Hay críticos que afirman que las mejores interpretaciones de Les Préludes son las que tiene grabadas -una en audio y otra en video- Daniel Barenboim (enlace). Como el de Buenos Aires ofrecerá la obra el próximo domingo 2 de agosto en el Teatro de la Maestranza al frente de su Orquesta del West-Eastern Divan, me ha parecido el momento oportuno para escuchar todas las versiones posibles del segundo y más famoso de los poemas sinfónicos de Franz Liszt y corroborar hasta qué punto mis gustos coinciden con tal apreciación.
Para realizar el recorrido, agotador pero fascinante, he contado con la ayuda de varios colegas (Ángel Carrascosa, Ángel Riego y José Sánchez: gracias desde aquí a todos ellos) que me han pasado todas las grabaciones que tenían en su haber. En buena parte de los casos, y a petición mía, lo han hecho sin decirme quiénes eran los intérpretes, para evitar así posibles prejuicios a la hora de valorar. He reconocido sólo a tres directores (evidentes: Mengelberg, Furtwängler y el Karajan desatado de los sesenta), mientras que en algún caso me he llevado un chasco monumental (Solti con la Filarmónica de Londres). Las de Barenboim y la mítica de Fricsay las he escuchado dos veces cada una, al principio y al final del proceso.
El orden que sigo para presentar mis apreciaciones es el cronológico. Son veintitrés registros en total, cifra bastante representativa de la discografía pese a que no he podido localizar algunas interpretaciones muy interesantes sobre el papel, como las de Bernstein, Masur y Muti. He caído en la puerilidad de otorgar una nota -de uno a diez- a cada una de ellas. Advierto, en cualquier caso, que aunque la batuta es el factor fundamental en la valoración, he tenido muy en cuenta la labor de las diferentes orquestas a la hora de puntuar.
Señalo finalmente que las fechas indicadas -puede haber más de un error por mi parte- corresponden a la grabación, no a la edición, y que en el caso de las interpretaciones históricas no he especificado sello discográfico toda vez que la mayoría de estas han conocido -y seguirán conociendo- varias ediciones diferentes.
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1. Erich Kleiber/Filarmónica Checa (junio 1936). La premiosidad de la batuta (13:53, la más rápida de todas las escuchadas) impide que la versión sea del todo clara y que se encuentre especialmente paladeada, incluso conduce a que la sección final se precipite un tanto, pero la dirección ofrece una incandescencia, un entusiasmo, una grandeza sin retórica y una comunicatividad absolutamente excepcionales. (9)
2. Mengelberg/Concertgebouw (octubre 1936). Tras una espléndida introducción se descubre a un director incandescente y sincero, que domina muy bien la agógica y que se mantiene ajeno a la grandilocuencia sin dejar de ser brillante, pero que, además de abusar de los portamenti “marca de la casa", se deja llevar por el entusiasmo y a ratos cae en la precipitación, sobre todo en la sección "bélica" central. El final, por el contrario, posee una incontestable grandeza. La toma sonora tiene problemas pero ofrece una amplia gama dinámica. (8)
3. Van Kempen/Filarmónica de Berlín (1937). He aquí una hermosa y cálida realización, comunicativa y natural, que necesita una arquitectura algo más trabajada, mayor tensión en los clímax y mayor creatividad para ser reamente grande. Magnífica la orquesta. Muy bueno el sonido para la época. (7)
4. Weingartner/Filarmónica de Londres (1940): Aun siendo muy correcta, esta lectura desprende cierta sensación de rutina e indiferencia, pues los clímax no alcanza la suficiente grandeza, los matices expresivos son escasos y las secciones no están lo suficientemente diferenciadas. El último tercio se anima un tanto, pero el final vuelve a resultar alicorto. Espléndida la orquesta. (5)
5. Knappertsbusch/Filarmónica de Berlín (1942, en estudio). Interpretación muy bien realizada, emocionante, intensa, muy musical, aunque más lograda en los momentos épicos, que alcanzan mucha garra, que en los líricos. Muy discutible la ralentización del tempo en la "marcha" final, aunque le sirve para preparar el retorno del tema principal. (8)
6. Van Kempen/Filarmónica de Dresde (1942). El maestro holandés vuelve a hacer gala de una gran musicalidad pero, aun moviéndose siempre dentro de la corrección y fraseando con su admirable naturalidad, el resultado es bastante impersonal y alberga escasa fuerza dramática. No engancha, e incluso llega a aburrir. (6)
7. Furtwängler/Filarmónica de Viena (EMI, 1954). Una interpretación muy bien paladeada, dicha con una enorme efusividad y construida con tanta solidez como naturalidad, que huye con sabiduría tanto del arrebato espontáneo como de la grandilocuencia o de la blandura. Admirables la cantabilidad, la nobleza y el enorme sentido humanístico del fraseo, siempre amplio y muy paladeado. Lástima que la sección de metales se quede corta. Y una pena que Furt no nos legara alguna interpretación en vivo de la partitura: sería menos indiscutible, perfecta y modélica que ésta, pero habría quizá un mayor número de hallazgos. (9)
8. Argenta/Suisse Romande (Decca, 1955). Fabulosa labor de podio, cálida y sincera, hermosísima y emotiva en las partes líricas y brillante sin grandilocuencia en las épicas, haciendo gala de una batuta flexible, con gran dominio de la agógica y una notable plasticidad el tratamiento de la orquesta. Ésta tiene como limitaciones unas trompetas estridentes y unos violines no siempre empastados. (9)
9. Silvestri/Philharmonia (EMI, 1957). Se agradecen la corrección general y la renuncia al efectismo, pero en conjunto resulta una versión distante en los momentos líricos y con escasa grandeza en los épicos, quizá por el deseo de restar "ruido", convenciendo sólo la primera secuencia "bélica", muy emocionante. La toma sonora es ya estereofónica. (5)
10. Karajan/Philharmonia (EMI, 1959). No es fácil reconocer aquí al maestro salzburgués; con razón se ha dicho que en su etapa frente a la fabulosa orquesta británica se mostró especialmente voluntarioso, pero también un tanto impersonal. Aquí ofrece una interpretación de trazo amplio, bien construida y mejor paladeada, de excelente musicalidad, pero a la que le falta un poco de tensión interna y de garra dramática. A la postre resulta un poco sosa y no muy emocionante. (7)
11. Fricsay/Radio de Berlín (DG, 1959). Nos encontramos ante una lectura justamente mítica. En ella hay que admirar, sin duda, la elocuencia, la calidez, la sinceridad y la fuerza dramática del maestro húngaro, aunque si algo destaca en esta interpretación es sin duda el fraseo efusivo, carnal y emocionante que desprenden las secciones líricas. Quizá a la enunciación del tema principal le falta un poco de grandeza, mientras que al final le sobra algo de estruendo para ser una dirección perfecta. La orquesta suena con una rusticidad atractiva, aunque se queda algo corta. (10)
12. Karajan/Filarmónica de Berlín (DG, 1967). Una batuta de enorme virtuosismo, al frente de una fabulosa orquesta, construye una interpretación lenta y fabulosamente trazada, pero claramente hedonista, volcada en la espectacularidad y la belleza sonora, y que por tanto cae en la grandilocuencia, la blandura y la insinceridad. El peor Karajan posible. (6)
13. Haitink/Filarmónica de Londres (Philips, 1968). Al principio parece una interpretación algo desvaída, aunque se evidencia la intención de alcanzar un gran vuelo poético, deslumbrando la belleza de los violonchelos en la primera sección lírica. Luego va mejorando y se alcanza un admirable equilibro entre los aspectos introvertidos y los épicos, expuestos con emoción y sin retórica. (8)
14. Barenboim/Chicago (DG, 1977). Sin tratarse de una lectura especialmente visionaria y siendo posible añadir aún más elocuencia y emoción en las partes líricas, son tales la perfección de la arquitectura, el ardor perfectamente controlado de la batuta y la brillantez llena de grandeza sin retórica del final que el resultado es portentoso. La atención a los diferentes planos sonoros es excepcional, lo que permite una claridad insólita: se escuchan muchas líneas melódicas que generalmente pasan desapercibidas. La orquesta es la perfección absoluta. Por si fuera poco, la toma sonora es de verdadero lujo. (10)
15. Solti/Filarmónica de Londres (Decca, 1977). Se agradecen las buenas intenciones de la batuta, sobre todo en las secciones líricas, pero la arquitectura está mal construida, resultando flácida y deslavazada, rematándose en un clímax final deshilachado. La orquesta se queda bastante corta. La toma sonora es muy buena, pero distante. (5)
16. Karajan/Filarmónica de Berlín (DG, 1984). Interpretación de sonoridad muy robusta, mas no exenta de claridad, espectacular y un punto narcisista, no del todo sincera, pero emocionante, muy bien trazada y de enorme brillantez. Apabulla más que conmueve. (8)
17. Joó/Sinfónica de Budapest (Hungaroton, 1984). Tras una solvente introducción y un primer clímax canijo, incluso ridículo, se desarrolla una interpretación muy hermosa -aunque quizá en exceso ensimismada- en las partes líricas, pero por completo descafeinada y sin grandeza en las épicas, además de deslavazada en su trazo. (5)
18. Solti/Sinfónica de Chicago (Decca, 1992). El anciano director se quita la espina de su antigua interpretación de estudio, pero los resultados no llegan a ser óptimos. Y es que Solti se muestra más nervioso y menos concentrado de la cuenta, no paladeando del todo las partes líricas y no alcanzando la suficiente grandiosidad visionaria en las épicas. Ahora bien, la ejecución es de tanto nivel, y tan portentosas resultan la brillantez, el colorido y la plasticidad de la batuta, que el maestro y su increíble orquesta terminan triunfando. (8)
19. Mehta/Filarmónica de Berlín (Sony, 1996). Interpretación de trazo amplio, maravillosamente sonada, opulenta y muy hermosa. Por desgracia las secciones líricas no sólo resultan flácidas, sino que tienden a lo excesivamente ensoñado, incluso lo dulzón, mientras que en la vertiente épica la batuta tiende a subrayar los elementos marciales. Seduce, mas no engancha. Fabulosa la toma sonora. (6)
20. Sinopoli/Filarmónica de Viena (DG, 1996). La introducción, lenta y misteriosa, es estupenda. El primer clímax, siendo muy bueno, no alcanza toda la grandeza deseable. A partir de ahí se desarrolla una interpretación muy bien puesta en sonidos pero no muy cálida ni comunicativa en los momentos líricos, y sin especial garra en los dramáticos. Mal el último clímax, nervioso y volcado en los excesos de la percusión. (7)
21. Barenboim/Filarmónica de Berlín (DVD TDK, 1998). El argentino repite y mejora su interpretación de estudio con una lectura de nuevo maravillosamente trazada, intensísima pero controlada al mismo tiempo, que se aparta de lo grandilocuente pero aun así alcanza una gran dosis de grandeza y carácter épico, como también de vuelo lírico y efusividad. Quizá ahora se haya perdido un poco de la inigualable claridad de su realización en Chicago, pero se ha ganado en emotividad lírica. La orquesta contribuye lo suyo a la excelencia de los resultados. (10)
22. Hamar/Filarmónica Nacional de Hungría (Budapest Music Center, 2001). Si bien la orquesta se queda bastante corta, la batuta realiza una notable labor a la que le faltan, eso sí, grandeza y tensión en los clímax, pero que no obstante ofrece momentos tan interesantes como una introducción especialmente oscura e inquietante en la que se presta una gran atención a los silencios. (6)
23. Van Immerseel/Anima Eterna (Zigzag, 2007). La orquesta de instrumentos originales es buena, pero su sonido, por el tamaño, resulta en determinados momentos muy canijo, muy especialmente en lo que se refiere a la cuerda. La articulación historicista, en sí misma, aporta hallazgos interesantes. Ahora bien, la dirección nos descubre a un director más bien mediocre: planifica las tensiones de manera insuficiente, resulta aséptico en los momentos líricos, y carece de fuerza en los épicos. A destacar, negativamente, cómo enuncia el tema principal de manera precipitada y sin grandeza alguna. La sección final resulta impresentable, por cuadriculada y machacona, con unos metales y una percusión que hacen a la cuerda inaudible. (3)
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¿Conclusiones? Barenboim es, desde luego, uno de los directores que mejor ha dirigido Los Preludios. Aun tras realizar las comparaciones, sus dos registros me siguen pareciendo formidables: las hay aún más emocionantes, teatrales y elocuentes, pero el argentino triunfa por la perfección de su arquitectura y, ciertamente, por el virtuosismo de las orquestas de Berlín y Chicago.
Sea como fuere, la interpretación de Fricsay no es menos imprescindible en la discoteca de un buen aficionado, siendo además muy recomendable conocer las realizaciones de un Erich Kleiber, un Furtwängler y un Argenta. Y quien se crea que con tener en su casa la de Karajan de los sesenta, la de Solti o la de Joó (tres de las mas difundidas en el mercado), apañado anda.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
miércoles, 29 de julio de 2009
Los Preludios, de Liszt: discografía comparada
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4 comentarios:
Para el próximo mes de septiembre (2009) se anuncia la publicación en Naxos de la interpretación de la pianista turca Idil Biret de las transcripciones para piano de las sinfonías nº 6 (Pastoral) y nº 9 (Coral) de Beethoven, de Franz Liszt. Te expreso mi deseo de leer en tu blog algún comentario de estas transcripciones, y de su intérprete al piano.
Cordiales saludos,
Ojo, porque Decca ha publicado un CD con la Fantástica de Berlioz y Los Preludios de Liszt con la East-Western Divan Orchestra con Barenboim, de 2013, que puede haber cambiado las puntuaciones relativas. Aunque estoy casi seguro de que seguirá en el 10.
¡Toscanini, Toscanini, Toscanini! Evviva!
¡Stokowski, Stokowski, Stokowski! For ever!
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