viernes, 25 de septiembre de 2020

La ROSS hace el ridículo

El martes me entero por la prensa les recuerdo que estos señores me han vetado y marginado, lo que también incluye dejarme fuera de los mails de información– que la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla pone en marcha una plataforma audiovisual (https://rossevillatv.com/) en la cual "los contenidos serán los propios conciertos realizados, así como documentos históricos de gran valor y contenidos educativos". En principio es una magnífica idea. Lógicamente habrá que ver hasta qué punto está el personal dispuesto a pagar por esos contenidos, pero parece claro que en unos momentos en los que el streaming se impone de manera imparable –aunque ya lo hacía por sí mismo, la crisis del coronavirus le ha dado el impulso definitivo– no hay institución artística que se precie que pueda permitirse no hacerse visible en la red: quien no está en ella, sencillamente no existe. Hay que aplaudir la iniciativa.

Ahora bien, las prisas de la ROSS por ser la pionera de las orquestas españolas al dar este paso, y quizá también el deseo de dar el espaldarazo al nuevo gerente, Pedro Vázquez, afirmando son palabras del delegado del Ayuntamiento que "hoy se cristalizan las novedades en la gestión de la ROSS con esta plataforma que supone una ventana al mundo para dar a conocer la música de la orquesta", han hecho a la formación sevillana caer en el ridículo. Porque la plataforma no se encuentra activa. Lo he intentado todos los días: en ningún momento los vídeos han funcionado, salvo alguno de los trailers. Hay enlaces que acaban indebidamente en otros sitios de la misma web, y otros que llevan al cartel de “este vídeo no existe” en Vimeo. No hay información sobre suscripciones, pagos ni requisitos técnicos para la reproducción. Nada de nada. No es que a la web le falten unos últimos toques: es que solo están las carátulas.

Cosas así no se las puede permitir una institución medianamente seria. Si no ha habido tiempo, circunstancia que resulta comprensible, se esperan uno o dos meses, o los que hagan falta, para presentar la página plenamente activa. Así se ha hecho el ridículo, al menos por parte de la gerencia y del ayuntamiento. Quiero y no puedo. Yo estaba dispuesto a pagar para ver los conciertos que me he perdido. Ahora no: no quiero apoyar un proyecto llevado por personas que demuestran, una vez más, semejante falta de profesionalidad.

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