viernes, 26 de agosto de 2022

Séptima de Mahler con Kirill Petrenko y la Filarmónica de Berlín: otro que se estrella

Hay críticos musicales a los que les gusta llevar la contraria a la mayoría, unos por sentirse diferentes, otros simplemente por llamar la atención y/o armar jaleo. No es mi caso: me crean ustedes o no, y aunque a veces parezca que no es así, me siento muchísimo más cómodo asintiendo con lo que piensan los demás que diciendo lo contrario. Por eso mismo lo he pasado mal recibiendo muchos unlikes y mensajes con insultos ad hominen –la mayoría soeces– a raíz de mi videocomentario sobre la Patética de Kirill Petrenko. Ahora bien, si no expreso mi opinión verdadera, este blog no tendría para mí el menor sentido. No escribo para encontrar seguidores ni, menos aún, para moverme por el mundillo, sino para reflexionar sobre lo que escucho y compartir esas impresiones con otros melómanos, con la esperanza de que estas les interesen al igual que a mí me ayudan, de diferentes maneras, las cosa que escriben los otros críticos y aficionados. Por eso mismo no me interesa distorsionar, ni en un sentido ni en el otro, lo que me ha parecido la Séptima sinfonía de Gustav Mahler que acabo de escuchar a través de la Digital Concert Hall –con imagen 4K, creo que es la primera vez que se trasmite con este sistema en directo– que ha sido inauguración de la nueva temporada de la Filarmónica de Berlín.

Creo que el maestro se equivoca con el primer movimiento, como le ocurre a otros directores importantes: suena épico, pero no atmosférico ni opresivo. La primera de las músicas nocturnas la dice con fluidez, belleza y el carácter amable que le corresponde, pero no resulta muy sensual ni emotiva. Magnífico el scherzo: rápido, incisivo y expresionista, beneficiado de unas maderas que intervienen con muy acertada intencionalidad. La segunda música nocturna no me convence, pero podría ser mucho peor: bastantes cursiladas se han escuchado ahí. En el Finale, Petrenko subraya los peores defectos de esta música: lúdico y festivo a tope, sin más contemplaciones. Hay que admirar, eso sí, la increíble claridad que consigue el maestro ruso a pesar de la rapidez con que aborda el movimiento. En realidad, en toda la partitura hace gala de una técnica colosal, lo mismo que la orquesta. Pero eso no basta.

¿En conclusión? Otro director que se estrella con la Séptima mahleriana, que son muchísimos, de Solti a Abbado pasando por Boulez. Las recomendaciones son las de siempre: Klemperer, Maazel/Viena y Chailly/Radio de Berlín, además de Barenboim para los tres primeros movimientos. No hay mucho más.

5 comentarios:

Bruno dijo...

Eso del carácter amable del segundo tiempo me deja pasmado. Personalmente creo que es uno de los mejores tiempos, música terrible nocturna, sueño a veces pesadilla, de Mahler.

marcial dijo...

La libertad de crítica si ejercida con criterio, es el caso, no es más que un enriquecimiento de la sociedad. Mas si existen "presiones" sobre la persona, digamos que la involución cultural es evidente y en ello, parece, nos aplicamos. Los adláteres no suelen dar los buenoos días. ¡Ánimo!

marcial dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Marcial, gracias por su mensaje.

Estimado Bruno, ¿no se referirá usted al tercer movimiento, en lugar de al segundo ("primera música nocturna") al que yo hago referencia?

Bruno dijo...

El tercero está muy bien pero, particularmente, pienso que ese segundo movimiento va mas allá de lo que nos suele proporcionar Mahler. El cuarto, en apariencia similar, ya no es lo mismo. En fin, que no lo considero, ni mucho menos, amable en su desarrollo. Uno se adormece plácidamente pero la mente le juega malas pasadas a la imaginación. Justamente ahí Mahler hace uno de sus mejores momentos.
Resumiendo, que pienso que ese trozo tiene momentos en los que está mas allá...

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