martes, 30 de enero de 2018

Sobre el Festival de Granada

Pablo Heras-Casado acaba de presentar la próxima edición del Festival de Granada. ¿Voy preparándome para comprar las entradas? Un repaso a vuelapluma por las citas más importantes.
  • Don Pablo se autoprograma en la inauguración: Debussy con Les siécles, es decir, con instrumentos originales. Al día siguiente, la misma formación pero con su titular François-Xavier Roth: Debussy, Franck y Saint-Saëns. ¡Viva la cuerda de tripa! Yo paso.
  • Un recital de Aimard y otro de la Petibon: el Debussy del primero no me gusta, pero a la soprano me encantaría verla. Claro que en día laborable, imposible.
  • Dos conciertos de Gergiev y sus chicos: aunque los programas rusos me encantan (salvo la Duodécima de Shostakovich), la orquesta es malilla y a Valerio lo sigo considerando uno de los peores directores del mundo. El mismo fin de semana, los hermanos Zapico: tengo las Cuatro estaciones "made in Zapico" como uno de los más horrendos discos que haya escuchado en mi vida. O sea, una conjunción espantosa. Les juro que me mantendré muy lejos de Granada en esas fechas.
  • Pierre Hantaï: estupendo, pero es un lunes.
  • Último fin de semana: Heras-Casado vuelve a autoprogramarse con la orquesta local, ofreciendo un programa de Haydn, Mozart y un estreno de Sánchez Verdú que dura ocho minutos para el que se trae a Beczała. Bueno. Asimismo viene La Reverdie (¡bravo!), mientras que la Philharmonia cierra con Salonen y un repertorio disparatado para el director finlandés: Beethoven y Wagner. Un concierto de música medieval no me justifica el desplazamiento.
¿Conclusiones? ¡Qué bien! ¡No tendré que gastar dinero en Granada este verano!

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