lunes, 2 de febrero de 2009

El Beethoven de Brüggen, gratis y con imágenes

Entre las muchas maravillas que se pueden encontrar en el Emule hay tres videos que recomiendo calurosamente a todo melómano sin prejuicios: las sinfonías Tercera, Quinta y Octava de Beethoven por Frans Brüggen y su Orquesta del Siglo XVIII, en unas filmaciones de la televisión japonesa realizadas en 2002, es decir, varios lustros después de que el director holandés grabara su integral con la misma formación de instrumentos originales para el sello Philips.

Bruggen

¿Qué aporta, así en líneas generales, el Beethoven de Brüggen? Pues la posibilidad de escuchar esta música genial con la rusticidad tímbrica (para mi gusto de lo más adecuada) con la que sonó en su momento, y bajo un ropaje sonoro “históricamente informado”, muy lejos de la tradición digamos “post-wagneriana”, pero sin renunciar por ello a los parámetros expresivos más adecuados para el compositor: este es un Beethoven-Beethoven, poderoso, trágico y visionario, que mira descaradamente al Romanticismo desde la tradición clásica y que juega a tensar y a romper la forma desde el pleno conocimiento de la misma.

Ni que decir tiene que con el maestro holandés no hay rastro de la cuadriculada sequedad de un Gardiner -no obstante enérgico y a ratos electrizante en su acercamiento a la obra del compositor-, ni menos aún de la frivolidad pimpante de un Norrington, y no digamos de la vulgaridad extremas del chapucero Hogwood, por citar a los responsables de las más célebres integrales sinfónicas con instrumentos originales. Brüggen, siempre algo frío y distante como manda la escuela holandesa, no del todo comunicativo, se coloca a mi juicio por encima de todos ellos.

¿Están mejor estas tres interpretaciones que las que aparecían en la irregular integral -qué Novena tan deplorable- del sello Philips? Sí, hay una sensible mejoría, salvo quizá en la Tercera, porque era ya muy buena. En esta Heroica de planteamiento sobrio, dramático y rebelde, Brüggen se muestra capaz de encresparse en la marcha fúnebre y de resultar dionisíaco en el cuarto movimiento, mostrándose centradísimo también el tercero por su empuje y rusticidad bien entendida. Claro que de nuevo hubiera venido bien, como en el registro de 1987, algo más de vuelo lírico y emotividad, sobre todo en el primer movimiento. La coda final resulta atropellada.

La Quinta mejora su en este caso bastante floja lectura para Philips de 1991 al evitar la rigidez marcial y la violencia gratuita de entonces. Ahora bien, de nuevo sobra rigidez y se echan de menos vuelo melódico, cantabilidad y, en general matices expresivos, resultando el segundo movimiento bastante soso. El primero sólo termina de despegar al final, mientras que tercero y cuarto son más que notables, sin estar bien resuelta la transición entre ambos. Espléndida la orquesta, aunque hay notas falsas y algún desajuste.

También mejora sensiblemente la Octava, pues al contrario que en su desequilibrada grabación para Philips de 1989, Brüggen no cae en la tosquedad ni en el exceso, y sí sabe atender a la elegancia y a la cantabilidad de la obra con una dirección concentrada y analítica que desmenuza a conciencia todos los planos sonoros. Notabilísima lectura, pues, a la que le sigue sobrando ese “distanciamiento holandés” para ser realmente grande.

En cualquier caso es este un Beethoven a conocer. Para pillarlo basta con entrar en el Emule, conectarse a un servidor con suficiente número de archivos e introducir como términos de búsqueda “Beethoven”, “Bruggen” y “Japan live series”. Ya saben: cuanto más gente lo tenga en su disco duro, más rápido se baja. La imagen es buena y el sonido formidable. No se lo pierdan.

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