Real Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam. Dir: Mariss Jansons.
RCO 05005
SACD Híbrido 69’21’’
DDD
Diverdi
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Tenía muchas ganas de escuchar este disco, por el morbo de ver qué hace con su nuevo titular la Orquesta del Concertgebouw en estas dos geniales obras en las que precisamente ella ha protagonizado mis grabaciones favoritas: la de Ashkenazy para las Danzas Sinfónicas y la de Chailly (con permiso de Klemperer, que es caso aparte) para Petrushka.
¿Resultados? Pues sin alcanzar semejantes referencias, se trata de unos muy estimables trabajos del irregular Jansons. En Rachmaninov puede preferirse un enfoque más expresionista y aristado, más tímbricamente diferenciado y menos “romántico”, pero en todo caso el director letón ofrece una lectura atmosférica y sugestiva. Igualmente notable su Stravinsky, en el que cierta blandura esporádica, determinadas licencias creativas y algún golpe de efecto en los tempi no empañan una dirección llena de vida, teatralidad y sentido del humor que sabe matizar en lo expresivo a los soberbios solistas de la que sigue siendo una de las mejores orquestas del planeta.
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Artículo publicado en el número de mayo de 2006 de la revista Ritmo.
PS. He vuelto a escuchar este disco, en esta ocasión comparándolo con las anteriores versiones que de estas obras de Stravinsky y Rachmaninov Jansons había grabado, para el sello EMI, con las orquestas de San Petersburgo y Oslo respectivamente. Pues bien, mantengo que se trata de muy buenas interpretaciones, pero a mi modo de ver las anteriores rayaban a mayor nivel.
Petrushka conocía en Oslo una lectura vistosa, extrovertida, juvenil, dotada de una tímbrica adecuadamente aristada y beneficiada de unos solistas que, sin ser ni mucho menos los de Amsterdam, sabían intervenir con mucha intención. La batuta, aun siendo poco creativa o personal -salvando, como en su lectura posterior, un vals extrañamente acentuado-, realizaba una muy notable labor en la que solo había que reprochar cierto apresuramiento en toda la escena de la fiesta popular, no del todo bien paladeada ni desmenuzada. En la interpretación en el Concertgebouw (2005) se ha ganado bastante en atmósfera, pero se pierden extroversión, electricidad e incisividad tímbrica. Todo el final sigue siendo algo grueso en lo sonoro. Por otra parte su sentido del humor es saludable pero algo primario. La grabación, incluso escuchándose en un reproductor de SACD, no es tan extraordinaria como la de Oslo.
Las Danzas sinfónicas de San Petersburgo recibían una lectura elegante y refinada, mucho antes lírica que dramática, magníficamente expuesta tanto en sus líneas como en las texturas y dicha con ágil virtuosismo. No obstante se echaba en falta algo de rusticidad, como también de empuje. En el segundo movimiento sobraban algunos amaneramientos, y por momentos el punto de decadencia resultaba excesivo. En Amsterdam (2004) las sonoridades son menos ágiles y transparentes, más densas, quizá un punto pesadas, aunque se benefician de la calidez de la orquesta del Concertgebouw. El segundo movimiento vuelve a resultar en exceso creativo, por no decir amanerado, mientras que la sección central del tercero parece más decadente de la cuenta.
Así las cosas, es mi obligación advertir que aunque este SACD editado por la orquesta holandesa es bastante bueno, alberga poco interés para quienes ya tengan las anteriores interpretaciones de Jansons.
¿Versiones de referencia? Me sigo quedando con la Petrushka de Chailly, aunque no quiero olvidar las dos lecturas de Pierre Boulez ni la de Bernstein con Israel. Las de Monteux, lo siento, me parecen sobrevaloradas. Y la de Otto Klemperer, genial en grado sumo, sigue siendo caso aparte.
Para el Rachmaninov, sin dudarlo, es número uno la que hizo Ashkenazy con esta misma orquesta, por encima incluso de su nueva grabación en Sidney, aunque es de justicia citar los logros de Previn, Maazel, Dutoit, Temirkanov y, más recientemente, Vladimir Jurowski, aparte del de Jansons con San Petersburgo.
4 comentarios:
Estimado Fernando,
me alegra muchísimo saber que tu versión favorita de las Danzas Sinfónicas de Rachmaninov es la de Ashkenazy con la Real Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam. Adoro ese disco; nadie ha interpretado como en él esa obra y lo mismo me pasa con La Isla de los muertos también incluida en el disco. ¡Es increíble! no las he escuchado nunca ni en directo ni en disco como en esa grabación.
Un saludo
Alfonso
Sí, desde luego. Bueno, en el caso de la Isla hay algunas que me gustan más, como la de Previn o la de Dutoit. Pero las Danzas son... ¡la releche¡
El Petrushka de Kondrashim con Concertgebow, o algunos cuadros de éste con la misma orquesta y Hans Rosbaud (ambos Phillips) son igualmente soberbios.Lastima que esten descatalogados.
Una verdadera lástima la descatalogación, sí, porque todo lo que grabó Kondrashin con el Concertgebouw suena francamente bien... y porque el ruso fue un maestro admirable. A ver si pronto reeditan este material, porque solo conozco una parte de él. Esta Petrushka está entre lo que no he podido escuchar, por desgracia.
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