domingo, 11 de noviembre de 2012

Bruckner por Jurowski: va a ser que no

Esto de intercambiar grabaciones por la red viene la mar de bien a la hora de programar la agenda de conciertos. El viernes 14 de diciembre espero ver el genial Macbeth verdiano en el Teatro Real de Madrid, que a tenor de la filmación correspondiente (enlace) promete muchísimo, pese a una escena muy discutible y a un protagonista solvente sin más, por la Lady de la Urmana y la batuta de Currentzis. Para el día siguiente pensé en un principio ir a Valencia a ver La Bohème, pero el como el traslado es una complicación y no me fio ni del elenco ni de la producción escénica (ni siquiera del cada día más despistado Chailly), he decidido quedarme en Madrid y ver alguna otra cosa. La pregunta es si merece la pena pagar un dinero importante (entre 66 y 179 euros) para escuchar a la Filarmónica de Londres el sábado por la noche: ya he dicho en alguna ocasión (enlace) que Vladimir Jurowski me parece un gran director, pero no sé hasta qué punto puede sintonizar con la Primera Sinfonía de Bruckner que ocupa la segunda parte del programa. Pues bien, el grupo de correo Concertarchive me ofrece una respuesta gracias a una grabación radiofónica realizada en el Royal Festival Hall londinense el 30 de noviembre de 2011. Y va a ser que no.

Vladimir Jurowski

La verdad, hacía tiempo que no me aburría tanto escuchando una sinfonía de Bruckner. De acuerdo con que la Primera dista de ser de lo mejor del autor, pero directores como Karajan, Barenboim y Solti han sacado petróleo de la partitura. Con el ruso la cosa no funciona, y no por falta de talento, porque la lectura está planificada con mucha corrección, buen pulso, adecuado equilibrio polifónico y una loable ausencia de amaneramientos sonoros, sino por una absoluta falta de idioma bruckneriano: ni sonido denso y oscuro, ni fraseo al mismo tiempo místico y sensual, ni sentido del misterio, ni aliento humanístico ni carácter visionario en los clímax, dichos estos últimos con brillantez pero de la misma forma con que se hubiera interpretado la fanfarria de Star Wars. Además se matiza poco, muy poco, resultando el fraseo más bien lineal y rutinario. No sé como saldrán la Obertura trágica brahmsiana y el Concierto nº 17 de Mozart (con Angelich), pero así las cosas prefiero gastarme el dinero en otra cosa. Por ejemplo, en ver esa misma velada El juramento de Gaztambide en el teatro de la Zarzuela: no conozco la obra, pero en directo y con un conjunto de artistas de cierto nivel parece una buena oportunidad para acercarse a ella.

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