Se abre el CD con In the South, de Edward Elgar. El maestro, que no incluyó esta partitura en sus grabaciones oficiales del autor para EMI, ofrece una recreación absolutamente memorable que se caracteriza por acentuar, sin perder nunca el control de los medios –sin precipitarse y atendiendo a la claridad–, los aspectos más escarpados y dramáticos de la página, en la que inyecta una indesmayable electricidad interna y una buena dosis de brillantez en absoluto retórica, lo que no le impide precisamente recrear con el más concentrado y conmovedor lirismo la sección central. Una lástima que la toma sonora, realizada el 20 de mayo de 1970, se vea perjudicada por la problemática acústica del Royal Festival Hall.
Sigue la Partita para orquesta de William Walton, página muy vistosa, diríase “cinematográfica”, que recibe una interpretación aún mejor que la del dedicatario de la misma, que no fue sino George Szell. Y es que Barbirolli sabe aunar incisividad, tensión interna y brillantez sin dejarse llevar por el mero sentido del espectáculo, sino inyectando convicción y fuerza expresivas a más no poder. A destacar como el segundo movimiento (“Pastorale siciliana”) no se queda en la delectación, sino que ofrece una muy apreciable dosis de sal y pimienta, aunque ciertamente es en el tercero (“Giga burlesca”) cuando el maestro más puede dar rienda suelta a su corrosivo sentido del humor. La BBC Symphony –en el resto del disco la orquesta es la Hallé– rinde a buen nivel. El público de los Proms, justamente entusiasmado. La toma corresponde al 8 de agosto de 1969: es estereofónica, pero resulta muy desequilibrada en los planos sonoros.
La escalofriante Sinfonia da Requiem de Benjamin Britten conoce asimismo una descomunal interpretación, en esta caso marcada por un indisimulado expresionismo, con un primer movimiento desazonante a más no poder gracias a su calculadísima administración de tensiones, un segundo incisivo, feroz e implacable –pero en absoluto decibélico o de cara a la galería– y un tercero que alcanza –de nuevo increíbles las tensiones– un clímax acongojante, al mismo tiempo bellísimo y desesperado. Toma sonora monofónica del 8 de agosto de 1957, asimismo procedente de los BBC Proms
La Guía de orquesta para jóvenes cierra el compacto. De nuevo una maravilla: Barbirolli se olvida del carácter didáctico de la pieza y decide exprimir de ella toda la música posible, que es muchísima. Elegancia, desparpajo, pompa británica, sentido del humor –aun siendo imposible en lo que a este se refiere olvidar las no menos memorables recreaciones de Rozhdestvensky–, cierta atmósfera inquietante y, sobre todo, un lirismo tan emotivo y doliente como embriagador (¡qué canto el de los violonchelos en la octava variación!) conforman ese universo sonoro y expresivo tan definitorio de Britten que el propio compositor supo recoger en estos magistrales quince minutos y Sir John pone aquí de relieve como pocos maestros lo hayan hecho. Pese a estar realizada en los estudios de la BBC, la toma es monofónica y de, de nuevo, muy mediocre calidad. Da igual: no se pierdan este disco.
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