jueves, 19 de marzo de 2015

La Pasión según san Juan por Britten

Como tengo entrada para escuchar la semana que viene en Sevilla a Philippe Herreweghe haciendo La Pasión según San Juan, ando últimamente escuchando algunas interpretaciones de la magistral creación de J. S. Bach. Hace no mucho hablé de la de Richard Egarr junto a la Academy of Ancient Music. Voy ahora a por la que grabó en 1971 Benjamin Britten –director grande de un repertorio muy reducido– al frente de la English Chamber Orchestra, con textos traducidos al inglés y el buen sonido esperable en un sello como Decca.

britten_the_performer

El autor de Peter Grimes ofrece una recreación "tradicional ligeramente renovada” que logra no ser pesada ni lenta, sino natural y muy fluida, sin dejar por ello de ofrecer densidad bien entendida y adecuado cuerpo sonoro. Eso sí, el tiempo no pasa en balde: la articulación resulta en exceso suave para nuestros días, las fuerzas corales se encuentran más nutridas de la cuenta y en algún aria está fuera de lugar acudir al ripieno. El tratamiento del continuo también suena anticuado, incluso el clave de Philip Ledger frasea con más coquetería de la cuenta. En cualquier caso, la musicalidad siempre elegante de Britten, que saber ser humanista pero también ofrecer su dosis de espiritualidad, termina triunfando.

El Evangelista no podía ser otro que Peter Pears, quien pese a la fealdad de su instrumento ofrece la elegancia y sensibilidad que le caracterizan; eso sí, la manera en la que su voz se afalseta en el agudo resulta discutible. No menos británica es la voz de Robert Tear, quien se encarga de las arias de tenor; de nuevo enorme la enorme clase del artista se impone sobre cualquier otra circunstancia. Me ha interesado mucho menos el Jesús de Gywnne Howell, engolado y monolítico. Bastante mejor John-Shirley Quirk como Pilatos y en las arias de bajo, aunque también tienda al engolamiento. Heather Harper se muestra muy musical, con apurillos en su última aria. Muy emotiva Alfreda Hodgson, aunque siendo contralto se esperaba un grave aún más rotundo.

Muy en resumen: notable versión típica de los años setenta. Merece la pena, pero sin apenas alejarme en el tiempo, y a pesar de que resulte bastante más masiva y tradicional que esta del enorme compositor británico, me quedo con la interpretación de Wolfgang Gönnenwein registrada por el sello EMI solo dos años atrás

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