Me había prometido a mí mismo no volver a los programas de abono de la Sinfónica de Sevilla, pero el “mono” de concierto en directo me hizo acudir el pasado viernes 28 al Teatro de la Maestranza para escuchar al excelente Marc Soustrot haciendo un programa precioso: Concierto para violonchelo de Dvorák, Fauno de Debussy y suite nº 2 del Daphnis de Ravel. Saqué entrada en primerísima fila a la izquierda para rememorar aquella ocasión durante la Expo’92 en la que tuve el privilegio de estar a unos metros del mismísimo Rostropovich cuando interpretó aquí la obra del checo.
Pues bien, no voy a escribir nada sobre el evento. Si al gerente Pedro Vázquez –ocupadísimo en las tareas de autopromoción, mucho antes que en programar con profesionalidad– y la responsable de relaciones externas María Jesús Ruiz –asimismo centrada en que la imagen de su jefe aparezca en todas partes con cualquier excusa– piensan que no merezco ser considerado como crítico musical, lo que corresponde es que yo no encuentre en mi blog espacio para la ROSS. Y que le haga saber a todo el mundo –lo seguiré haciendo el tiempo que haga falta– cómo se las gastan estas dos personas y cómo andan las cosas en Sevilla. Lo siento, maestro Soustrot.
1 comentario:
No entiendo que no pueda reseñar el concierto y, a la vez, comentar lo que piense de esos gestores. Mucho menos que se prive de la orquesta cuando, por otra parte, desee escucharla a causa de los gestores.
Es como no gustar de Sofía Loren porque se casó con un gordito.
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