El pasado jueves 15 de noviembre celebró Daniel Barenboim su setenta cumpleaños con un concierto en la Philharmonie berlinesa -su casa, la Staatsoper, se encuentra en obras- acompañado de su querida Staatskapelle de Berlín y de quien repetidamente ha confesado que considera su mejor amigo, Zubin Mehta. Tercero de Beethoven y Primero de Tchaikovsky en los atriles, más una breve pieza de Elliott Carter para piano y orquesta. Pensaba yo que el concierto iba a ser espléndido pero no especialmente relevante, toda vez que el de Buenos Aires ya tiene grabadas auténticas versiones de referencia de las dos partituras más famosas. Pues bien, cuando he visto la filmación emitida por el canal Arte me he llevado un par de sorpresas. La segunda de ellas, toda una conmoción.
Esperaba yo un Tercero de Beethoven rotundo, pesadote y un tanto cuadriculado por parte de Mehta para acompañar a un Barenboim que en principio iba a profundizar en la línea en que últimamente lo hace en este repertorio, es decir, en la vertiente más cantable, tierna y espiritual de los pentagramas. Pues no ha sido así, porque tanto el solista como -sobre todo- la batuta, aun sin renunciar en modo alguno a la concentración, al sentido humanístico ni a la hondura, han optado por ofrecer una lectura marcada por la extroversión, la luminosidad y la alegría de vivir. ¿Una recreación “de fiesta cumpleaños”, optimista y vital ante todo? Pues algo así.
Del sonido puramente beethoveniano de nuestro artista, de sus asombrosos trinos y de su capacidad para ofrecer momentos de infarto (¡increíble la cadenza del primer movimiento!) no hace falta decir nada. Tampoco hace falta añadir que, como era de esperar en el de Buenos Aires, se han ofrecido con respecto a sus anteriores recreaciones nuevas maneras de abordar las frases, nuevas acentuaciones, unas veces más convincentes y otras menos, en ocasiones limitadas por sus menguantes facultades digitales, pero en cualquier caso testimonio del espíritu inquieto y creativo del homenajeado. Dicho de otra manera: la interpretación del propio Barenboim tocando y dirigiendo en el festival del Ruhr en 2007 (vídeo en Euroarts, audio recién aparecido en Decca) sigue siendo sublime e inalcanzable, pero la presente, lejos de ser una fotocopia, resulta complementaria.
La obra de Elliott Carter, de muy corta duración y escrita para una formación reducida, supuso un doble homenaje transformado en triste paradoja: a Barenboim porque a él está dedicada en su cumpleaños, al compositor por su reciente fallecimiento ¡a los ciento cuatro años de edad! Seguramente no es Dialogues II la obra más relevante del neoyorquino, pero su atractivo es innegable (salvo para los imbéciles que aún piensa que la música contemporánea está hecha a base de ruidos) y además parece apuntar hacia unas maneras muy esenciales, muy “de síntesis” en el tratamiento tanto tímbrico como polifónico. De hecho, aquí la superposición de líneas habitual en Carter la encontramos ante todo en el piano, cuya parte no es precisamente sencilla. Barenboim -hace pocos días la interpretó en La Scala bajo la dirección de Dudamel- la aborda con enorme convicción y obteniendo unos colores interesantísimos. Mehta, por su parte, volvió a demostrar que esta clase de músicas técnicamente complejas son lo suyo.
El maestro indio -nada rutinario en esta velada, sino muy comprometido- dirigió de manera sobresaliente el Tchaikovsky en la segunda parte: con grandeza, amplio aliento épico, sonoridad adecuadamente rústica, brillantez, buen sentido del humor y algún pasaje muy escarpado. Una dirección, desde luego, más parecida a la que Barenboim le hizo a Lang Lang con la Sinfónica de Chicago (DG, 2003) que a la que Celibidache le ofreció al argentino en la justamente mítica filmación de 1991 que todos creíamos inalcanzable… hasta ahora.
Esta ha sido la otra sorpresa. Todos sabíamos que el maestro está ahora peor de dedos. La agilidad ni es ni mucho menos la de un Kissin o la del citado Lang Lang, enormes recreadores de la partitura. Por momentos las pasa canutas e incluso hay en esta interpretación (coda del primer movimiento) algún fiasco considerable. Pero ni los más devotos de Barenboim podíamos imaginar que la inspiración de aquel encuentro con Celi se fuera a multiplicar de este modo veintiún años después. ¡Qué manera de descubrir mil y un detalles nuevos en la obra! ¡Qué modo de frasear en arrebato continuo pero manteniendo la concentración para paladear con la más honda emoción y total ausencia de preciosismo vacuo cada una de las melodías de la partitura! ¡Qué sonido más poderoso y al mismo tiempo maleable! ¡Qué capacidad para aunar grandeza, ternura, delicadeza, arrebato, hondísimo dolor, ganas de vivir y espíritu festivo! Mientras escribo estas líneas he vuelto a escuchar la interpretación junto al rumano. Me reafirmo en lo dicho: esta con Mehta es, a pesar de sus relativas imperfecciones técnicas, la más genial recreación de la parte pianística de la obra que he escuchado, y desde luego la mejor reivindicación de sus enormes valores musicales. Todavía sigo con ganas de llorar, se lo juro.
La orquesta berlinesa estuvo muy bien, pese a unas trompetas algo destempladas y a un solo de violonchelo un punto más dulce de la cuenta -para mi gusto- en el segundo movimiento del Tchaikovsky. Quien en el mismo estuvo espléndida fue la flautista con su decisivo solo, como bien puso de manifiesto el rostro del propio Barenboim. Al final hubo dos propinas, de Chopin concretamente, escamoteadas de la transmisión televisiva. Esperemos que se recuperen para la edición en DVD que probablemente prepara el sello Accentus, el cual rubrica los títulos de crédito. Confiemos también en que se solucionen los graves problemas de la toma de sonido que crean confusión en los planos de la orquesta. Mientras tanto, disfrutemos de los vídeos que un alma de buena voluntad (y pasión villazonista, podríamos añadir) ha colocado en YouTube. Yo ya había conseguido la filmación por otra vía, pero en nombre de quienes se pasan por aquí y no aún la tienen, ¡gracias, Teresa!
PD. Los vídeos yan desaparecido de la red, pero la filmación está editada por DG en DVD.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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1 comentario:
De nada, Internet tiene estas cosas, a mi alguien me ha pasado generosamente la grabación y yo la comparto con quien quiera.
Me gusta mucho tu detallado análisis, Fernando, te tengo que confesar que con el trabajo de edición de los videos (es un problema a veces donde cortar)no he prestado la suficiente atención a su audición en buenas condiciones y, después de tus comentarios, lo haré con mucha más información y atención. Saludos a todos!
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