mejor de las familias de la Orquesta del Gewandhaus.
Para concluir el programa, Edward Elgar transcribiendo para orquesta la Fantasía y fuga en do menor BWV 537. Con caja, bombo y platillo, es cierto, pero en una línea mucho menos espectacular, más musical que la de las propuestas de Leopold Stokowski, sencillamente porque el autor de las Variaciones Enigma poseía mucho más gusto que Don Leopoldo, como también más sabiduría a la hora de percibir que lo más interesante de este repertorio no está en la sonoridad apabullante del órgano y en el contraste entre grandes masas sonoras, sino en la soberbia construcción polifónica.
La cosa está clara: si carece usted de prejuicios y quiere conocer la música de Bach desde otros ángulos, no lo dude y vea este concierto. Y si no, disfrute al menos lo de Lang Lang. Pero eso, ya digo, lo dejo para otra ocasión.
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