viernes, 29 de julio de 2022

Un perfil de Gustavo Gimeno (III): Bruckner

No estuvieron los ingenieros del todo acertados al registrar esta Sinfonía nº 1 de Anton Bruckner en junio de 2016. Tal vez parte de la culpa sea de la acústica de la Philharmonie de Luxemburgo, pero lo cierto es que el sonido resulta en exceso difuso. Interesantísimo testimonio, en cualquier caso, para seguir haciéndonos una idea de cómo dirige Gustavo Gimeno.

Por un lado, confirma una técnica de batuta colosal. En Bruckner, ya se sabe, o demuestras una extraordinaria capacidad para planificar tanto en lo horizontal como en lo vertical, o no tienes nada que hacer. El maestro valenciano lo consigue: perfecto equilibrio polifónico, empaste cálido muy adecuado para el compositor, fraseo ajeno al nerviosismo, naturalidad en las transiciones, lógica en el ascenso a los clímax… Una pena que los metales de la Filarmónica de Luxemburgo, realizando una labor muy notable, disten de los de las formaciones de primerísima que han abordado esta partitura.

Por otro, Gimeno deja clara su tendencia a buscar belleza sonora antes que tensiones o claroscuros. Unos podrían decir que nos encontramos ante una visión clásica de la partitura, que mira antes al pasado que el Bruckner del futuro, ese que nos pondrá al borde del abismo en las tres últimas sinfonías. Otros más bien dirán que lo que aquí ocurre es que al maestro le falta sintonía con este universo expresivo, que adopta una postura en exceso acomodaticia o, sencillamente, que resulta descafeinado. O peor aún, que carece de la madurez, de la creatividad y de la fuerza visionaria que en esta misma partitura han demostrado maestros como Jochum –en Berlín, no en Dresde–, Karajan, Solti y Barenboim, sobre todo estos dos últimos. Por cierto, poco se parece aquí Gimeno a su mentor Abbado, que en sus diferentes testimonios nos dejó una visión especialmente escarpada y nerviosa de la página.

Los más interesante del disco llega con las propinas. Tanto la Marcha en re menor WAB 96 como las Tres piezas para orquesta WAB 97 fueron calificadas por el propio Bruckner como tareas estudiantiles. Lo son, con todo lo que ello implica, pero no solo apuntan aquí y allá –con bastante claridad– a lo que va a ser el lenguaje del compositor, sino que ofrecer un hermoso vuelo melódico en el caso del Moderato y del Allegro non troppo. Un buen bruckneriano debe conocerlas.

1 comentario:

Mireia P.B. dijo...

Como suscriptor del Digital Concert Hall me gustaria que me recomendará una obra de Mahler, Bruckner y Shostakovich tres de mis "pelmas" oficiales de los que huyo cual gato del agua fria...a ver si hay milagro y me reconcilio.

Me ha llegado el programa con una semana de regalo (son unos santos, ya me dan mas que el Gobierno!) y voy a cogerla del 29 de octubre al 4 de noviembre: fin de semana, un festivo y Noah Bendix-Balgley como solista, que lo vale infinitamente mas que algunos del cicuito de conciertos ( el de apellido taurino, sin ir mas lejos) Gracias

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