martes, 31 de agosto de 2010

Mortier, aire fresco

Nunca me he fiado mucho de Gérard Mortier, porque me parece que su progresismo tiene algo de impostura. Una cosa es quitarle telarañas al mundo de la clásica, renovar el repertorio y apostar por una visión de la cultura en la que lo principal sea hacer pensar y no seducir a los acomodaticios paladares burgueses; y otra muy distinta ofrecer montajes vulgarmente provocativos, soltar exabruptos a los divos y olvidar la sensatez que debe presidir toda buena gestión de un centro cultural. Sin embargo la programación que ha preparado -sobre la base de lo ya planificado por Antonio Moral- para su primera temporada en el Real me ha gustado. Y me sigue gustando lo que plantea para el futuro en la larga entrevista que se ofrece en el número de septiembre de la revista Ritmo (enlace). Se pueden discutir muchas cosas en cuanto a la elección de títulos o a la eliminación de producciones que ya estaban más o menos preparadas, eso es cierto, pero su línea programadora supone un verdadero soplo de aire fresco en el actual panorama.

No hay más que ver las temporadas que se plantean para este curso en el resto de la península. Por culpa de la crisis económica, y en algún caso con la excusa de ésta, nuestros gestores han dado tremendos pasos atrás en lo que a la elección del repertorio se refiere. Ya se sabe, que lo principal es asegurar el lleno de las butacas, que la continuidad de los proyectos culturales depende de ello, que no se puede gastar el dinero en satisfacer los gustos de unos cuantos eruditos, bla bla bla. La misma monserga de siempre, olvidando que uno de los principales objetivos de semejante servicio público es precisamente educar, es decir, ayudar a difundir la excelencia y a desarrollar el sentido del gusto; y que eso nunca se podrá conseguir ofreciendo más de lo mismo para satisfacer la demanda ya existente, pues de lo que se trata es de ampliar esa demanda con personas que exijan nuevos títulos, nuevos repertorios y también -en la ópera- nuevas maneras de plantear el hecho escénico. Otra cosa es que haya que realizar un esfuerzo adicional desde los respectivos departamentos de comunicación para vender el producto.

En cualquier caso, y al contrario que otros gestores, Mortier no se ha amilanado con la crisis y se ha arriesgado a seguir adelante con la línea prevista, es decir, profundizar en la renovación empezada con Moral. Y muy bien que hace, mientras los políticos de turno le apoyen. Por mi parte, a la hora de elaborar mi calendario de viajes para este año he dado prioridad al Teatro Real muy por encima de otros centros musicales a los que habitualmente me desplazo, por ofrecer la -a mi entender- la temporada más atractiva del panorama. Luego habrá que ver, claro está, cuáles son los resultados artísticos obtenidos, un aspecto en el que los aficionados vamos a ser muy exigentes habida cuenta de lo mucho que está en juego. En cualquier caso sobre el papel casi todo lo de esta temporada interesa, como también interesará lo que se verá entre 2011 y 2012. Y ahí acabará la cosa: si en las próximas elecciones generales la derecha obtiene la victoria (la derecha oficial, quiero decir), al belga le quedarán cuatro días al frente del teatro madrileño. Mientras tanto, aprovecharemos.

5 comentarios:

Eugenio Murcia dijo...

A mi la programación me parece interesante, aunque lo de Pilar Jurado es un despropósito. Me huele a políticamente correcto. Es curiosa la entrevista de Ritmo, sobre todo cuando Mortier afirma que la ópera de Puccini que prefiere es ¡Il tabarro!, pero la de Scherzo es más jugosa (y tensa), es curioso como Reverter y Suñen tratan de convencerlo de que hay óperas españolas maravillosas por descubrir (a mi me gustaría saber cuáles) y Mortier lo niega. A mi este españolismo del tres al cuarto ya me cansa, para mí no hay ninguna ópera española de la calidad de "Il capello" de Rota, "Cumbres borrascosas" de Herrmann o "El milagro de Heliane", y que yo sepa ninguna de las tres se ha visto en el Real. El arte no conoce de patrias, y la música menos.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Gracias por la información. No conocía la existencia de esa entrevista. Me ha gustado tanto que le he dedicado una pequeña entrada. Lamento ver a mi admirado Luis Suñén defendiendo lo indefendible, es decir, la calidad del olvidable repertorio operístico hispano.

Me alegra, Eugenio, que cites esas tres óperas. Heliane nunca la veremos en escena, por su gran complejidad. Cuando hace años le pedí un autógrafo a la Tomowa-Sintow (como sabes, protagonista de la única grabación del título) le hablé de él. Ella me mostró su entusiasmo por la partitura al tiempo que me insistió en su extrema complejidad vocal. Una lástima, porque es lo mejor de Korngold.

Cumbres borrascosas es irregular pero muy interesante. Como herrmaniano que soy, es una música que me emociona mucho. Herrmann debió de sufrir bastante al ver que su íntimo amigo Barbirolli no la estrenaba. Aún espera su estreno íntegro mundial, por cierto. Desde luego que se podría hacer en España, y con bastante facilidad (es un título nada complicado), pero nuestros programadores-recuperadores prefieren sacar a la luz bodrios como El Quijote de García o Los Amantes de Teruel. Así nos luce el pelo.

Capello es una delicia que les gustaría hasta a nuestros amigos los rancios. No sé por qué no sacan en DVD la fantástica filmación de Pizzi con Flórez.

Eugenio Murcia dijo...

Hola, Fernando, esa versión de la ópera de Rota circula por el e-mule, ripeada del canal Mezzo. No soy muy amigo de esos métodos (de hecho, desde hace más de tres meses no tengo ni e-mule, ni ares ni nada y no tengo ninguna prisa por descargarme esos programas)pero sólo por el hecho de haberme permitido ver la maravilla de Rota ya le estoy agradecido a internet. Por cierto, Flórez está fantástico. A mi Rota me encanta, pero me parece lamentable el elevadísimo precio de todas las ediciones de óperas suyas, realizadas además por intérpretes italianos de calidad (como Marzio Conti)pero de evidente segunda fila. Yo lo siento, pero no estoy dispuesto (ni puedo) a gastarme más de 50 euros en una ópera. Por cierto, ¿conoces la única versión que hay de la ópera de Herrmann? La publicó el sello Unicorn, y aunque la escuché hace mucho tiempo, guardo un buen recuerdo de ella. Herrmann era un director extraordinario, existe un disco de Decca en el que dirige música de films basados en Shakespeare donde está la mejor versión de la banda sonora del Hamlet de Shostakovich (la lástima es que no está completa, pero es muy superior a la de Yablonsky para Naxos). Saludos.

Unknown dijo...

Querido Fernando: gracias por tus palabras. No se trataba de defender nada sino de plantear una cuestión insoslayable aquí y ahora, cuando se investiga tanto nuestro mejor o peor patrimonio y el Real cambia de dirección artística. Es cierto que se trabaja en esa recuperación, que caben dudas bien razonables sobre la pertinencia de esa labor y que seguramente los frutos serán escasos. Personalmente soy muy escéptico en la materia y la persona menos nacionalista que puedas imaginar en música y en cualquier cosa. Pero mi obligación como periodista era hacer esas preguntas e insistir en ellas -fíjate en los puntos de comparacioón que se establecen y que ya ponen bastante las cosas en su sitio- hasta encontrar una conclusión con la que unos estarán de acuerdo y otros no. Repito que, personalmente, y aun considerando la obligación de un teatro español de indagar en nuestro repertorio, soy muy pesimista respecto de la buena calidad de lo que aparezca por ahí y tengo muy claro que la ópera española del XIX da para poco, y no digamos comparada con la zarzuela. Me encantaría que, por ejemplo, el ICCMU respondiera con argumentos de peso, que hubiera de verdad una polémica seria sobre el asunto. Pero me temo que no será así, pues se trata de producir sin más no de recuperar críticamente. Te recuerdo la durísima reseña de SCHERZO a la supuesta edición crítica de las obras completas de Arriaga hecha por Casares y Rousset. En ella se dudaba del método y se criticaban los resultados con amargura por su inutilidad manifiesta. No hubo respuesta alguna por parte de los criticados, no les apetecía discutir. Y si no hay debate científico -al margen incluso del gusto, de la afiliación de lo recuperado a las modas de la época, de su falta de genio, como en tantas otras músicas- todo lo demás se queda en algo que a Mortier le dejará de piedra cuando le vayan a ver para hablarle del asunto los investigadores correspondientes: la presunta obligación moral y el paso por la ventanilla de cobros de una edición crítica que nadie ha pedido y que nadie pedirá.
Gracias, de verdad, por tu atención.
Un abrazo.
Luis Suñén

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Gracias a usted, Luis, por pasarse por aquí y por dejar estas reflexiones y puntualizaciones. Lamento no haber podido leer la entrevista entera por ahora (hasta este fin de semana no podré pillar un ejemplar de la revista), porque estoy seguro de que en ella quedará todo mucho más claro. En cualquier caso, enhorabuena por su valentía a la hora de preguntar.

Interesantísimo el tema de las ediciones de las partituras. De hecho estuve a punto de sacarlo a relucir en el hilo sobre Mortier paralelo a éste, pero al final no tuve el valor. Recuerdo ahora que una vez tuve la oportunidad de escribir unas notas al programa sobre obras de Arriaga: metí la pata en un dato importante, y lo hice por confiar ingenuamente en las presuntas investigaciones de un musicólogo que al final, según me dijeron fuentes muy bien informadas, estaba bastante más interesado en cobrar la edición crítica de turno que en el rigor historiográfico, y por ende manipuló cierta información.

Estoy seguro de que hay extraordinarios musicólogos en España,rigurosos en el método y lúcidos a la hora de valorar críticamente, pero también -como en el campo que mejor conozco, el de la Historia del Arte- muchos listillos que, independientemente de su mayor o menor sabiduría, que de todo hay, pretenden mamar de la teta pública ahora que todavía queda un poco de leche. Y para ello tienen que vendernos la moto, claro, de un repertorio lírico que de momento no ha dado obra maestra alguna, ni siquiera en el caso de nuestro más genial compositor del XIX, el autor de Iberia.

¿Recuperar el patrimonio? Sí, desde luego, y en las mejores condiciones posibles ya que se trata de ofrecer primeras (y posiblemente únicas) grabaciones mundiales. Pero esa tarea es solo uno de los deberes de los gestores de nuestros centros musicales. Hay otros igual de importantes o más aún. Entre ellos, ofrecer un panorama lo suficientemente amplio de la creación musical, desarrollar el sentido crítico del espectador y hacer que el goce estético vaya acompañado de la reflexión. Y por eso, pese a todos los reparos que se pueden poner a su figura, de momento aplaudo a Mortier. Ya veremos que da de sí la temporada.

Un abrazo.

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