sábado, 28 de diciembre de 2024

El rey Lear, de Berlioz: discografía comparada

Una de las obras que interpreta Oksana Lyniv mañana domingo en Sevilla y el lunes en Almería es la obertura para El rey Lear de Hector Berlioz. No es una página no muy conocida ni grabada, me temo que con razón. Sin embargo, me lo he pasado muy bien haciendo esta comparativa, porque uno puede detectar aquí y allá elementos de otras obras mucho más célebres, desde la Sinfonía fantástica –un año anterior– hasta el Réquiem. Es Berlioz puro, para lo bueno y para lo no tan bueno. Merece la pena escucharla al menos un par de veces.


1. Colin Davis/Sinfónica de Londres (Philips, 1965). Resulta paradójico que el compositor romántico y desmelenado por excelencia encuentre a su más unánimemente reconocido intérprete en un director marcadamente clásico, apolíneo como Sir Colin. Lo cierto es que las maneras del siempre elegantísimo, cálido y noble maestro británico le sientan de maravilla a Berlioz, probablemente por un factor que suele ser pasado por alto: además de su inventiva como orquestador, el autor de la Sinfonía fantástica poseía una extraordinaria vena melódica a la que solo una batuta que paladee la música sin prisa alguna, respire con ella, posea un hermoso legato, domine el arte de las transiciones y sepa cómo jugar con la agógica puede hacer plena justicia. Alguien con más mala leche podría añadir: y que modere con un exquisito gusto los excesos berliozianos. Pues sí, vamos a reconocer eso también. De todo ello da buena cuenta esta irreprochable interpretación que, nos obstante, será ligeramente superada por él mismo con el paso de los años. (9)


2. Dutoit/Sinfónica de Montreal (Decca, 1995). Siempre buen intérprete de Berlioz merced a su sintonía con el repertorio francés, Dutoit ofrece una recreación muy centrada y con todo en su sitio, pero algo liviana en la larga introducción y más nerviosa de la cuenta en la sección rápida: sus 13’32’’ frente a los 15’50’’ de Sir Colin en Londres hablan claro. Muy buena la toma. (8)


3. Colin Davis/Staatskapelle de Dresde (RCA, 1997). Treinta y dos años después de su grabación en Londres, Sir Colin repite las maneras de aquella interpretación al mismo tiempo carnal, meditativa y ardiente, de perfecto equilibrio expresivo sin que ello vaya en menoscabo de la inmediatez comunicativa, añadiendo un plus de depuración sonora y hasta de belleza formal. Idónea, en este sentido, la prestación de la orqueta sajona. Falta la genialidad, pero habida cuenta de la escena popularidad de esta obertura no parece que vayamos a contar con algo mejor en unos pocos lustros. La toma de sonido es muy superior a la de Philips. (9)


4. Cambreling/Sinfónica de la SWR (SWR Music, 2007?). Sorpresa la que nos da el extremadamente irregular Cambreling con una interpretación fresca, comunicativa, que posee mucho nervio e inmediatez, pero también elegancia y hasta delicadeza bien entendida, todo ello desde una óptica muy atenta al sentido de “lo francés”. La orquesta se muestra en plena forma y está tratada por el maestro con el refinamiento y la claridad justas: nada de brocha gorda para salir del paso, que es lo que veremos en la lectura que comentamos a continuación. Sensacional la labor de los ingenieros de sonido. (9)


5. Janowski/Sinfónica de Pittsburg (Pentatone, 2009). Una toma de altísimo volumen permite recoger con fidelidad la amplia gama dinámica propuesta por el maestro de Varsovia, quizá excesiva en lo que a la acumulación de pes se refiere: en la introducción hay momentos que parecen muy poquita cosa, y de hecho las tensiones pierden continuidad. Por lo demás, hay energía cuando corresponde pero queda en evidencia que ni la orquesta es de primera ni la batuta planifica con el refinamiento apropiado. (7)


6. Andrew Davis/Filarmónica de Bergen (Chandos, 2012). Más artesano que artista, y bien apoyado por unos excelentes ingenieros de sonido, Sir Andrew ofrece una interpretación de buena planta, no desatenta al detalle y dicha con ciertas ganas, pero también algo falta de unidad en el trazo y un tanto escandalosa, amén de alicorta en poesía. Buena pero prescindible. (7)


7. Slatkin/Orquesta Nacional de Lyon (Naxos, 2014). Tan ardiente como Dutoit pero mucho menos elegante y sensual como Colin Davis, el maestro norteamericano firma una muy notable recreación a la que, abiertamente, le falta una buena dosis de claridad y depuración sonora –la orquesta no es ninguna maravilla– para competir en el mercado. Toma sonora buena, sin más. (7) 

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