viernes, 26 de enero de 2018

Yo me lo guiso, yo me lo como: más sobre el Villamarta

Mañana viernes y el domingo 28 el Teatro Villamarta lleva a la escena la ópera Fausto. Veo en Diario de Jerez una galería fotográfica (aquí) de un sarao en torno al espectáculo que se ha realizado en la propia redacción. En dos de las imágenes aparece Paco López. ¿Qué hace este señor ahí, si hace tiempo que dejó de ser, al menos oficialmente, tanto director del teatro jerezano como presidente de su ahora extinta fundación? ¿Una simple invitación de cortesía?

Tonto estoy por no haberme dado cuenta antes. La producción que se verá del título de Gounod viene de los Amigos Canarios de la Ópera, o sea, de Las Palmas. Y precisamente esta asociación presenta el próximo mes de mayo (ver temporada) la Carmen de Bizet en producción del Teatro Villamarta. Típico intercambio. La gracia es que la referida producción, que por cierto encuentro digna (ver mi reseña), la dirige precisamente López. Es decir, el señor que se la encargó a sí mismo cuando llevaba las riendas de nuestro teatro. Supongo que las dos instituciones no se cobrarán nada por el intercambio. Pero los directores de escena, como es natural, sí que cobran cuando sus respectivas producciones salen de gira. Y las del Villamarta han salido muchas veces.



¿Ilegal o ilegítimo? Nada. ¿Reprobable? A mi entender, mucho. Porque el señor López no dejó de encargarse una y otra producción escénica, acaparando la gran mayoría de las que el Villamarta realizaba "desde dentro", es decir, de las que se presentaban como propias. Entre estas y las que él ya había realizado fuera y se trajo a su nuevo teatro, el regista cordobés ha dirigido aquí nada menos que Los amantes de Teruel, Maruxa, Don Pasquale, La Traviata, La canción del olvido, Romeo y Julieta, Orfeo y Eurídice, El elixir de amor, Rigoletto, Don Giovanni, Suor Angelica, Carmen, Doña Francisquita, La Flauta mágica, El trovador, Aida y Norma, además diversos espectáculos de danza española y crossover. Su sucesora Isamay Benavente sigue contando con él para todo: ella le encargó el Bellini y le repone, la próxima temporada, la susodicha Carmen con el demencial debut de la Arteta en el papel de la cigarrera.

Francisco López, a quien se le llenaba siempre la boca hablando de su reivindicación de los cantantes españoles y de la necesidad de que el dinero público atienda a la cantera vocal patria, podía haber encargado buena parte de esas producciones a jóvenes y no tan jóvenes directores de escena españoles en busca de oportunidad –entiendo que los consagrados tienen un caché excesivo–, ofreciendo al mismo tiempo la necesaria pluralidad de enfoques estéticos que parece propia de un teatro público. En su lugar se realizó los encargos a sí mismo con la excusa de que nos salía más barato "al no cobrarle al Villamarta" por ese concepto, pero con otras consecuencias que ustedes pueden imaginar. Entre ellas, hacernos contemplar una y otra vez sus rancios conceptos estéticos en lugar de abrir perspectivas diferentes a un público sin apenas tradición operística.

En fin, todo esto lo he dicho ya muchas veces en este blog. Lo seguiré repitiendo mientras la situación se perpetúe con semejante descaro. La gracia es que, siendo esto lo mismo que empezó a hacer Davide Livermore en Valencia, lo que suscitó no pocas y justificadas reprobaciones, en Andalucía nadie le ha tosido nunca a López ni a Benavente. Ni siquiera los críticos que van de cañeros con con artistas que hacen cosas parecidas, aunque lo hagan en bastante menor grado. ¿Por qué será?

Decididamente, el Villamarta necesita un cambio de aires. Pero me dicen que Isamay se ha ganado completamente a la alcaldesa, así que tenemos Paco López y "yo me lo guiso, yo me lo como" para rato.

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