martes, 1 de enero de 2013

Más de lo mismo

No tengo tiempo ni ánimo para escribir sobre el Concierto de Año Nuevo de 2013, dirigido de nuevo por el a mi entender muy sobrevalorado maestro austriaco Franz Welser-Möst. Repaso lo que escribí sobre el de hace dos años –lo tenía por completo olvidado- y descubro que ha sido más de lo mismo, aunque con un nivel algo superior en conjunto.

Lo mejor, las piezas rápidas, dichas con empuje y brillantez ya que no con especial finura. Lo peor, los valses, tendentes a los pringosillo (¡esos portamenti!) y con rubatos más bien bastos. La Filarmónica de Viena ha puesto belleza sonora y musicalidad a raudales. Me ha gustado bastante la obertura de Cavalleria ligera, pero las recuperaciones de piezas poco conocidas de la dinastía Strauss no me ha despertado apenas interés. Los ballets, visualmente cursis e insoportables como en ninguna otra ocasión. Y será que he comenzado el año muy mal de ánimo, pero el concierto me ha parecido más que nunca un monumento a la hipocresía.

Aprovecho para advertir a los lectores que a partir de ahora voy a aminorar el ritmo de publicación en este blog. Diferentes cuestiones personales me llevan a espaciar la aparición de nuevas entradas. En los próximos días saldrán algunas cosas ya escritas o casi terminadas sobre Solti, Barenboim y Celibidache, pero a partir de entonces me lo quiero tomar con más calma. Feliz año.

9 comentarios:

jmfurtwangler dijo...

Gracias Fernando por los comentarios.
Efectivamente, a veces hay que ajustarse dentro de las prioridades personales,
toda vez que el tiempo es limitado y no siempre lo tenemos para todo lo que nos gustaría.
Referente al concierto voy a tratar de ser lo más objetivo posible, aun dentro de mi subjetividad. Creo igualmente que algunos, a veces, también hablando de música, utilizamos el desparpajo falto del rigor técnico más propio de las personas ignorantes que de los conocedores de una disciplina determinada. Entiendo también que cuando se hace de buena fe, sobre algo que a uno le gusta y sin molestar a nadie, el atrevimiento puede ser hasta disculpable.
Volviendo a lo que nos ocupa, en mi opinión, Welser-Most, director en Cleveland (elegido, en cierto modo, después de Donnayi, para preservar las virtudes de la orquesta heredadas de Szell), y nombrado últimamente también director de la Opera de Viena)no ha sido nombrado para estos importantes cargos musicales por ser alicaído, insulso, frío y demás lindezas con las que, en ocasiones, se le ha calificado. Sobre el concierto de hace dos años también tuve mis dudas. Desde luego que no logró transmitir entonces el espíritu de estas piezas que si transmitieron los más grandes (léase Kleiber - mi ídolo-,alguno de los de Maazel y Karajan dicen también, y particularmente opino:Ozawa 2002 y Harnoncourt 2003, así como los dos -¡sorpresa!- de Georges Petre).
Los conciertos citados anteriormente han sido grandes por dos motivos: 1) Dejaron cantar al vals, y 2) cada uno de los directores mencionados lo hicieron dentro de un estilo personal inconfundible. Cuestiones estas que, juntas las dos, no debe ser tarea fácil.
Creo también que el repertorio elegido hoy, en conjunto, ha podido ayudar al Director, con un buen número de piezas ajenas al estilo de los Strauss, espíritu este o falta de sintonía que es precisamente lo que a este Director se le ponía como debe en la actuación del 2011.
En conjunto, sea como fuere y sin poder pormenorizar demasiado, me ha parecido un gran concierto. Welser-Most,como era de esperar, ha mejorado la actuación de 2011; se le vio con algo más de confianza; la orquesta sonó como en sus mejores días (no recuerdo sonido tan bello ni tan empastado desde Ozawa 2002; en mi opinión nunca le sonó así a Maazel, ni a Mutti , ni a Metta ni a Jansons) y, concretamente, la interpretación del Danubio Azul me pareció la más lograda de los últimos años, y me lo pareció por lo espontánea, natural, perfecta en belleza sonora y sin las ralentizaciones estúpidas de tempi muy propias de la mayoría de los directores.
Quiero finalizar reconociendo que Welser-Most en el gesto y rictus puede parecer frío, muermo y varias cosas más, pero les sugiero que realicen la siguiente prueba: quiten la imagen, quédense sólo con la música y vuelvan a opinar.
Gracias Fernando por todo una vez más.

vicentet dijo...

Mas de lo mismo, nunca mejor dicho. Mas japoneses con su kimono como aparecian en los videos propagandisticos de los nazis, mas ricachones ostentosos en ese festival del mal gusto y de las musicas empalagosas. Mas videos de teletienda Vienesa, para recordarnos lo pobres que somos de no poder ir (a dios gracias no me atrae lo mas minimo). Este repertorio pongan a quien pongan siempre suena igual, melifluo, blandito como los algodones de feria. Mejor me quedo con mis discos de valses de toda la vida, con Karl Bohm, con el mas sinfonico y aristoso Barenboim con Kna, o con Bovskovksy.

Bruno dijo...

Creo que el concierto de año nuevo tiene algo de vicio, de costumbre, de rito. No es un concierto cualquiera. Atípico por la orquesta, por el repertorio, por el director estrella invitado y por el velo cursi que lo envuelve todo. Como tal hay que juzgarlo.
Realmente no conozco de Welser mas que una 5 de Bruckner, atípica, rápida, con acelerones y terrenal, y su concierto anterior, soso en el mundo de la sutileza.
Pero en éste, como dice un contertulio, me ha parecido mejor y más suelto. Realmente hay que tener coraje si se piensa la audiencia en directo del concierto. No todos los grandes tienen ese carácter. No hay que verle la cara. Eso por descontado. Vean a Knapperbusch introvertido. A Markevich hipnotizando a los músicos. A Mehta haciendo de guía. A Abbado perfilando sutilezas, de paso gran amanerador de Mahler por lo que le oigo, levantará de su tumba a Horenstein, Incluso Karajan con los ojos cerrados, a ratos, expresaba más. No miren la cara a Welser. Todo lo más los brazos. Y cómo le siguen. Algo tendrá para estar donde está. Los músicos le siguieron y la orquesta sonó de fábula. Y, excepto piezas menores, tocaron en general bien. No llegaron al cielo pero, por señalar, mejor que Jansons, Abbado, Ozawa, Harnoncourt, Mehta o Maazel. Peor que Karajan, Kleiber, Prêtre o Boskowsky. Aquellos son vieneses de ocasión. No hablo de Baremboin porque no quiero controversias.
Como decía Strauss, R: “Al acabar miro el sobaco del director. Malo si está sudado”.
Hay muchas maneras de ejercer ese oficio. Me temía lo peor, pero fue bastante bueno. Algunas piezas son deleznables. Lo que no me esperaba es que Stravinski fagocitara una de esas melodías. No me lo podía creer.
(No me he preocupado de la ortografía de los nombres propios. Queda claro a quienes me refiero)
Realmente nos había acostumbrado mal con la frecuencia de sus textos. Nos tendremos que hacer a la idea y tener paciencia.
Ahora, al robot.

jmfurtwangler dijo...

Básicamente de acuerdo con Bruno.
Una apostilla:
Defiendo las siguientes interpretaciones del concierto y por los siguientes motivos.
Ozawa 2002.-
Imprimió su sello personal, con un magnifico sonido, muy redondo, de la orquesta. Si, el sonido parecía muy controlado y muy encorsetado, algo así como si no la dejara fluir con espontaneidad; pero, sorpresa, el resultado global de cada pieza adquiría para mi un perfecto significado y además nuevo.Era algo así como si el encorsetamiento de cada frase musical, visto en el conjunto de la pieza, se tormara en lo contrario. No tiene mucho sentido esto que digo, pero así lo vi.
Harnoncourt 2003.-
Se pueden utilizar similares argumentos.Resumo ya: Piezas alegres, desenfadadas, dentro de su aire tradicional, pero también con esos arrebatos y acentos tan típicos de Harnoncourt. ¿Difícil no?. Pues eso, en mi opinión, consiguió.
Petre (los dos).-
Impresionante. Hizo de la sencillez virtud. Todo en su sitio y fluyendo con una lógica natural apabullante. A la altura de los más grandes, sin duda. ¿Por qué esperaron tanto para llevarlo?.

vicentet dijo...

Ayer me referí a Kna y acudí a un vinilo llamado This Was Wien, grabado en 1958 con una portentosa filarmonica de Viena por los tecnicos de la Decca. ignoro si esta editado en Cd, pero es una gran interpretacion; Otra grabacion imprescindible, la de Karl Bohm con la Filarmonica de Viena (DG) de los años 70. Quiza mi disco de valses favorito.Y para completar, el cuadruple album de Willy Boskovky con la Filarmonica de Viena en Decca de sonido igualmente esplendido. A su lado, los welser, Jansons y demas medianianias son ridiculas.

Bruno dijo...

Realmente la naturalidad de Willi Boskovsky en cualquier interpretación es asombrosa. Los Strauss "son" así.
Tambien poseo esos LP de Decca y son el "estándar" de Strauss. Como, cuando en la TV, se ponía al mando con el violín.
Y curiosamente unos de Szell muy buenos. Luego otros de Karajan con Berlín que ya son otra cosa. Como su concierto. No podía evitar meter su mano. Pero en estos casos había que dejarlo hacer.

anonimo huelvano dijo...

Ya que estamos con valses y polcas, otras grabaciones a las que le tengo cariño son los decca FFRR de Clemens Krauss con la Filarmonica de Viena. Y suelto, el vals del emperador (marcial) de Furtwangler y Viena. Y dos directores que nunca dirigieron los valses pero que nos hubieran interesado mucho: Celibidache y Leonard Bernstein.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Las grabaciones de Kna fueron editadas en CD en la serie Double Decca, si no recuerdo mal. A mí también me parecen maravillosas.

El disco de Böhm me parece sencillamente el mejor, como ya dije por aquí:


http://flvargasmachuca.blogspot.com.es/2011/12/el-mejor-disco-de-valses-y-polcas.html

jmfurtwangler dijo...

¿Y de Fritz Reiner no se acuerda nadie?
Tengo el CD con los valses, RCA 60177-2-RG (FRITZ REINER COLLECTION) Años-1957-1960.
Creo que no es de lo más conocido de Fritz Reiner. Creo que iguala al mismísimo Carlos Kleiber (para mi el referente sin haber escuchado a Kna ni a Bohm).

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