miércoles, 31 de diciembre de 2025

La inocentada de la revista Scherzo despreciando a John Williams: clasismo y pedantería

Demostración de que los señores de Scherzo son, salvo honrosas excepciones, una pandilla de pedantes clasistas, es la inocentada que la revista española ha propuesto este año: Trump ha logrado que el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena de 2027 pase a Washington y va a encargar a John Williams una obra llamada MAGA.

Lo de Trump, pues bueno. Pero lo de meter en el mismo saco a John Williams es lo de siempre: que si su música es mala, que si solo sirve para hacer propaganda de patriotismo yanqui, que si su creación resulta adocenada y no se encuentra comprometida con la modernidad... ¡Y eso que Williams siempre ha sido una persona claramente de izquierdas! No hay más que ver sus amistades y repasar la lista de sus bandas sonoras. Aún recuerdo un artículo de Norman Lebrecht en sus páginas de manera significativa, el cotilla e ignorante polemista británico sigue siendo uno de sus columnistas estrella poniendo a caer de un burro al autor musical de Star Wars.

¿Saben qué? Habida cuenta de cómo en las páginas de Scherzo se leen habitualmente risibles reseñas defendiendo las posturas más radicales del historicismo (¡ojo, hay un historicismo muy saludable!) e incluso defendiendo cosas tan ridículas como esto se lo leí al horrendo Mengíbar que un fortepiano es más adecuado que un piano moderno para hacer justicia a la música de Mozart, pongo como inocentada en este blog aunque sea a destiempo este meme que he encontrado hoy mismo en Facebook.

Valses y polcas de los Strauss por Karajan, cosechas de 1969 y 1975

Antes que nada: no estoy siguiendo el concierto de San Silvestre de la Filarmónica de Berlín. No me estimula el programa, menos aún con un maestro tan mediocre como Kirill Petrenko. Vamos a otra cosa.

En la entrada anterior comenté superficialmente el primero de los seis discos que Karajan dirigió con música de la dinastía Strauss poniéndose al frente de la Filarmónica de Berlín: el grabado para Deutsche Grammophon en 1969. Voy ahora por los dos siguientes.

Comienzo por el de abril de 1969 para el sello amarillo. Es lógica continuación del anterior, pero trae más música y está mejor grabado. En lo interpretativo la senda es la misma, solo que el nivel medio de los resultados es más alto.

Se abre con una inspiradísima recreación de los Cuentos de los bosques de Viena; flexible, sensual, de amplísimo vuelo lírico y ejemplar en el uso del rubato. La polca A la caza está muy bien diseccionada, pero no es la más electrizante posible. Imponente, masiva y, un tanto pesadota la Marcha Egipcia: aquí el maestro se suelta la melena. La Pizzicato Polca es una maravilla: ¡qué demostración de rubato vienés!

Muy notable la lectura de Bajo truenos y relámpagos, estupenda la de Periódicos matutinos. La Marcha persa sale mucho mejor bajo la batuta de Karajan que la egipcia: resulta más ágil y tiene más gracia. Soberbia la recreación de Sangre vienesa, fraseada con una fluidez muy especial. Pizpireta y pimpante en el buen sentido la recreación de Postillón de amor, muy en el espíritu vienés. Considerable nivel en esa maravilla que es Música de las esferas, aun dicha desde un prisma más rotundo que ensoñado. Formidable la polca ligera Leichtes Blut, sobresaliendo unas maderas picaronas y con mordiente. En definitiva, disco por completo recomendable.

El segundo disco es una grabación de diciembre de 1975 para EMI. Fue realizada en la Philharmonia berlinesa, y suena de maravilla en el nuevo reprocesado que Warner ha subido a las plataformas de streaming. El repertorio, curiosamente, es casi idéntico al del disco de 1966, así que lo que interesan son las posibles diferencias. Las hay: las interpretaciones son todavía más bellas, en general se encuentran más logradas, pero ahora se concede mayor espacio al preciosismo y aparecen algunos detalles amanerados que van más allá del necesario decadentismo: llegan a molestar.

En la obertura de El murciélago el maestro salzburgués corrige las precipitaciones de su registro anterior, pero en la sección lenta anterior al vals el amaneramiento se convierte en protagonista. Algo rebuscadilla, dentro de un alto nivel, la Annen-Polka. Más fluida y flexible que la de DG la lectura de El bello Danubio azul, pero se nota demasiado el deseo de recrearse en la pura belleza sonora. Sí, aquí también sobra algún detalle.

Estupenda una vez más la Trish-Trash Polka. La obertura de El Barón Gitano vuelve a ser marca de la casa, pese a esos tics puntuales que en este disco parecen inevitables. La introducción del Vals del Emperador resulta algo pesadota, y el vals parece más amplio de la cuenta: Karajan vuelve a gustarse demasiado a sí mismo, aunque el oyente no podrá resistirse ante semejante despliegue de perfección, belleza sonora y estilo.

Warner ha completado el streaming con una magnífica versión de la obertura de Las alegres comadres e Windsor, pero no estoy nada seguro de que fuera grabada con todo lo anterior. Quizá sea la grabación de principios de los sesenta, no lo sé.

martes, 30 de diciembre de 2025

Valses y polcas de los Strauss por Karajan, cosecha de 1966

Si no me fallan las cuentas, Herbert von Karajan grabó seis discos de valses y polcas de la dinastía Strauss con la Filarmónica de Berlín. Repito: con Berlín, sin incluir los que hizo con la Philharmonia y con la Filarmónica de Viena. Con los alemanes, insisto, hizo primero uno en 1966 y luego otro en 1969 para Deutsche Grammphon, en los setenta repitió para EMI y ya en los ochenta volvió al sello amarillo con tres discos con sonido digital. Comento el primero de ellos, que te tenido la oportunidad de volver a escuchar en un audio mejorado que procede de un SACD japonés: la percusión suena muy bien para una grabación de diciembre de 1966.

Son muy buenas interpretaciones, claro está. Sonadas de maravilla, con opulencia y un carácter marcadamente sinfónico, como también capaces de los más exquisitos detalles. Elegantes siempre. Dichas con elegancia, amplia cantabilidad y a veces una robustez que tiene que ver no tanto con la personalidad del maestro como con la de la orquesta, bien distinta a la Filarmónica de Viena. No hay problemas con el dominio del rubato. Dicho esto, corresponde concretar.

Demasiado seria la versión de El Danubio azul. Poca chispa, excesiva severidad y sonoridad por momentos cercana a otro Strauss: Richard. Hay momentos algo "militaristas" fuera de tiesto. Mucho mejor el Vals del Emperador, opulento en el buen sentido al tiempo que increíblemente bien clarificado: hay detalles que yo jamás he percibido así de bien.

La Annen-Polka resulta algo pesadota, sin mucha gracia. Marcha Radetzky rápida, en absoluto pensada para tocar las palmas. Por momentos, un poco más militarista de la cuenta, aunque si tenemos en cuenta el verdadero origen de la pieza quizá no deberíamos poner este reparo.

Desigual la obertura de El Murciélago: el vals suena precipitado, inclusi linea, perdiéndose unidad en la página. Una delicia la Trish-Trash Polka, que da paso a un Vals del Delirio que se abre de con aires mefistofélicos y continúa destilando las mejores esencias vienesas: Karajan se las arregla para moderar la "pesadez berlinesa".

Sí que vuelven los aires germánicos en la obertura de El Barón Gitano, pero eso aquí no es problema: suena poderosa y robusta, como debe ser. Notable el Perpetuum Mobile, sin ser el más alegre de los que se hayan escuchado. En fin, un disco para amantes del arte de Karajan, entre los que me encuentro.

Decepcionante debut de Guggeis con la Orquesta de la Fundación Barenboim-Said en el Maestranza

No quedan lejos aquellos tiempos en los que varios críticos sevillanos bramaban en contra de la existencia de la Orquesta de la Fundación Barenboim-Said. Lo hacían incurriendo en pura demagogia: ya tenemos en Andalucía una orquesta de jóvenes, así que si el dinero que se invierte en esta Fundación creada por el PSOE con fines puramente propagandísticos decían ellos se repartiera entre nuestros muy necesitados conservatorios, otro gallo nos cantaría. Pero claro, hubo cambio político en la Junta de Andalucía y el presidente derechista Juanma Moreno ha protegido desde el primer día a la orquesta, así que ahora todos a aplaudirla; que qué buenos nuestros jóvenes andaluces y tal. Prueba palpable de que la única razón de los antiguos ataques era de índole político, cosa que en Sevilla suele ocurrir cuando de música se trata. ¡Si aún recuerdo cómo Antonio Burgos llamó a Barenboim “el gachó ese de la orquesta de la Alianza de Civilizaciones”!

En fin, a estas alturas queda claro, y en el concierto de ayer en el Teatro de la Maestranza volvió a quedarlo, que la Orquesta de la Fundación Barenboim-Said posee un notabilísimo nivel, se encuentra a la misma altura de la Joven Orquesta de Andalucía, rivaliza con una Sinfónica de Sevilla que lleva ya demasiados años de capa caída y es netamente superior a la Filarmónica de Málaga. ¿Mérito? Del talento de los jóvenes por un lado. De la mayoría de los profesores de nuestros conservatorios por otro. También del profesorado congregado por la Fundación, que incluye dos miembros de la Filarmónica de Berlín, uno de la Staatskapelle la maravillosa Cristina Gómez Godoy, otro de la London Symphony, otro de la Scottish Chamber, etc. Finalmente, mérito de la batuta encargada de dar unidad y sentido a todo lo trabajado, en este caso el joven Thomas Guggeis.

Pero aquí nos toca distinguir entre trabajo técnico y calidad interpretativa. En lo primero, Guggeis ha demostrado un nivel formidable: su gestualidad controla todo, consigue un buen equilibrio de planos, administra con solidez las tensiones, sabe poner acentos, estimula a los músicos y logra dotar de electricidad interna, animación y brillantez a la música. En lo segundo, confirma lo que ya advertí cuando comenté el concierto de su debut con la Filarmónica de Berlín: le queda muchísimo para madurar.

De hecho, las Variaciones sobre un tema de Haydn que abrieron el programa me parecieron muy mediocres. No es solo que aquello no le sonase a Johannes Brahms. El maestro bávaro quiso ver en la partitura una más o menos efervescente y bienhumorada música, sin ser capaz de intuir, ni siquiera de lejos, las posibilidades poéticas que albergan las notas. Se limito a leerlas sin diferenciar el carácter de cada una de las variaciones. Ni sensualidad en el fraseo, ni densidad armónica en el sonido, ni potencia dramática cuando corresponde. Menos aún ternura, humanismo, sabor agridulce… Solo banalidad. Muy pobre la sección conclusiva, carente de esa mezcla de nobleza y grandeza bien entendida que necesita. Sin rodeos: una mala versión.

Shéhérazade es Maurice Ravel imitando a Debussy. La versión de Guggeis fue muy ágil y vistosa, certera a la hora de ofrecer la levedad que esta música necesita, como también a la de ofrecer una cierta dosis de incisividad y de nervio que le convienen. Se quedó corto en sensualidad, atmósfera y concentración. Sensacional la flauta de Sofía Fernández Araujo, que volverá a estar formidable en las cruciales intervenciones de la segunda parte del programa. Más vale que una orquesta española le haga un contrato ya mismo (¡pero ya!) antes de que la pillen por ahí fuera. Buena labor la de Corinna Scheurle, mezzo lírica de graves suficientes, algo apurada en el agudo, que supo otorgar variedad expresiva a su parte en lugar de quedarse en una languidez ensoñada que no resulta del todo conveniente. Por cierto, error grave por parte de la Fundación y el Maestranza de no incluir en el programa la traducción de los textos: el personal no se enteró de nada, se aburrió y montó una marimorena de toses y objetos voluminosos caídos con estruendo.

Solvente sin más la Quinta sinfonía de Shostakovich. Bien construido el primer movimiento, que evitó el grave peligro de la blandura que acechan a su arranque y su conclusión; le faltó sentido de la atmósfera y carácter opresivo, así como retranca en la marcha. Espléndido el Allegretto, particularmente rítmico e incisivo. Apreciable el esfuerzo de la concertino en su difícil parte. Correcto el Largo, certero en la expresión y tenso en los clímax, pero solo eso; como las toses destruyeron los mejores momentos de la música, yo no disfruté en modo alguno.

Francamente bien el Finale de la sinfonía, en el que el carácter extrovertido de la batuta supo inyectar electricidad interna. Podía haber estado mucho más trabajado en la expresión, eso es cierto, pero el maestro hizo diana en lo más difícil, en aquello que se le escapa a muchos directores: la dificilísima y fundamental coda. ¡Y menudo timbalero el de la orquesta! Otro chico para firmar ya un contrato.

Fotografías: Manuel Vaca.

Al anónimo de esta mañana

Abro el blog a comentarios y recibo esta mañana a las 8:38 un anónimo desagradable. Venturosamente, la herramienta statcounter me ha permitido identificar la procedencia: Sevilla. Y por el tono del mensaje me queda clarísimo de quién se trata. Así que varias cositas, querido "anónimo".

1. Eres una de las personas más detestables que he conocido en mi vida. Tu manera de vestir y tu lenguaje gestual han dejado siempre claro lo que eres: un estirado clasista que mira a todo el mundo por encima del hombro.

2. Tus gustos musicales son risibles. No se puede ser al mismo tiempo más insensible y más pedante. Eres un cáncer para la música en Sevilla.

3. A mentiroso, manipulador y mafioso pocos te ganan, aunque debo reconocer que tus colegas y amigos de la misma ciudad rivalizan seriamente en eso.

4. Aparte de lo dicho, que te aproveches del anonimato demuestra que eres una rata cobarde. Métete en una alcantarilla, que es el lugar que te corresponde.

domingo, 28 de diciembre de 2025

Blog abierto (temporalmente) a comentarios

Por ser Día de los Inocentes y tal, abro este blog de manera temporal a comentarios. Por descontado, los que sean groseros irán directamente a la basura. A ver qué tal. 

¿Feliz Año?