Teniendo detrás a su señor padre, muy cerca -nuestro artista era dieciocho años mayor- a Haydn y delante a Mozart, se comprende que Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788) no haya tenido mucha suerte a la hora de encontrar su lugar en la historia de la música, toda vez que su creación no alcanza la inigualable excelsitud de estos tres genios. Sin embargo su obra no es solo francamente buena, a veces más que eso, sino que sin ella resulta imposible comprender cómo se evoluciona en Centroeuropa desde el primero de los compositores citados a los dos últimos, es decir, desde el pleno Barroco hasta el Clasicismo vienés pasando por los dos movimientos en los que el quinto hijo de Johann Sebastian va a destacar, el llamado “estilo galante” y el “Sturm und Drang”.
De todo ello da buena cuenta la edición de doce discos que con excelente toma sonora -no tanto en las obras vocales- grabó en los años ochenta el sello Capriccio y que ahora recupera en serie media, agrupados en ocho volúmenes, Phoenix Edition. El más interesante quizá sea el que contiene las sinfonías, tanto las escritas para orquesta “completa” como las que son para cuerdas, pues en ellas encontramos bien fundidas la galantería digamos “rococó” de la época con los claroscuros y hasta el patetismo “Sturm und Drang” que el artista sabe exponer haciendo uso de un atrevimiento, una imaginación y un sentido teatral impagables. Eso sí, hay que advertir que las interpretaciones que ofrece la Orquesta de Cámara Carl Philipp Emanuel Bach, de instrumentos “tradicionales”, acentúan el primero de los ingredientes frente al segundo, a lo que no son ajenas ni la dirección elegantísima, ágil, poética y transparente de Hartmut Haenchen (maestro al que tenemos en el Teatro Real dirigiendo la Lady Macbeth de Shostakovich, dicho sea de paso) como el clave ornamentadísimo y extremadamente coqueto de Michael-Christfreed Winkler al continuo. Por eso mismo, siendo espléndidas estas interpretaciones, me permito sugerir la audición complementaria del registro de las Seis sinfonías para cuerdas realizado por Trevor Pinnock en 1979, sin la sensualidad ni el vuelo lírico de las que comentamos pero mucho más teatrales.
Los cinco conciertos para flauta reciben una muy buena lectura por parte de Eckart Haupt, quien posee una línea serena, flexible y muy musical, respirando con naturalidad y mostrando una agilidad nada entregada al mero virtuosismo. Tanto él como Haenchen aciertan además al atender al vuelo poético de esta música -incluso al dramatismo del impresionante largo del Wq 168/H- sin dejar de ofrecer la elegancia y delicadeza debidas.
El director alemán vuelve a convencer en los dos bellos conciertos para órgano -asombroso el Adagio sostenuto del Wq 35 H 446- con una dirección tradicional, fluida, elegante, luminosa y con chispa, nada nerviosa ni trivial. Junto a él, y sentado frente a un espléndido instrumento, tenemos a un Roland Münch de gran agilidad y notable imaginación a la hora de manejar los registros.
Los dos conciertos para oboe son bien diferentes entre sí, muy amable el Wq 164 y de una acongojante melancolía el Wq 165. De ellos se encargan el Neues Bachisches Collegium Musicum Leipzig -también de instrumentos “modernos”- y el director Max Pommer, quien aborda la música del autor con menos agilidad, incisividad y frescura que su colega Haenchem, pero con mayor concentración, apreciable hondura y buen olfato para mirar al futuro. Burkhard Glaetzner tiene alguna limitación técnica pero hace respirar la música con naturalidad y gran lirismo, si bien donde se luce por completo -admirable la cadenza de su primer movimiento- es en el concierto de Johann Christian Bach que completa la duración del disco.
Pasamos a la música de cámara con una selección de la importantísima obra para teclado del autor a cargo de Linda Nicholson, quien haciendo uso de un clave original de 1767 de atractivo sonido arcaizante, apuesta de modo decidido por los aspectos más concentrados, introspectivos y hasta dramáticos de la obra bachiana. Una opción digna del mayor elogio, si bien su estilo se nos antoja en exceso “tradicional”, sin toda la flexibilidad y fantasía apetecibles; por eso mismo vuelvo a recomendar una comparación, en este caso con el disco que registró en 1987, con obras distintas a las aquí presentadas, el gran Andreas Staier usando no solo el clave, sino también un fortepiano para las páginas más tardías.
En las sonatas para flauta nos volvemos a encontrar con Eckart Haupt, quien nos ofrece una acertada selección que nos permite comparar los múltiples rostros expresivos de la creación bachiana. Las interpretaciones, de amplio aliento melódico aunque quizá un punto sosas, se ven acompañadas por el notable clavecinista Armin Thalheim, un punto más coqueto de la cuenta y algo anticuado.
Los cuatro últimos discos nos ofrecen una selección de cantatas y obras corales, sobresaliendo -por su extensión, pues su música no es necesariamente mejor que la de las otras páginas- el oratorio La Resurrección y la Ascensión de Jesús. No nos encontramos ante las obras más personales de su autor, si bien hay momentos llenos de belleza y podemos trazar conexiones con la labor de su padre -eso por descontado-, con el tentador universo operístico del momento y con lo que vendrá después de la mano de Haydn, siendo asimismo muy interesante constatar, particularmente en los textos, la evolución hacia una nueva espiritualidad de corte digamos “ilustrada”. Las interpretaciones, estas sí, se realizan con instrumentos originales, aunque por desgracia Das Kleine Konzert es una agrupación desigual -francamente mediocre el fagot- que no siempre está a la altura de las circunstancias. Bastante mejor están los Rheinische Kantorei, todos ellos dirigidos con sensatez, estilo y buen gusto por un Hermann Max que, salvando algún pasaje algo pimpante y cierta falta de claridad achacable en parte a la toma sonora, convencerá sin problemas a los detractores del historicismo. El equipo de solistas resulta desequilibrado. Lo mejor, un espléndido Christoph Prégardien en el citado oratorio. No lo hace mal el bajo Gotthold Schwarz, que cuenta con arias muy hermosas. Lo más flojo, las sopranos Barbara Schlick y Martina Lins, esta última muy aniñada. Aun así, nos encontramos ante discos recomendables que lo serían aun más si se hubieran incluido, además de los originales en alemán, traducciones de los textos cantados.
________________________________
Artículo publicado en el número de noviembre de 2011 de la revista Ritmo.
C.P.E. BACH: Sinfonías.
Orquesta de Cámara Carl Philipp Emanuel Bach. Dir: Hartmut Haenchen.
Phoenix Edition, 443
2 CDs. 103’28’’
DDD
Ferysa
****
C.P.E. BACH: Los cinco conciertos para flauta.
Eckart Haupt, flauta. Orquesta de Cámara Carl Philipp Emanuel Bach. Dir: Hartmut Haenchen.
Phoenix Edition, 446
2 CDs. 114’58’’
DDD
Ferysa
****
C.P.E. BACH: Los dos conciertos para oboe. J.C. BACH: Concierto para oboe.
Burkhard Glaetzner, oboe. Neues Bachisches Collegium Musicum Leipzig. Dir: Max Pommer.
Phoenix Edition, 449
2 CDs. 69’36’’
DDD
Ferysa
****
C.P.E. BACH: Los dos conciertos para órgano. Preludio en Re mayor. Fantasía y fuga en Do menor. Roland Münch, órgano. Orquesta de Cámara Carl Philipp Emanuel Bach. Dir: Hartmut Haenchen.
Phoenix Edition, 450
52’31’’
DDD
Ferysa
****
C.P.E. BACH: Tres sonatas para teclado. Piezas pequeñas y fáciles para teclado.
Linda Nicholson, clave.
Phoenix Edition, 451
63’06’’
DDD
Ferysa
***
C.P.E. BACH: Selección de sonatas para flauta.
Eckart Haupt, flauta. Siegfried Pank, viola da gamba. Armin Thalheim, clave.
Phoenix Edition, 452
48’37’’
DDD
Ferysa
***
C.P.E. BACH: Obras vocales. Klopstocks Morgengesang am Schöpfungsfeste. Auf, schicke dich rechet feierlich. Anbetung dem Erbarmer. Heilig. Gnädig und barmherzig ist der Herr. Wer ist so würdig als du. Der Herr lebet.
Solistas. Rheinische Kantorei. Das Kleine Konzert. Dir: Hermann Max.
Phoenix Edition, 453
2 CDs. 125’33’’
DDD
Ferysa
***
C.P.E. BACH: La Resurrección y la Ascensión de Jesús. Cantata “Gott hat den Herrn auferwecket”.
Solistas. Rheinische Kantorei. Das Kleine Konzert. Dir: Hermann Max.
Phoenix Edition, 456
2 CDs. 99’06’’
DDD
Ferysa
***
2 comentarios:
Estimado don Fernando:
Como es sabido, este año se celebra el tercer centenario del nacimiento de C.P.E. Bach -el pasado día 8- y las discográficas, como siempre, aprovechan para sacar al mercado todo tipo de colecciones.
Vaya por delante que mis preferencias aquí, van más por la teatralidad -¡¡controlada, eso sí!!- que por la sensualidad. Por ello, en materia sinfónica mi versión preferida es la de Andrew Manze con el English Concert. En cambio, las versiones de Leonhardt -que, como supongo sabrá, Warner ha incluido en una caja de 13 CDs- no me terminan de convencer: me parecen distantes, demasiado calculadas, no apreciándose el rubato que corresponde. Todo lo contrario que la versión de Manze, llena de matices y frescura sin que ello suponga -a mí me lo parece- pérdida de control o velocidad.
En cualquier caso, me gustaría saber su opinión sobre lo referido y, particularmente, sobre la oleada de versiones que nos espera este año de obras del magnífico compositor de Weimar. ¿Queda lo mejor por salir o con lo ya publicado basta? Por ejemplo la referida caja de Warner: globalmente, ¿la recomendaría? Un amigo la tiene y he escuchado casi todo: salvando las sinfonías como he comentado, lo demás -que no es poco- me parece que tiene muy alto nivel (no vamos a descubrir ahora la calidad inmensa de los artistas que hay ahí).
Un cordial saludo,
Alberto.
Alberto, muchas gracias por confiar en mi criterio. Por desgracia mi desconocimiento de la discografía del admirable CPE es grande. Cuando tuve que escribir este texto para Ritmo me vi obligado hacerlo -como siempre en las revistas- aprisa y corriendo y sin realizar las pertinentes comparaciones. Sobre la caja Warner no puedo opinar, aunque la pinta es buena. Por cierto, aún no se encuentra en Amazon España.
Intentaré escuchar a Manze, que me parece muy buen músico. ¡Gracias por la recomendación!
Ah, perdón por haber tardado tanto en contestar.
Publicar un comentario