No saqué entrada para C(h)oeurs. Sencillamente, no tengo dinero para viajar tanto. Menos ahora, cuando la última reparación de mi automóvil me ha dejado en números más rojos que una granada partida por un cuchillo de plata, que diría la Salomé de Wilde y Strauss. No diré que me apena mucho perderme la propuesta coreográfica sobre coros de Verdi y Wagner planteada por Alain Platel para el Teatro Real, sobre todo después de que hasta la crítica más pro-Mortier (o sea, Vela del Campo en El País) ha coincidido en que se trata de un espectáculo fallido. Pero lo cierto es que C(h)oeurs empieza a caerme simpático por motivos extra-artísticos. Me refiero, claro está, a la utilización que “los de siempre” están haciendo de los abucheos -por lo visto tremendos- recibidos por los artistas tras las dos primeras representaciones.
Sí, ya sabíamos cómo son “las furias”, pero lo cierto es que nunca las había visto tan agresivas. Tan desatadas. Tan… eso mismo: furiosas. ¿Es coincidencia que el ataque más repugnante y manipulador venga de la prensa más derechista? Me parece que no. Como tampoco estoy seguro de que la única razón de las protestas del público tenga que ver con las debilidades del producto o con su carácter presuntamente provocador (¡mira que escandalizarse por desnudos a estas alturas!). Quizá hubo quien estaba esperando la ocasión perfecta –la calidad de las óperas vistas esta temporada no daba pie a ello- para atacar a Gerard Mortier. Quizá también hubo más de uno -y más de dos- que protestaron porque la cosa iba de revoluciones callejeras y de 15-M: ya se sabe que Madrid vota masivamente a Esperanza Aguirre. Y alguno dirá que música y política no se deben mezclar, que la primera está “muy por encima” de la segunda, olvidando –no sé si con ignorancia o con alevosía- que gran parte de los coros del primer Verdi poseen una fortísima carga ideológica que no pasó precisamente inadvertida para el público de su tiempo. Lo dicho: es muy posible que C(h)oeurs sea un espectáculo peor que mediocre, pero yo empiezo a sentir simpatías por él.
2 comentarios:
A mí me pareció un espectáculo nada desdeñable. Aunque con ciertos altibajos, tuvo en general mucha fuerza. Y la fenomenal música "puede con todo". El director y la orquesta estuvieron muy bien, y mejor que eso el coro.
Hacer un espectaculo dandole su sitio a los coros de opera me parece interesantisimo, y si consigue hacer con ellos un todo, ya se ha hecho bastante.
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