domingo, 16 de junio de 2024

Un día de coros y corales en Leipzig (II): sobre los destrozos del comunismo

Cuando salí de San Nicolás (leer entrada anterior) ya había escampado. Pude así contemplar mejor, en la misma plaza de la iglesia, la reconstrucción de la escuela donde estudió el mismísimo Richard Wagner. También la columna reciente que conmemora las concentraciones que, allá por los años ochenta, se empezaron a realizar en protesta por la carrera de armamento nuclear, y terminaron desembocando en uno de los más ariates que la RDA conoció contra la dictadura comunista. Es una pena comprobar que el ser humano no cambia: los años pasan, las cosas se olvidan, y ahora cientos de miles de alemanes andan dispuestos a entregar el poder a la nueva ultraderecha. Al menos, eso es lo que parecen querer muchos de sus hijos y sus nietos, incluso algunos de ellos mismos. Un horror.

Justo como lo es asomarse a la Universidad, donde iba a presenciar el segundo concierto de la velada. El venerable conjunto sobrevivió al atroz bombardeo de los británicos, pero en 1968 la autoridad comunista, al parecer con el beneplácito del profesorado, decidió tirar el viejo edificio para construir otro a la mayor gloria del estudiante proletario. Difícil para un amante del arte no sentir rabia e impotencia. El conjunto actual vuelve a ser nuevo, y en él se ha intentado integrar lo que se ha podido del primitivo.


De hace muy, muy pocos años es el Paulinum, una iglesia construida por el arquitecto holandés Van Egeraat: las bóvedas hacen referencia al gótico local del Quinientos y en la capilla mayor, tras el cristal delante del cual iba a tener lugar el espectáculo, se integran los pocos restos de las obras de arte mueble con que contó el antiguo templo. El espacio estaba a rebosar, por cierto, ese sábado 14 de junio a las doce horas: se contaba nada menos que con Reinhard Goebel para dirigir dos cantatas bachianas para soprano. Pero el concierto lo dejo para la siguiente entrada, que tengo cansancio acumulado y mañana es día de trabajo.

2 comentarios:

VMC dijo...

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-06-16/los-que-no-quieren-aprender/

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

He llegado hasta donde dice Greta la zumbada. El chiste me disuade de seguir leyendo, porque deja claro el tono de lo que va a seguir. Creo que hago bien. Savater está ahora no en la extrema derecha, pero sí en la derecha extrema de Isabel Díaz Ayuso. Me produce asco su evolución: de pensador liberal y progresista a sectario profundo y clasista lleno de desprecio.

Para lo que ha quedado la Gheorghiu

Por supuesto, yo ya ando en casa. Escribiré poco a poco sobre lo que he escuchado en Bucarest.