Se lo escuché ayer a Klaus Florian Vogt, cuando puse el final –en directo– del concierto del Waldbühne de este año. Coincido con los que califican a este tenor de "niño cantor de Viena", por su voz blancuzca y sin sustancia. Pero añadiría que lo peor no es eso, sino su expresividad extremadamente blanda y relamida.
¿Cómo es posible que una orquesta como la Filarmónica de Berlín y un director como Andris Nelsons, por cierto orondo como nunca se le haya visto, hayan invitado a un cantante como este? Peor aún, ¿cómo ha hecho carrera un tenorino tan absolutamente insufrible? Misterios de la lírica.
2 comentarios:
Por distintas razones, no he escuchado el concierto de la Waldbühne de la Filarmónica de Berlín, así que no puedo decir nada del “Morgen” de Klaus-Florian Vogt en concreto. Pero me temo que no termino de estar de acuerdo contigo con la valoración de este cantante.
Creo que Vogt es, de hecho, un buen cantante, que siempre se ha caracterizado por buena calidad de fraseo y que ha pretendido buscar un acercamiento “belcantista”, si se quiere, a ciertos personajes wagnerianos que hasta cierto punto lo aceptan. Es cierto que tanto para Lohengrin como para Parsifal prefiero voces más “hechas”, más plenas, (concretamente necesito en Lohengrin un talante más heroico, como el Kaufmann de Bayreuth 2010, por ejemplo), pero creo que la visión de Vogt sigue siendo válida. Y sobre todo, me resulta interesante que, contra todo pronóstico, se haya mantenido en tan buena forma durante todos estos años, (quiero decir, sin crisis vocales reseñables), cuando ha cultivado un repertorio que, en cierta medida, necesitaría una voz de la que él no dispone, (no olvidemos que también ha cantado Siegmund, por ejemplo…).
Gracias por las impresiones. Me parece incuestionable que Vogt tiene mucha técnica, pero su carácter relamido me parece extremadamente insufrible. Es mi opinión, quizá minoritaria.
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