jueves, 21 de marzo de 2019

Perianes vuelve a los Preludios de Debussy: de la belleza

El pasado 18 de diciembre escribía en este blog un comentario sobre la recién aparecida grabación de las Estampes de Claude Debussy a cargo de Javier Perianes. Comentario muy elogioso, por cierto, en el marco de una pequeña comparativa con las recreaciones de famosísimos pianistas que realicé al hilo del referido lanzamiento. Pero nada dije con respecto al plato fuerte del disco, que era ni más ni menos que el nuevo registro del primer libro de los Preludios del referido autor. Y digo nueva porque el pianista onubense ya se había acercado a la colección allá por 2002, cuando contaba tan solo veinticuatro años de edad, en un disco editado por la Junta de Andalucía en el que ya ofrecía buena muestra de su talento.


¿Por qué callé entonces? Porque no tenía del todo claras las cosas. O más bien por miedo a escribir lo que opinaba: que siendo esta nueva interpretación muy distinta de la de antes y sin duda superior a aquella, adopta unos criterios interpretativos que ni son los que a mí más me gustan, ni me parecen los más adecuados para poner de relieve la modernidad de esta música genial como pocas. He dejado pasar el tiempo. He escuchado la magníficamente ortodoxa grabación de Claudio Arrau, que un servidor solo conocía parcialmente, y he vuelto al registro de Javier. Dos veces más, siempre de noche y procurando escuchar con la mayor atención. Tras estas nuevas audiciones confirmo mi impresión inicial, aunque también es cierto que los enormes, extraordinarios valores de su lectura me han impresionado todavía más que antes.

Creo que no exagero si digo que la nueva recreación de Javier es, desde el punto de vista meramente formal, la más bella de cuantas he escuchado. ¿Más que Gieseking, Michelangeli, Zimerman, Pollini, Aimard, Barenboim o el citado Arrau? Pues sí, y escandalícese el que quiera. Dueño de una pulsación exquisita, capaz de desplegar los más ricos colores imaginables, dotado de un fraseo de naturalidad extrema y mostrando en todo momento esa portentosa concentración interior de la que ha hecho gala desde que le vengo escuchando en directo y en disco –creo son ya más de veinte años los que llevo siguiendo a Javier–, el de Nerva despliega una enorme depuración sonora, poesía a raudales y, también, ese sentido del misterio y de la ambigüedad expresiva aquí imprescindible.

Lo que ocurre es que esta música puede ser más cosas. Puede ofrecer no solamente morbidez y carácter curvilíneo, sino también grandes picos de tensión; contornos sensuales y difuminados pero también marcadas aristas; no solo atmósfera y misterio, sino también tensión armónica; levedad pero también –no es contradicción– densidad. Incluso puede apartarse de lo más o menos descriptivo –ambiguas figuras entre las brumas– para optar por una arriesgada abstracción, que es justo lo que Javier, desde muy joven valiente a más no poder, hizo en aquel antiguo registro. Ahora no: su mirada es muy distinta, a todas luces más madura, también –insisto una vez más– incomparablemente hermosa, pero de manera voluntaria mira hacia la más absoluta ortodoxia de lo francés optando por una pulsación leve, unos contornos suavizados, una renuncia a extremar los contrastes –aunque esto no signifique que el pianista resulte tímido–, un relativo distanciamiento emocional y también, yo diría que sobre todo, una indisimulada tendencia a buscar la belleza por sí misma. Y a mí lo que más me gusta que esa belleza no sea un fin sino un medio; que los picos de tensión se encuentren bien marcados; que la música no se escuche tan solo con placer, sino también con esfuerzo intelectual, que demande resolver interrogantes. Que el intérprete se moje más en la expresión, aun arriesgándose a no sonar meramente simbolista o impresionista. Por eso no oculto que mis dos lecturas favoritas siguen siendo la visionaria, extremadamente genial de Krystian Zimerman, y la al mismo tiempo densa, sensualísima y plagada de rincones oscuros que nos entregó, primero en vídeo y luego trasvasando ese registro a audio, Daniel Barenboim.

Dicho esto, uno no puede dejar de asombrarse ante el carácter evocador y un punto otoñal de Danseuses de Delphes; el misterio infinito de Voiles, dicha con una levedad aquí por completo pertinente; la asombrosa limpieza digital y la pulsación exquisita de Le vent dans la plaine; el estatismo rico en sugerencias de Les sons et les parfums...; la conjunción de dinamismo y poesía en Les collines d'Anacapri; la concentración, el misterio y la sutileza en el toque en Des pas sur la neige; la tensión soterrada que consigue en Ce qu'a vu le vent d'ouest;  la infinita poesía que despliega en La fille aux cheveux de lin, auténtica especialidad de la casa en la que el de Nerva, que la ha ofrecido infinidad veces como propina en sus recitales, hace volar la música como ningún otro intérprete lo ha hecho; el nervio y el duende de La sérénade interrompue ; las mágicas sugerencias de la mano izquierda en los pianísimos de La cathédrale engloutie; la ligereza que pide la partitura en La danse de Puck; o el humor suave –que yo hubiera preferido con mayor retranca– en Minstrels.

Independientemente de los gustos personales, este es un gran disco. ¡Ah! La toma sonora, realizada en julio de 2018 en Berlín en el Estudio Teldex, es de todo punto sensacional, a todas luces la mejor que conozco en este repertorio.

4 comentarios:

LaViejaPartitura dijo...

Habrá que escucharlo. De todas formas lo mas impactante que he escuchado de Debussy últimamente es al propio Debussy grabado. Supongo que lo conoces pero ahora en youtube están disponible reproducciones de rollos de piano (piano rolls) que grabó el genial compositor al final de su vida. El sonido es regular, pero la interpretación.. coño es él y además el mismo maestro consideraba muy interesante el resultado de "escucharse a sí mismo". No veas como se te queda el cuerpo.

Ricardo de los Ríos.-

LaViejaPartitura dijo...

¡Si escuchas lo de "Debussy plays Debussy" dame tu opinión!

Por cierto, soy primo de Esperanza de los Ríos que seguro conoces en Jerez aunque yo vivo en Madrid :)

Un saludo
Ricardo de los Rios.-

Unknown dijo...

Hola Ricardo. Me alegro de verte o leerte, por aquí. Un beso

Unknown dijo...

Hola Ricardo. Me alegro de verte o leerte, por aquí. Un beso

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