Confieso que mi interés por este producto viene por motivos sentimentales: este arreglo del director franco-americano del Anillo del Nibelungo, realizado a requerimiento del sello Telarc para una grabación con la Filarmónica de Berlín, fue de lo primero que le escuché en directo -tras una horrorosa Novena de Beethoven- al controvertido maestro, concretamente el 12 de agosto de 1992 en el Teatro de la Maestranza; la Pittsburg Symphony de la que entonces era titular estaba a su servicio. Recuerdo bien las notas al programa de Ángel-Fernando Mayo, que nos venía a decir algo parecido a lo que el propio Maazel advierte en la pequeña introducción a este vídeo: nada sustituye a la experiencia de escuchar el Ring completo, pero esta suite orquestal de setenta y tantos minutos puede servir de introducción a la obra y nos permite atender a pasajes que a veces pasan desapercibidos. Y es que lo curioso del arreglo es que no consiste en hilvanar los fragmentos orquestales de siempre (solo el “Amanecer y viaje de Sigfrido por el Rin” alcanza aquí cierta longitud), sino en coger fragmentos de aquí y de allá, a veces los más insospechados, hasta formar una suite de cierta continuidad narrativa. Ni que decir tiene que en unos casos las yuxtaposiciones funcionan bien y en otros no convencen, pero lo cierto es que si uno no hace mucho caso a los saltos en el guión -mejor olvidarse del Anillo original-, uno se lo pasa estupendamente.
¿Y la interpretación? Difícil es hablar de ello dada la naturaleza del producto, entre otras cosas porque el arco de tensiones no puede ser el mismo que el de la monumental tetralogía. Pero sí se puede confirmar -por si alguien lo dudaba- que a Maazel no le sale el sonido wagneriano por ningún lado, y eso que tiene a su servicio a la adecuadísima Filarmónica de Berlín con la que años atrás grabó el referido compacto. De hondura reflexiva, grandeza trágica y carácter visionario, ni hablemos. Pero lo cierto es que este viejo zorro que se las sabe todas en lo que a dirección orquestal se refiere ofrece una dosis admirable de brillantez, de belleza sonora, de transparencia, de teatralidad, de frescura y de comunicatividad. Lo dicho: al final, el disfrute esta garantizado.
Quien no me crea tiene aquí arriba el vídeo en su integridad para comprobarlo, aunque en YouTube se perderá un magnífico sonido (que se ofrece en estéreo y en 5.1) y una espléndida calidad de imagen en 16:9 original, si bien hoy día las producciones de la Digital Concert Hall de la propia orquesta son más impresionantes. La filmación es irreprochable y nos permite disfrutar bien de la gestualidad del maestro: impagable el arqueo de cejas cuando un trombón entra algo destemplado y la subsiguiente sonrisa de satisfacción tras la enmienda. En fin, muchas gracias a los señores de EuroArts, aunque si el resto de los lanzamientos los siguen poniendo tan caros uno va a tener que plantearse seriamente comprarse una grabadora de Blu-ray y empezar a hacer uso de los numerosos enlaces que circulan por buena parte de la red. Ya han abusado bastante de los precios y de nuestra paciencia.
1 comentario:
¿Dices que Maazel no consigue el sonido Wagner? ¿Tan malo es esto entonces? Si no suena a Wagner, no puede ser bueno... Yo se lo escuché en directo con la Filarmónica de Viena y sí que sonaba a Wagner... J.S.R.
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