lunes, 29 de marzo de 2021

La Pasión según San Marcos de Bach por Jordi Savall

En el tristísimo Domingo de Ramos de ayer dediqué la mayor parte del día a trabajar en material para mis clases –la acumulación de trabajo me impide tener vacaciones, literalmente–, pero pude sacar un par de horas para mi costumbre de escuchar una Pasión por estas fechas. Esta vez ha tocado La Pasión según San Marcos, BWV 247 de Johann Sebastian Bach. Es decir, una página que se ha perdido.

Resumo todo lo posible, porque la información la pueden ustedes encontrar fácilmente por la red. El libreto de Picander para el estreno de 1731 se conservaba. Los musicólogos habían llegado a la conclusión de que esta Pasión consistía, como el Oratorio de Navidad, en una parodia, es decir, una obra compuesta a base de fragmentos de creaciones anteriores, entre las cuales el gran genio pudo recurrir a creaciones de otros autores. Se hicieron algunos experimentos discográficos, de los cuales yo conocía el de Simon Heighes dirigido por Roy Goodman. En 2009 apareció el librero de Picander para la ejecución de 1744, con algunas variantes con respectos al anterior. Y el 26 de marzo de 2018 Jordi Savall y sus conjuntos habituales graban una reconstrucción a cargo del músico de Igualada, quien a su vez sigue en buena medida las propuestas de M. Alexander Grychtolik.

De esta forma, Savall toma como base la oda fúnebre Laβ, Fürstin, laβ noch einen Strahl, BWV 198, compuesta en 1727 para las exequias de Cristiana Eberhardina de Brandeburgo-Bayreuth, una opción ampliamente respaldada por la musicología, y muy sabiamente decide incluir única y exclusivamente música escrita por el propio Johann Sebastian, empezando por la de sus dos pasiones conservadas. Pues bien, este es el registro que, a través de la plataforma Qobuz –que facilita el libreto en castellano–, he tenido la oportunidad de escuchar. Mi opinión sobre el resultado es la siguiente: el resultado carece por completo de la unidad y de la capacidad de fascinación de San Mateo y San Juan, pero se disfruta mucho porque nos encontramos (¡lógicamente!) ante una música de una altísima calidad.

La dirección de Savall me ha parecido mejorable en lo técnico, porque tanto la orquesta como los coros, preparados por Lluís Villamajó, evidencian más desajustes de la cuenta. En lo expresivo sí que me ha parecido un enorme acierto: hay vida, teatralidad sin excesos en los claroscuros, carnalidad en el fraseo y una espiritualidad a medio camino entre lo mediterráneo y lo francés –no en vano el registro se realizó en el mismísimo Versalles– que arroja nuevas luces sobre un universo musical demasiado acostumbrado a las austeridades luteranas. Soberbio, maravilloso el continuo, con especial mención para el clave de Luca Guglielmi.

Por donde cojea seriamente la interpretación es por las voces, particularmente por la del insufrible Jesús de Konstantin Wolff: no puedo comprender que se haya editado comercialmente una actuación así. Espléndido, eso sí, el evangelista de David Szigetvári. Muy normalitos los solistas encargados de las arias. Aun así, creo que ustedes harán muy bien si le dan una oportunidad a esta reconstrucción.

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