lunes, 19 de marzo de 2012

Enorme concierto de Sanderling y Bronfman

Aunque me compré el DVD editado por Euroarts hace ya bastante tiempo, hasta ahora no he tenido la oportunidad de ver -es la consecuencia de acumular y acumular en las estanterías- este registro, de muy buen sonido e imagen solo notable, realizado en la Philharmonie berlinesa el 8 de junio de 1992. En él Kurt Sanderling -una de las escasas oportunidades de ver en acción al gran director prusiano, que ese año cumplía los ochenta- dirige a la Filarmónica de Berlín un programa integrado por el Segundo concierto para piano de Camille Saint-Saëns y la Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky. Al teclado se encontraba el aun joven Yefim Bronfman. Ni que decir tiene que me ha encantado.


La dirección del Saint-Saëns es admirable por la manera de conjugar dramatismo y sensualidad, haciendo gala de unos tempi amplios pero nada pesados y una gran cantabilidad. No se me ocurre cómo se puede hacer mejor, pero en cualquier caso lo que realmente convierte a esta interpretación en excepcional es la manera en que Bronfman paladea cada frase hasta exprimir su más profundo sentido poético, rehuyendo de cualquier tentación de trivialidad pero sin renunciar por ello al virtuosismo mejor entendido -lleno de fuego y tensión sonora- en el tercer movimiento. La propina de Scarlatti está a la altura.

Aunque he escuchado interpretaciones de similar nivel (Böhm con la Sinfónica de Londres, Abbado y Karajan con la Filarmónica de Viena), la recreación del Tchaikovsky no es menos excepcional. Es la de Sanderling una lectura de trazo amplio, lenta pero de pulso muy sostenido, que hace gala de gran hondura espiritual y un intenso humanismo, sin que falten el sentido del humor -sutil, nada sarcástico-, la brillantez ni, menos aún, la elegancia. Las tensiones está muy calculadas, no habiendo lugar para el arrebato espontáneo, aunque eso tampoco merma la naturalidad. Por otra parte, resulta ideal para este enfoque el sonido denso y oscuro -aunque no precisamente escaso de claridad- de la orquesta, cuajada de espléndidos solistas. Total, una recreación de primera fila en la que, pese a la enorme belleza del Andantino, yo destacaría los movimientos extremos. Denso, atmosférico e implacable en su tensión interna el primero, hasta alcanzar unos clímax de fuerza abrumadora; grandioso pero no grandilocuente último movimiento, tan intenso como ajeno al frenesí o el descontrol. Como verán, alguien ha puesto el concierto completo en YouTube. Disfruten.


PD: tienen otro comentario de este DVD en el blog de Ángel Carrascosa (enlace).

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