lunes, 11 de mayo de 2020

Dos Pierrot Lunaire del 97: Craft con Silja y Boulez con Schäfer

Apasionante comparación que la he realizado hoy entre dos versiones del Pierrot Lunaire de Arnold Schoenberg registradas en 1997: la de Robert Craft, Anja Silja y el Twentieth Century Classic Ensemble (antes en Koch, ahora en Naxos) y la de Christine Schäfer, Pierre Boulez y el Ensemble InterContemporain (Deutsche Grammophon).



La primera de ellas me ha encantado. Robert Craft se pone al frente de un formidable grupo de solistas de Nueva York para ofrecer una recreación interesantísima, porque en lugar de buscar una intensidad expresiva de corte más o menos expresionista, y desde luego alejándose por completo de cualquier clase de frialdad o intelectualismo, nos descubren la faceta más sensual, misteriosa e incluso acariciadora de esta partitura, que recrea con un desarrolladísimo sentido de la ambigüedad y del misterio. A sus cincuenta y siete años, Anja Silja no ofrece brillo ni atractivo en la voz –reconozcámoslo: ni siquiera en los sesenta su instrumento era hermoso–, pero debe considerarse entre las más grandes intérpretes de esta parte por su pleno dominio de la declamación, sabiendo decir con una enorme variedad expresiva y con todas esas sutiles inflexiones (¡qué inmensa cantante-actriz ha sido esta señora!) que Craft propone desde el podio. Todo ello sin acercarse a ese peligro enorme de este papel que es caer en la exageración o el ridículo: ¿han visto y escuchado el horror de la Kopatchinskaja? Pues eso.


Boulez ofrece una dirección más claramente expresionista que la de Craft, con más ángulos y picos de mayor intensidad, pero al mismo tiempo, y aunque resulte paradójico, más distante que la de su colega musicólogo. Aunque resulte un tópico, aquí sí se puede hablar de frialdad bouleziana, o al menos de un excesivo distanciamiento. La poesía no termina de surgir, como tampoco se perciben esa sensualidad y ese sentido del misterio de la otra interpretación. Ahora bien, el Ensemble InterContemporain es el colmo del virtuosismo y la precisión, y Boulez lo controla con una depuración sonora diríase que insuperable. En cuanto a Christine Schäfer, su instrumento es bien distinto al de la Silja, a quien supera –con mucho– en belleza vocal y refinamiento canoro, pero de nuevo se queda algo corta ante la variedad expresiva y la riqueza de acentos de su colega: por momentos resulta un pelín lánguida.

Globalmente encuentro preferible la antigua grabación de Boulez, con Yvonne Minton y un  soberbio ensemble "all stars" formado por Daniel Barenboim, Michel Debost, Antony Pay, Pinchas Zukerman y Lynn Harrel. Notabilísima lectura esta de DG, en cualquier caso. Y soberbiamente grabada. Ah, existe en YouTube un videoclip de esta recreación.

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