jueves, 4 de junio de 2009

Poca vergüenza

¿Se imaginan que un crítico musical no tenga reparos en escribir continuamente reseñas valorando el trabajo de un cantante que es amigo íntimo suyo desde antes que éste comenzase su carrera profesional?

¿Se imaginan que todas las citadas críticas sean extremadamente positivas a pesar de que, como le ocurre al común de los mortales, el cantante alterne unas actuaciones buenas con otras que no lo son tanto, o incluso que abiertamente no lo son?

¿Se imaginan que el referido plumífero se dedicase, por diferentes vías, a hacer mobbing a los críticos que no están dispuestos a ser siempre elogiosos con el artista para conseguir callarles la boca?

¿Se imaginan que el cantante, en un momento dado, decidiese contratar al crítico como “relaciones públicas” y/o “responsable de comunicación”, y éste anduviese presentándose en los teatros como tal?

¿Se imaginan que el crítico siguiera aún hoy escribiéndoles la críticas -por descontado, elogiosas hasta el delirio- al que es ya “su jefe”?

Aquí lo que falta no es ya ética profesional. Aquí lo que se necesita es vergüenza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Poca hombria demuestra hablar de alguien y no aclarar de quien se esta hablando.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Lo que demuestra poca hombría es insultar a alguien amparándose en el anonimato. Yo siempre firmo con mi nombre.

No, no voy a aclarar de quiénes hablo, ni pienso dar pista alguna.

Me basta con que la gente reflexione sobre el grado de corrupción al que está llegando algunos miembros de la crítica musical, así como sobre el peligro que corren algunos artistas que hacen la vista gorda ante semejantes situaciones para beneficiarse de las mismas, pero que al final podrían verse seriamente perjudicados de descubrirse el pastel.

¡Menos chichi y más chicha!

Perdón por el chiste malo y ordinario, pero tenía que hacerlo. Acabo de salir del Ateneu Ruman (sí, estoy en Bucarest) de escuchar el Concie...