En ocasiones posteriores el maestro indio abordaría con resultados desiguales las obras de los Strauss. ¿Por qué con Suppé si acertó de lleno y con las de esta dinastía tardaría bastante en hacerlo? La única explicación que se me ocurre es que las páginas de Suppé, por su propia naturaleza ligada a lo escénico y no al baile, posee un carácter más claramente sinfónico, más opulento en la orquestación y de carácter muchísimo más teatral, que enlaza mucho mejor con el temperamento interpretativo de un Zubin Mehta que nunca ha sido amigo de la ligereza de texturas, y sí de la robustez bien entendida, el músculo y la vistosidad.
¿Significa esto que sus recreaciones carecen de refinamiento o depuración sonora? En absoluto. Simplemente, su batuta no se entretiene en preciosismos, en levedades ni en perfumes embriagadores, aunque cuando coresponde hace cantar a la música con delectación y elevación poética sublimes. Resultados, difícilmente superables. Volver a este disco ha sido para mí un gratísimo redescubrimiento, y por eso dedico este tiempo a recomendárselo a todos ustedes.
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