miércoles, 8 de junio de 2016

Moisés y Aarón de Schoenberg por Solti y Cambreling

Antes de hacer la reseña de la función del Moisés y Aarón de Arnold Schoenberg que vi el pasado domingo en Madrid, quiero comentar un par de grabaciones de este inacabado título que he escuchado en los últimos días. Una es la que grabó Solti para Decca en 1984 frente a sus prodigiosos conjuntos de Chicago: fue la primera que conocí, y desde luego ya puede considerarse como un clásico de la historia del disco. La otra es la que registró Sylvain Cambreling frente al EuropaChor Akademie y la Orquesta Sinfónica de la SWR de Baden-Baden a lo largo de una gira que tuvo lugar en septiembre de 2012. La carátula del sello Hänssler reza que está grabada nada menos que entre Berlín, Lucerna, Friburgo y Estrasburgo (!), lo que quiere decir que coincide con la que escuchamos en el mismo Teatro Real por aquellas fechas por iniciativa de Gerard Mortier.


Volver a escuchar la de Sir Georg Solti ha sido todo un placer: orquesta y coros insuperables para una dirección rápida, vehemente, comunicativa a más no poder, en una línea que mira por completo al mundo de lo teatral en lugar de a lo oratorial; pero al mismo tiempo dicha sin precipitaciones, clarísima, de muy rico colorido y una apreciable incisividad expresionista, amén de sabia a la hora de ofrecer misterio y concentración, como también de descender a la sutileza. Es decir, el mejor Solti posible, visceral y extrovertido, como también de un refinamiento y una enorme capacidad para el detalle.

Con Solti, los cantantes acentúan las diferencias de sus respectivas líneas de canto. Así, Franz Mazura resulta monolítico y poco variado en lo expresivo en su sprechgesang. Philip Langridge, por el contrario, ofrece una línea de enorme refinamiento lírico, “operístico” en el sentido más tradicional del término, desbordante de refinamiento y de sutilezas, para construir un personaje que, antes que líder dominante, procura seducir con su bello canto y llevar a su terreno con su tan sosegada como astuta argumentación. Magníficos los comprimarios, y maravillosa la toma sonora.
 

Con respecto a la interpretación de Cambreling, debo corregir parcialmente las apreciaciones que realicé a partir de la audición en directo. Me sigue pareciendo que su trabajo es de un gran virtuosismo, sobre todo en lo que se refiere a una claridad y a un análisis de texturas insuperable, pero creo que los conjuntos norteamericanos realizan un trabajo de aún mayor brillantez sonora. Ahora bien, si en lo que se refiere al plano expresivo escribí en su momento que el maestro pecaba de cierta asepsia y firmaba una lectura a la que le faltaban garra, tensión sonora  e incisividad, ahora pienso que, aun superado en sentido teatral y riqueza de matices por el milagro de Sir Georg Solti, estuvo también muy acertado en este terreno y supo resultar muy comunicativo, aportando además –esto sí que lo supe ver entonces– una mirada muy interesante hacia el mundo sonoro de Messiaen, atendiendo a lo que de curvilíneo y sensual tiene la escritura del creador vienés.

También me ha gustado más ahora las intervenciones de Franz Grundheber y Andreas Conrad, aunque aquí mi diferente apreciación se podría explicar por la labor de los señores de Hänssler, que sin duda han escogido los días en que estuvieron los dos cantantes más acertados (en lo que se refiere a la dirección eso no resulta fácil de hacer). Ambos me parecen abiertamente preferibles a los de Solti: el barítono se muestra más implicado –sobre todo en el segundo acto, formidable–, más rico en matices y más impactante que Mazura, mientras que el tenor, aun sufriendo algunas comprensibles tensiones en lo vocal, resulta menos belcantista que Langridge para ofrecer un retrato más áspero, más vehemente y desafiante del hermano mayor de Moisés. Por eso mismo el registro de Cambreling me parece globalmente tan recomendable como el de Solti. ¿Más aún, quizás?

Una última cosa: las otras dos grabaciones en audio que conozco son las dos de Pierre Boulez, y me interesan bastante menos que estas.

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