martes, 4 de mayo de 2010

El sensual Schreker de Halffter

Ya he escrito en varias ocasiones, sobre todo en mis críticas en la hoy extinta Filomúsica, que Pedro Halffter tiende a "romantizar" (coloquen todas las comillas extra que quieran) el repertorio de las tres primeras décadas del siglo XX, limando aristas y potenciando los valores más hedonistas mediante un sonido muy redondo y empastado, un fraseo altamente mórbido, una tímbrica de extraordinaria sensualidad y unas texturas de mágicas veladuras. Que semejante opción convenza más o menos dependerá en buena medida de los gustos del oyente, pero también -y sobre todo, o al menos así debería ser- del repertorio interpretado: no es lo mismo un Zemlinsky o un Korngold que un Schoenberg o un Berg, por muchos elementos que tengan en común. Como tampoco es lo mismo el Strauss de Salomé que el de La mujer silenciosa, pongamos por caso. Con Franz Schreker (1878-1934), compositor al que el director madrileño ha dedicado un compacto registrado en 2009 frente a la Filarmónica de Gran Canaria editado por Warner Classics, las cosas funcionan bastante bien, y por momentos extraodinariamente bien.


Es el caso del "Nocturno" de Der ferne Klang, ópera irregular pero de interesantísima escritura orquestal que Halffter tuvo la iniciativa de estrenar en España en noviembre de 2006 entre la irritación de la legión conservadora del Teatro de la Maestranza (esa misma que prefiere escuchar una mediocridad como La Fille du Régiment antes que una obra maestra del calibre de Lulu). Ya en las funciones sevillanas (enlace), donde se interpretó la versión abreviada preparada por el propio compositor, se veía venir por dónde iban los tiros, pero en este disco el logro es aún mayor, pues estirando los tempi hasta el límite (los quince minutos "oficiales" se convierten en más de veinte) sin perder el pulso, la batuta ofrece una recreación memorable cuya sensualidad al mismo tiempo voluptuosa, contemplativa y agónica, muy de Sezession vienesa, nos deja con el corazón en un puño. Solo por esta interpretación ya merece la pena hacerse con este disco.

No convence tanto, siendo muy buena, la lectura de la Kammersymphonie, o mejor dicho, de la Sinfonietta resultante de la transcripción sinfónica de la referida página. Es verdad que al utilizar una orquesta grande y no de cámara las circunstancias animan a realizar una interpretación voluptuosa, cálida y sensual como la que ofrece Halffter, pero una tímbrica más incisiva y una mayor variedad expresiva hubieran puesto mejor de relieve los aspectos más modernos de la pieza. El disco se completa con la juvenil Obertura fantástica, op. 15, obra que no alberga una escritura del todo personal pero que permite rastrear las raíces de la música de Schreker. Halffter cree en ella y ofrece una recreación muy musical, comunicativa y de excelente gusto, en absoluto superficial o volcada al mero fulgor orquestal, aunque un poquito más de electricidad y de garra dramática no le hubiera venido mal.

A destacar en todo el compacto, por cierto no del todo bien grabado ni aprovechado en su duración, la labor de la Filarmónica de Gran Canaria, que no solo evidencia su virtuosismo sino también su maleabilidad, haciéndola sonar su titular con un colorido y un empaste muy centroeuropeos y, por ende, muy adecuados. ¿Enrojecerán al escuchar este disco los que no hace mucho escribían que el director madrileño carecía de técnica para dirigir una orquesta? No, no lo harán, sencillamente porque sabían que estaban mintiendo. Háganme caso y escuchen este disco: disfrutarán con una música espléndida en interpretaciones de primera línea que pueden competir sin problemas en el mercado internacional.

Más información en los blogs de Pablo J. Vayón (enlace) y Ángel Carrascosa (enlace).

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