La feliz incorporación de ese extraordinario crítico que es mi paisano Jesús Trujillo Sevilla (enlace) después de años alejado de los comentarios discográficos tras su salida de Ritmo me ha movido a comprar -no suelo hacerlo por motivos puramente económicos- el último número de Scherzo (enlace). Y me ha sorprendido -bueno, no tanto- leer dos comentarios en la misma línea sobre los fans de Daniel Barenboim. En la página 65, Asier Vallejo afirma que el compacto Tchaikovsky-Schoenberg con la WEDO editado por Decca "fascinará a su público, que es amplio y a veces muy combativo". En la 86, el veterano Enrique Pérez Adrián escribe que "seguramente a sus apasionadísimos seguidores les parezca estar en el séptimo cielo al ver y oír" el DVD del 1 de mayo de 2006 con la Filarmónica de Berlín integrado por obras de Mozart, recientemente reeditado (a él corresponde el siguiente clip).
Creo que me puedo considerar entre los aludidos. Y por ello me permito preguntarme si nuestra indiscutiblemente apasionada insistencia en reivindicar la figura del de Buenos Aires puede deberse, en parte, a la manera en que ésta ha sido ninguneada durante lustros por críticos señeros de la citada revista como Ángel-Fernando Mayo, Arturo Reverter o -sobre todo- el citado Pérez Adrián. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio, y ya nadie se cree eso de "correcto pianista metido a director" que leí en sus páginas a principios de los noventa. Otra cosa es que a algunos les cueste la vida bajarse del burro y sigan erre que erre. Allá ellos.
10 comentarios:
Estimado señor López Vargas-Machuca
No seré quien discuta la valía artística y profesional de Daniel Barenboim; hacerlo, sería una muestra de ignorancia por mi parte.
Tampoco soy de los que se dejan llevar por ideas preconcebidas en materia de música en general - y en la vida - y respecto a los artistas en particular.
Usted sabe más que yo que al bonaerense se le ha dicho "de todo", sólo porque es de una ideología - que yo no comparto, dicho sea de paso - y la ha defendido públicamente.
¡¡Hasta ahí podíamos llegar que a cualquiera se le juzgue personal y profesionalmente en el peor sentido posible, según sus afinidades políticas!!
Claro que en un país tan sectario como el nuestro no debería sorprendernos, la verdad... Lo vemos todos los días. Pero eso es otro asunto.
Lo que quiero decir es que al director argentino se le critica furibundamente por ese motivo; no nos engañemos a estas alturas. Ya puede hacer lo que sea - tampoco tiene que dar explicaciones - que siempre se le va a criticar por motivos ajenos a su profesión.
De modo que ahí no me va a encontrar.
Dejando claro, pues, que sólo me guía su faceta artística y lo que aporta - muchísimo - a la música, llego a varias conclusiones, aunque prefiero incidir en la más clara para mí (porque de ella, deriva todo lo demás): Barenboim NO es "el heredero de Furtwängler", como he leído repetidas veces.
He escuchado prácticamente todas las grabaciones de "Furt" que hay disponibles y, por mucho que me esfuerce, en las interpretaciones del maestro argentino "no escucho ni siento" al berlinés por ninguna parte...
Pero, más allá de lo que acabo de exponer, Barenboim es un artista muy irregular; demasiado, según mi criterio.
Todo lo que ha tocado del repertorio pianístico de Schumann, es lo mejor que he escuchado en mi vida.
En sus interpretaciones de las Sonatas para Piano de Beethoven, ha aportado muchísimo (y eso que, como usted ya sabe, le escribe un admirador de Kempff)
En Wagner es indiscutible su empatía con Tristán e Isolda (para mí, es imposible decantarse por cualquiera de sus interpretaciones aisladamente; hay que disfrutar de las tres que están comercializadas)
Como pianista de cámara, es una maravilla (y ha sido mucho lo que ha grabado en ese género)
En cambio, no me gustan sus versiones de las Sonatas para Piano de Mozart: prefiero un enfoque más lírico que dramático de las mismas.
Las Sinfonías de Beethoven - sobre las que usted ha escrito unos interesantísimos artículos este verano - no me terminan de convencer. Tal vez, porque prefiera una óptica más lírica, en la línea de Cluytens, Giulini o Abbado. Klemperer ya se sabe; es otro mundo...
Tampoco me gusta su Bruckner. Aquí prefiero a Jochum quien, en mi opinión, sabe extraer como pocos ese humanismo impregnado de religiosidad que, por otra parte, compartían compositor e intérprete. Pero no sería justo olvidarme del "Te Deum" que el bonaerense dirigió en Chicago... ¡¡espectacular!!
No creo que su acercamiento a Mahler sea muy acertado; tal vez, necesite más tiempo con un compositor ya de por sí difícil y complejo.
En fin, he citado unos pocos ejemplos para mostrarle mi particular punto de vista.
De todas formas, ello no impide el considerar a Daniel Barenboim un artista "como la copa de un pino" y, quien siga negando esa evidencia, allá él; se lo pierde.
El de Buenos Aires tiene sus puntos de vista sobre cómo abordar cada obra. ¿Y qué? Se podrán compartir o no - como se ha visto, muchas veces no estoy de acuerdo con él - pero ahí están sus propuestas.
Al respecto me viene a la memoria unas sabias palabras de Joaquín Achúcarro, quien viene a decir que "la búsqueda de cualquier artísta es encontrarse a sí mismo. Hay una alarmante igualdad en muchísimas cosas; casi todo en música suena parecido".
Pues bien, Barenboim no cae en ese terrible defecto y, sólo por eso, debería tener un reconocimiento profesional mayor que el que tiene, aparte del respeto que merece como a cualquier persona.
Un saludo cordial
Gracias por sus comentarios, Alberto.
Yo no diría que Barenboim es el nuevo Furtwängler, pero sí que es su heredero. Hay muchas diferencias entre ellos. A mí me parece que Barenboim tiene más técnica, tambiénes más elegante y se muestra mucho más atento a la arquitectura, al tiempo que Furt alcanzaba mayores niveles de genialidad, como también de riesgo, lo que implica que los resultados fuesen a veces desiguales. Tampoco Furt encuentra rival en lo que a profundidad filosófica se refiere, en ningún director del pasado o del presente. Ahora bien, sí que me parece que el de Buenos Aires es el único director que ha recogido sus planteamientos sobre el "hecho musical" concebido como síntesis entre la catarsis emocional y la reflexión espiritual, partiendo de la subjetividad del artista con respecto a la partitura y entendiendo el fraseo como arte de la transición.
Que gusten más unas interpretaciones de Barenboim que otras es lógico. A mí me gustan la mayoría, porque comparto la manera que el músico tiene de ver las cosas. Su Mozart, pnanístico o no, me interesa mucho, aunque entiendo que hay otras opciones. En Bruckner me gustaba antes, pero mucho más ahora: su visión del compositor se ha enriquecido considerablemente.
En cuanto a la sinfonías de Beethoven, si a usted le gusta un planteamiento lírico es normal que no le estimule el sanguíneo Barenboim; lo que no comprendo es que, en tal caso, sí le gusten Furt y Klemperer.
Por lo demás, coincido con el conjunto de sus reflexiones, que siempre serán bienvenidas. Un cordial saludo.
Buenas tardes, Don Fernando
Estoy de acuerdo en que Barenboim ha defendido siempre el "hecho musical" tal como lo concebía Furtwängler. Eso es indiscutible, entre otras cosas, porque el de Buenos Aires lo ha declarado por activa y por pasiva.
Usted ha descrito muy bien en qué consiste esa filosofía de la música del berlinés. Me remito pues a ello.
El problema, desde mi punto de vista, es que eso no lo transmite el maestro argentino desde el podio. La respuesta me la ha dado usted: nadie ha tenido la profundidad filosófica de "Furt", de modo que se puede aceptar y aspirar a recoger los planteamientos del berlinés pero de ahí a materializarlos... es lo que no acabo de ver en el maestro bonaerense. Tal vez sea yo duro de oído pero, en la práctica, sigo sin "sentir" esa comparación.
Por supuesto, cuando opino que Barenboim no es su heredero, no lo aplico sólo al argentino, sino a cualquier director.
En todo caso, estoy de acuerdo con usted en todo lo que comenta sobre las diferencias y semejanzas entre ambos.
Sobre Beethoven, cuando menciono a Klemperer no lo hago en un sentido positivo. Lo cité porque es tan distinto a todo lo demás que he escuchado, que es "otro mundo", otro Beethoven. Es lo mismo que ocurre con "su" Segunda de Mahler; no hay otra...
Y sobre el Beethoven de Furtwängler, sabemos que es difícil - si no imposible - encontrar dos interpretaciones iguales del berlinés (ahí reside la grandeza del alemán)
Ciertamente, "Furt" interpretó en muchas ocasiones la obra del compositor de Bonn con un dramatismo impresionante, sobre todo durante la II Guerra Mundial.
Tras la contienda, en cambio, se observa un Beethoven más sereno y reflexivo, relajado, muy introspectivo. Ése es el Beethoven de "Furt" que más me gusta, sin desdeñar, por supuesto sus otras versiones.
Un saludo cordial
Gracias por vuestros comentarios, pero ahora soy incapaz de responder nada. Acabo de quedar muy tocado por el inesperado fallecimiento de uno de los más entusiastas lectores de este blog, Eugenio Murcia.
Estimado Fernando,
¡Mira que eres combativo! Bueno, te agradezco de corazón la oportunidad que me das para responderte. Sabes que lo hago desde el respeto y desde el afecto. Allá voy:
1) Es verdad que Barenboim tiene muchos defensores y que algunos sois muy combativos. Pues os admiro. Para mí no es un defecto, sino todo lo contrario: la pasión es un estímulo para la polémica. Por eso estamos ahora aquí.
Aclaro que no quería dar al término "combativo" un matiz peyorativo, y si lo has entendido así te pido disculpas. Ya me gustaría a mí ser capaz de defender con tanta pasión, qué sé yo, a William Christie, pero en el norte somos un poco sosos.
2) Sé que lo haces sin mala intención, pero creo que la parte de mi frase que reproduces en tu entrada puede dar a entender que mi valoración del disco fue negativa, cuando no fue así. Me permito transcribir la frase completa para despejar las dudas: "Un disco que es puro Barenboim (sobre todo la Patética) y que por lo tanto fascinará a su público, que es amplio y a veces muy combativo, pero también a cualquiera que busque música a todo voltaje".
3) Daniel Barenboim: gran pianista, gran director y gran músico, por cierto que sí. Tengo muchísimos discos suyos y me ha hecho vivir noches grandes: por ejemplo, un Tristán e Isolda en la Scala que guardo como una de las mejores funciones operísticas de mi vida. Sí, yo también admiro a Daniel Barenboim.
4) Scherzo tiene la amabilidad de contar conmigo desde hace casi ocho años. Tenemos una relación bonita: yo, humildemente, les ofrezco honestidad; ellos, generosamente, me ofrecen libertad. Nunca me han dado ni una sola indicación sobre qué escribir acerca de tal concierto, tal disco o tal artista. Lo subrayo: nunca, nunquísima :)
Lo dice Scherzo en su primera página: "La dirección respeta la libertad de expresión de los colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto la opinión oficial de la revista". Traduzco: yo puedo tener una opinión sobre Barenboim y Scherzo otra distinta.
Diré más: Barenboim ha sido portada de Scherzo, ha sido entrevistado en Scherzo y ha tenido discos valorados con la E de Excepcional de Scherzo. El último, el pasado mes de junio:
http://scherzo.es/revista/2011/junio/discos-excepcionales/chopin
Acabo: Fernando, me encanta que seas combativo y te prometo que algún día subiré al ring para pelear contigo sobre algún tema en el que estemos alejados. Pero me da que con Barenboim, más que tortas, nos vamos a dar abrazos.
Te mando uno muy fuerte.
Gracias,
Asier
Fernando, he llegado tarde a la noticia del fallecimiento de Eugenio. Lo siento mucho, de verdad. Me sumo a tu duelo y a tu dolor.
Otro gran abrazo, Asier
Antes que nada, perdón por contestar tan tarde.
Asier, tienes mucha razón en lo que a la transcripción de tu texto se refiere. La culpa es completamente mía. Debería haber especificado que el Tchaikovsky lo ponías muy bien (no tanto el Schoenberg); tampoco me detuve a concretar qué decía Pérez Adrián del DVD (muy bien para el piano de Barenboim, al tiempo que su dirección la pone a caldo). Aunque esto no sirva de excusa, quiero aclarar que me dejé llevar por las prisas. Esa entrada la escribí en mi smartphone en el autobús que me traía desde Madrid tras el Pelléas, durante una parada provocada por una avería. Las molestias de escribir en semejante clase de teclado me llevaron a abreviar lo más posible. En cualquier caso luego en casa le di unos ligeros retoques que, ciertamente, deberían haber servido para completar el texto. Insisto, mea culpa.
Por otra parte, no comprendo que se te pueda pasar por la cabeza que yo crea que en Scherzo tú o cualquiera puede haber recibido directrices. Se trata de una revista seria y sé que esas cosas no tienen cabida en ella(aunque podría citar alguna otra publicación, no de las más conocidas ni prestigiosas, donde sí que me consta que ha habido consignas de poner bien o mal a fulanito o menganita).
Otra cosa muy distinta es que Scherzo, como Ritmo o como cualquier otra publicación de la clase que sea, posea una línea editorial más o menos clara que, sin interferir en la pluralidad de enfoques, otorgue personalidad a sus páginas. Esto no es solo habitual, sino -a mi entender- necesario. Y aquí debo decir que durante mucho tiempo, antes de que Luis Suñén asumiera la máxima responsabilidad e hiciera soplar un bienvenido aire fresco, Scherzo ha contribuido a generar una imagen de Barenboim muy distinta de la proyectada por Ritmo: la imagen de un muy buen pianista que como director unas veces acierta y otras no, y que en cualquier caso no están por encima de la media salvo en Wagner. Imagen esta que yo no he compartido nunca ni compartiré jamás, y que me parece que el tiempo se ha encargado de desmentir clamorosamente.
La coincidencia de tu texto y el de EPA me hizo, parece que de manera equivocada, entender el tuyo un poco en plan perdonavidas: "un disco que no solo va a gustar a los de siempre, a los que les entusiasma todo lo que hace este señor haga lo que haga, sino que por una vez está muy bien". A eso me sonó, y por eso escribí lo que escribí. Un abrazo,
Fernando
Queridos Fernando y Asier: gracias por vuestra conversación, por vuestra honestidad y por vuestra forma de explicar las pasiones que compartimos. Un abrazo para los dos.
Luis Suñén
(Ostras, Luis Suñén aquí, nos han pillado. ¡Glabs! que diría Forges).
Gracias a usted por pasarse por aquí, Luis.
(Qué vergüenzaaaaaaaaaaa!)
pues ahora me entero yo de que Barenboim es el heredero de Furtwängler....
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