sábado, 30 de diciembre de 2017

El Casanova de Fellini, Rota y Savina

Hacia muchos años que no ponía en mi equipo la partitura que escribió Nino Rota en 1976 para Il Casanova di Federico Fellini. He vuelto a ella esta noche y de nuevo caigo rendido de admiración, No voy a decir nada en particular, porque ya han escrito mucho y magníficamente sobre ella los especialistas Carlos Colón y José María Latorre. Lo que quiero es animarles a ustedes a que, si hasta ahora no lo han hecho, reparen en ella. Porque si el cineasta consiguió aquí ofrecer una obra maestra absoluta del cine en la que llevó más lejos que nunca –y con más inspiración con que lo haría luego, la verdad sea dicha– sus fantasmagorías absolutamente personales e inconfundibles, el compositor milanés logró aquí ofrecer una banda sonora que no se parece a ninguna otra. Bien es verdad que encontramos aquí esas melodías de amplísimo vuelo –italianidad pura– que son uno de sus rasgos de identidad, y que incluso hay una tomada de El padrino, pero el conjunto reviste una singularidad difícil de definir. Música acuática, podríamos decir. También hay música de autómatas, música para órgano y un pastiche operístico presuntamente dieciochesco. Todo ello cargado de un humor corrosivo a más no poder, revestido de una atmósfera por completo irreal –como la película: el mar es literalmente de tela– y resultando inquietante, por no decir siniestro, de principio hasta el fin. Pero también de una sublime poesía.

Lo que hasta ahora creo que no se ha dicho es que gran parte del mérito de esta verdadera joya de la música de cine la tuvo quien no solo empuñó la batuta en las sesiones de grabación, sino también la instrumentó: Carlo Savina. En realidad esta tarea no está acreditada por ningún lado, pero en una entrevista televisiva realizada con motivo de su visita a Sevilla –tuve la suerte de estar en ese concierto dedicaco a Rota– declaró que Il Casanova lo orquestó él "porque el maestro estaba muy enfermo". Salvo que mintiera con descaro –y no veo razones para dudar de su palabra–, Savina realizó una labor formidable en la que, siguiendo probablemente indicaciones tanto del compositor como del propio Fellini, arrinconó a la orquesta sinfónica para optar por originalísimas combinaciones tímbricas en la que instrumentos como el órgano electrónico, el clave, la celeste, la armónica de cristal o el vibráfono cobran especial relevancia. Todo ellos, además, manejando con soltura la polifonía para crear contramelodías muy hermosas –en la versión orquestal de Pin Penin, por ejemplo– que enriquecen las no menos sugestivas ideas de Nino Rota.

Hasta ahora había escuchado la versión en CD lanzada en 1991. Ahora he podido hacerme con la edición de 2012, que trae unos doce minutos más. No hay material temático novedoso, solo combinaciones instrumentales nuevas que permiten apreciar más aún el ingenio de Savina. En cualquier caso, el último corte de esta nueva publicación ofrece una versión muy distinta de la música de la muñeca autómata que resulta en verdad escalofriante. Apaguen las luces y escuchen esta música con los ojos cerrados. Piensen en Venecia –en la de Fellini, no en la de verdad– y déjense llevar. No se arrepentirán.

5 comentarios:

Carlos Alberto dijo...

Gracias Fernando, por la recomendación. La buscaré estos días, hace tiempo que no escucho a Rota. ¡Felices fiestas! Y que el año nuevo nos siga deparando tiempo para escuchar músicas como las que comentas...

amd dijo...

Gracias por la recomendación.
Me ha gustado mucho.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Muchas gracias, Carlos Alberto. La verdad es que mi trabajo es cada vez más duro en lo que a paleleo y cuestiones ofimáticas se refiere, y como eso hay que hacerlo en buena medida en casa, y no "en el cole", el tiempo que me queda apenas me da para hacer lo que me gusta.

Amd, me alegra una enormidad de que le haya gustado Il Casanova. He escrito precisamente para transmitir mi entusiasmo por esta música. Saludos y Feliz Año.

Antonio Pérez Villena dijo...

Me lo apunto Fernando, tus recomendaciones de música de cine me resultan imprescindibles aunque no las frecuente tanto como yo desearía... exceso de aficiones es lo mío, por eso no recalo tan profundamente en la música como tú. Que sepas te leemos y apreciamos, feliz año!

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Muchísimas gracias, Antonio. A ver si tenemos pronto la oportunidad de vernos. Feliz año.

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