Antes que nada, disculparme ante ustedes por tener el blog desatendido. Ya dije que me encuentro muy cansado. Sigo así, por lo que solo escribiré de vez en cuando. Dicho esto, quiero presentarles un disco "raro" que me ha gustado una barbaridad.
Supongo que ustedes saben que el Iván el Terrible de Prokofiev que registró en 1977 para EMI al frente de esos portentos que eran la Philharmonia Orchestra y el Ambrosian Chorus sigue siendo una de las grandes joyas del legado fonográfico de Riccardo Muti. Lo intenté explicar aquí mismo hace ya doce años. Pues bien, en mi reciente visita a la capital de Austria acudí a la tienda oficial de la Filarmónica de Viena y compré un doble CD editado por la propia orquesta que recoge la interpretación que el maestro napolitano ofreció de la partitura, una vez más en la versión de cantata elaborada por Alexander Stasevich, en el Festival de Salzburgo de 2010. Y me ha gustado más aún.
¿Diferencias? Por lo pronto, la versión de EMI le duraba 73’56’’. Esta incluye 43’40’’ en el primer disco y 37’25’’ en el segundo, lo que hacen 81’05’’; a ello que hay que quitar 1 minuto de aplausos. Total, 80’05’’. Va más lento, sin la menor duda, pero creo que no muchísimo más. Es posible que parte de la diferencia se debe a que las secciones habladas se llevan un poquito más de más tiempo.
Expresivamente, Riccardo Muti sigue fiel a su concepto áspero, impetuoso, vitalista y de enorme fuerza dramática, pero este se ha enriquecido: si bien es cierto que pierde un poco de electricidad, se aprecia mayor atención a la atmósfera, a la sensualidad y, sobre todo, a la riqueza de timbres y texturas, circunstancia a lo que no es precisamente ajena una Wiener Philharmoniker que se enfrentaba por primera vez a la página. Un lujazo Olga Borodina, estupendo Ildar Abdrazakov y muy bien el Coro de la Ópera de Viena.
El rol de la narración, mucho ojo, se desdobla esta vez en un narrador propiamente dicho, Jan Josef Liefers, y un Iván que encarna –en ruso– nada menos que Gérard Depardieu. Lo hace con escalofriante acierto, sorteando el problema que siempre se ha reprochado a la realización de Stasevich, esto es, ensalzar en exceso al zar y no hurgar en los tenebrosos pliegues de la segunda parte del drama cinematográfico de Eisenstein, La conjura de los boyardos. Lógico que en su momento fuera así, porque ya se sabe cómo le sentó esta cinta al señor Stalin. Ahora llega el momento de corregir las cosas: el zar que hace Depardieu mete mucho, muchísimo miedo.
He escuchado esta interpretación dos veces. Entre medias, he querido volver a la otra gran alternativa, la de Rostropovich con la Sinfónica de Londres (Sony, 1991). En ella, usando la versión de Michael Lankester, que incluye más música que lo habitual y largas narraciones, el de Baku construye una versión muy personal que, paladeando la música con minuciosidad, revela los aspectos más líricos de la partitura, como también todo lo que tiene de atmosférico. Me ha seguido pareciendo una grandísima e imprescindible interpretación, pero creo que en 2010 Muti, sin renunciar a ser él mismo, se adentra en parecidos territorios a los de Rostropovich, y que por ende consigue la lectura más rica en lo conceptual de las tres, amén de en la más hermosamente sonada. No es poco.
Algunas cosas más. La de 1977 sonaba estupendamente para su época, pero esta de 2010, aun sin ser óptima, lo hace mejor. La presentación del producto es formidable. El precio, muy elevado: 25 euros (aquí lo encontrarán). No me pude resistir ni a esta ni a otras compras musicales. Con razón volví arruinado Viena, oigan. Si usted también ama de manera especial esta música, le toca rascarse el bolsillo. En caso contrario, basta con la de 1977.
1 comentario:
Genial noticia y adquisición felicitaciones! Para mí hasta hoy, la primera interpretación de Muti con la Philharmonia sigue siendo la mejor de todas las grabadas. Ni bien pueda sumaré esta nueva joya!!
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