sábado, 26 de agosto de 2023

Novena de Bruckner por Klemperer: granito puro

Febrero de 1970. Otto Klemperer se acercaba a los ochenta y cinco años cuando realizó este registro. Como era de espera, se produjo un choque entre lo que la música parece pedir y su poderosísima personalidad, sobre todo en el primer movimiento. No hay ni rastro (¡faltaría más, tratándose de Klemperer!) de misticismo ni de ninguna clase de religiosidad. Tampoco hay espacio para la contemplación poética. Ni siquiera puede decirse que el maestro se centre en los terrores ante el abismo. Antirromántico por excelencia, él ve aquí únicamente una arquitectura construida con grandes líneas de tensión; con su batuta talla –con enorme limpieza, aunque más de un desajuste hay– enormes bloques de granito y los pone unos frente a otros llevando las fuerzas al límite.



En el Scherzo ocurre algo parecido, aunque aquí sí hay cierto espacio para la “expresión”: la mala baba propia del veterano maestro. El trío en ninguna otra interpretación –repito: en ninguna– se ha escuchado tan meridianamente clarificado y, al mismo tiempo, tan lleno de interrogantes.

Y en el Adagio, sorprendentemente, Klemperer parece –diríase que es un espejismo– dejarse llevar por la delectación melódica desgranando el movimiento con tanta lentitud (27'23'') como concentración, dejando que las melodías vuelen e incluso ofreciendo ciertos detalles de “humanismo”, así en la distancia, como quien no quiere la cosa, y centrándose siempre en las grandes descargas dramáticas que nosotros llamamos “llamadas del más allá” y él no sabemos muy bien cómo las llamaría. Da igual: el resultado es tan discutible como impresionante. 

Se preguntará la tropa bruckneriana si el reprocesado de 2023 soluciona los problemas de las anteriores ediciones en CD. La verdad es que solo lo hace parcialmente: las insuficiencias de la toma original, más bien turbia, sigue ahí, pero se ha ganado en cuerpo, relieve e inmediatez. Es suficiente para disfrutar de semejante maravilla.

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