Recuerdo que cuando tuve la oportunidad de pedirle un autógrafo a Antonio Pappano –el más simpático de todos los maestros a los que he podido acercarme–, le dije lo mucho que me gustaba la manera en que hacía cantar a la orquesta, con verdadera italianidad”. “Pues claro”, me replicó, “¡por algo me llamo Pappano!” Será un prejuicio mío, pero lo cierto es que la interpretación de La noche transfigurada en la Philharmonie de Berlín que le acabo de ver en directo a través de la Digital Concert Hall me ha parecido caracterizarse precisamente por eso mismo, por el maravilloso sentido melódico de los grandes arcos de tensiones y distensiones planificados de manera magistral por Arnold Schönberg. Fraseo natural, amplio, efusivo, como salido de la garganta humana. También carácter sensual, voluptuosidad, agitación sin nerviosismo y nobleza. Gran interpretación, francamente bien sonada por la cuerda de la Orquesta de la Academia de Santa Cecilia.
Morbo enorme en la segunda parte: el Concierto para piano de Ferrucio Busoni. Es decir, un piano megavirtuosístico luchando de manera titánica contra una orquesta enorme a lo largo de setenta minutos, sumándose al final un coro masculino con textos de alabanza a Alá. Se había estrenado en Berlín, allá por 1904, bajo la batuta de Karl Muck, pero la verdad es que casi nadie lo ha tocado o grabado. Yo no la conocía. El primer movimiento me ha parecido algo pesado. Más interesante el segundo, con su peculiar sentido del humor. Grande e impresionante música en el tercero, Pezzo serioso, para luego pasar a una tarantela llena de fuerza en la que solista y masa orquestal rivalizan a ver quien toca más fuerte. Una salvajada en todos los sentidos con la que podría acabar la obra, pero aún queda el quinto, un Cantico de apreciable elevación espiritual.
¿Interpretación? Se le podrán pedir más matices aquí y allá, no solo vigor sino también más sutilezas, pero Igor Levit ya ha pasado a la historia como uno de los pocos pianistas que ha querido y podido tocar la obra, haciéndolo además con insultante facilidad técnica. La dirección de Pappano, muy difícilmente alcanzable. La orquesta romana ha estado a la altura –es decir, maravillosa–, no así el coro.
Los vítores y aplausos del respetable han sido los más intensos hasta ahora escuchados en el Musikfestival berlinés. Con toda justicia.
2 comentarios:
Curioso el concierto de Busoni. Excesivo tanto para la parte de piano como para la orquesta. Un concierto "mamut". Nunca lo había visto en imágenes aunque sí he escuchado las versiones de Gernstein/Oramo, Hamelin/Elder, Ohlsson/Dohnanyi, Scarpini/Kubelik, Postnikova/Rozhdestvensky. Todas ellas recomendables desde diferentes puntos de vista. Interesante tambien que directores como Kubelik, Dohnanyi o Rozhdestvensky hayan dirigido la obra.
Un último comentario, dentro de su amplisimo repertorio, Arrau tocó en concierto en 1966 el concierto de Busoni con Sawallisch y la Filarmónica de Berlín. Lástima que no exista grabación.
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